Capítulo 90

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Yuqi 

El viejo canoso que las esperó delante de los sillones no fue la gran cosa, no hasta que evadió su ataque y fue hacia Minnie con un salvajismo que no había visto nunca antes. ¿Quién demonios era aquel viejo y porque se defendía de aquel modo experto? Con razón los generales que se encontraron con ellos perdieron la pelea.

Yuqi se distrajo al buscar a Soyeon del otro lado de la habitación y recibió un codazo en un lado de la cabeza que la desestabilizó, Minnie se hizo cargo de evitar que la golpearan por la espalda y entonces Barragán gritó deteniendo todo. ¡Pero si apenas empezaban!

Los soldados y coroneles se rehusaban a irse, ella no quería que se fueran. Intentar echarlos era algo que Yuqi no podía hacer y para salvarla del mal rato, Soyeon intervino tan autoritaria como siempre. En ese momento Yuqi tuvo la oportunidad de revisar bien la habitación, lo primero que notó fue el cuerpo de uno de los criminales al final de la mesa con una flecha en el pecho. Jodidas estrellas, Soyeon lo había asesinado. Era una reina inteligente, hermosa, sexy y tan valiente que su corazón dio un vuelco raro.

Mason jaló la puerta viendo a Minnie que se negaba a salir, Yuqi se alegró de contar con su sargento para una pelea peligrosa, porque eso sería lo que le darían a aquel maldito hombre. Jules Barragán era un despiadado ser que robó el arma de su padre y les aseguraba que ahora funcionaba sin fallos, después de aquel día se prometió ir a tirar aquella arma al acantilado de rocas afiladas, por dónde escalaron aquellos malditos invasores. El único túnel que pudieron usar era aquel de acceso improbable, las personas desesperadas hacen que lo imposible se vea sencillo. Tenía que reconocerles que eran criminales con agallas.

La reina de Muhan las vio con el rostro manchado de sangre, los nudillos de la mano derecha de Barragán se veían enrojecidos y Yuqi quiso matarlo ahí mismo. Pero no podían correr el riesgo de que el arma verdaderamente funcionara, no cuando estaba directamente apuntada a la cabeza de Soojin. Las hermanas de Muhan se llevarían el peor recuerdo del reino, Yuqi sintió cierta culpa porque aquello pudo evitarse si tan solo hubiese escuchado las advertencias desde las cuevas. Jodidos juicios, jodidos prejuicios, jodidos criminales.

Mientras Soyeon conseguía tiempo y Minnie les recordaba del cadáver en la habitación, Yuqi siguió explorando el salón con la mirada, buscando el modo de mover las piezas, cambiar el juego y darle ventaja a su reino. En el castillo ya había sufrido suficientes altercados, durante el juicio la realeza se defendió bellamente hasta ganar, pero la invasión era su problema a resolver. Lo tenía tan claro que cuando su mirada se cruzaba con Barragán se daba cuenta que el antiguo general hacía lo mismo que ella, buscaba el modo de derrotarlas. Se lo tomó personal, Yuqi era mejor soldado. Ella lo acabaría.

El recuerdo de Presley desangrándose en la mesa del comedor le revolvió el estómago, no existía en el mundo un castigo que hiciera justicia para el general que ella a veces no soportaba, podía ser molesto, pero jamás negaría que era excepcional.

Su boca se puso seca entendiendo la gravedad del asunto, su corazón dolió y la teniente retrocedió para servirse un poco de licor, entre más fuerte mejor. La gente la juzgaba por aquella inclinación a las botellas y ella nunca explicaba que aquel era su modo de aclarar su mente, de enterrar sus emociones y de elegir un rumbo. Nunca quiso explicarse, no era problema de nadie más que suyo.

La teniente Yuqi rara vez era una espectadora silenciosa, ella no era callada ni tímida, pero en aquel momento en que Minnie se burlaba de las cartas quemadas algo en su mente se calentó. Se sentía como un tronco de los que ardían en la chimenea detrás de la reina Soojin. ¿Barragán quiso desposar a Soyeon? ¿Pero qué demonios? ¡Como se atrevía! Esa porquería... se metió al castillo por espacios reducidos y sucios como una rata y meses atrás le mintió en su propia cara. Ella lo había visto a los ojos en aquella terraza blanca con el océano de fondo, Barragán había hecho preguntas sobre las intenciones de la reina y le dijo que él no se había enterado de la misión diplomática cuando visitó Hwangpye, en esos segundos Yuqi revivió aquella tarde en su mente recordando la conversación exacta. La sonrisa supuestamente amable, las risas mientras compartían una copa, la teniente creyó que eran amigos. Pero claramente no lo eran, nunca lo fueron y ella debió darse cuenta de eso antes ya que contaba con todos los datos. Minnie también se veía enojada consigo misma, ellas tuvieron una pieza valiosísima de información y no hicieron nada, porque no existieron razones para dudar del general Barragán en aquel entonces.

Six Lions 👑 G-IdleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora