Capítulo 17

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Yuqi

Era entretenido hacer cosas que confundieran a las personas, si no estuviera apurada corriendo hacia el pequeño y feo pirata, se había echado a reír por la cara de desconcierto absoluto que pusieron los tres matones que enviaron por ella. Pero así era el trabajo en la guardia, no le daba tiempo suficiente para entretenerse, era injusto.

―Ven aquí, pirata de juguete, ¡Te romperé los dientes que te quedan pequeña criatura! ―gritó ella mientras corría evadiendo piratas mugrientos, las tablas del piso del barco rechinaban con sus pasos y al instante ella estuvo saltándole encima al pirata de apellido ridículo. La banda de Curius era una agrupación ilegal que detenía buques con cargamentos y les robaban, no llegaban a ser verdaderos piratas tan solo por el tonto nombre que usaban para hacer sus negocios ilegales. Todo era culpa de Max, de su fea cara y su larga barba asquerosa.

Su puño derecho se encontró con la mandíbula del pirata que había esperado que ella se enfrentara a sus ayudantes, pero ese no era su estilo. Yuqi estaba de malas aquella mañana, ese hombre pequeño mal oliente había aparecido para ayudarle con sus problemas de ira, causados por dormir incómoda. Ella lo golpeó hasta que la sangre brotaba de la boca del pirata, uno de sus súbditos criminales intentó quitarla de encima, ella tiró un codazo hacia atrás impactando el ojo del tipo. Aquella distracción había servido para que los marineros amordazados empezaran a soltarse, a pesar de la paliza que recibieron ellos estuvieron de pie casi al instante y ella no se detendría en su ataque.

A sus espaldas Minnie se quejaba con dolor, los marineros corrieron a ayudarla y Yuqi se tuvo que girar un poco para ver qué ocurría. La enorme mujer estaba sobre su soldado, la rodilla de la gigante aplastaba el pecho de Minnie mientras esta se reusaba a quitarse de la escotilla de carga. En ese instante Yuqi se dio cuenta que sus demás soldados habían desatado un pequeño infierno en las bodegas, los seis piratas gritaban por ayuda, pero Minnie no le permitía a nadie bajar a rescatarlos.

―Bien Max, esto fue divertido, pero debe acabar. No eres tú, soy yo ―Yuqi hizo que el pequeño hombre se pusiera de pie escupiendo grandes cantidades de sangre sobre los tablones―. ¡Déjala ir o tu pequeño adorno en forma de pirata se rompe!

Para hacer énfasis en su amenaza, Yuqi hundió su daga en el cuello de Max y como lo esperaba, este gritó. La gigante se dio cuenta de lo que pasaba, la comandante había evadido a los piratas mal nutridos para ir directamente a golpear al cabecilla, que, aunque era algo viejo, era el jefe de aquel grupo de criminales y eso era suficiente para ella, los jefes debían sufrir más que sus empleados.

―No voy a repetirlo enorme Dolly, ponte de pie ahora o le rebano el cuello a este muñeco de trapo al que sigues ―Yuqi sacó más sangre de la herida en el cuello de Max, este lloriqueó ordenándole a su chica que se retirara.

―Mi nombre es Renata ―dijo la mujer dejando ir a Minnie. La soldado seguía aferrada a la escotilla, pero al menos empezaba a recuperar su color normal.

―Lindo nombre gran Dolly, ahora salta por la borda ―Yuqi pateó la pantorrilla del pirata, Max cayó de rodillas con las manos levantadas. En ese momento los demás delincuentes estaban inmóviles, los marineros recolectaban armas de todas formas y el capitán del barco recuperaba los objetos que le habían sido robados antes de que las dos mujeres subieran a la cubierta. Renata caminó a estribor, vio a su jefe con preocupación y se tiró por la borda. El mar calmado la esperó, lo mismo hizo con los demás piratas que saltaron uno tras otro, sin esperar mandatos de nadie.

―Déjame ir a mí también ―pidió Max, la rudeza de su apariencia previa ya no estaba por ninguna parte. La risa de Yuqi sonó por el barco mientras negaba con la cabeza, sin perder más el tiempo usó el mango de Tytus para noquear al señor Curius. El cuerpo adormecido del pequeño hombre cayó en el suelo con un ruido sordo.

Sus guardas gritaron que los demás habían sido aprendidos y Minnie los dejó salir a todos en ese momento. Como habían dicho, sus hombres empujaron a seis piratas con rostros ensangrentados, la cubierta del barco que de nuevo estaba en movimiento. Yuqi corrió a una las bordas y sonrió viendo a los piratas nadar de regreso a sus embarcaciones. Dejar ir algunos piratas era la parte que menos le gustaba, pero no podría detenerlos a todos. Aún faltaban dos días para regresar a las costas de Hwangpye donde mandaría a aquellos piratas heridos directo a los calabozos.

― ¡Hey Dolly más vale que te ocultes! ¡pondré soldados en cada buque que cruce estas aguas en busca de tu fea cara!

― ¡Eres una perra!

― ¡VE A DUCHARTE DOLLY! ―Yuqi le dio un gesto con sus dedos mientras el barco se alejaba, la gran Dolly intentaba subir a un bote de rescate, pero no lo lograba.

― ¡Mi nombre es Renata!

― ¡NO ME IMPORTA DOLLY! ―gritó ella haciendo todos los gestos que recordaba.

Los gritos de despedida siguieron por un minuto más, cuando ya no conseguía escucharla Yuqi se echó a reír y buscó su petaca por los tablones del barco. Ah, como extrañaría a la gran Dolly, había sido un lindo encuentro.

Muy sonriente ella fue donde sus hombres estaban amarrando a los piratas detenidos. Las cuerdas que usaban eran gruesas, dejarían marcas dolorosas que le hacían sentir mejor sobre todo lo sucedido. Ellos la vieron como si ella fuese una escoria, intentaban agredir sus sentimientos, pero no lo lograrían, se consideraba una mujer fuerte. Más fuerte que todos aquellos feos tipos que seguían a un extravagante hombrecito con complejo de dictador. La profesión de pirata estaba en decadencia, que vergonzoso.

―Muy bien caballeros, mi nombre es comandante Yuqi ―dijo ella revisando si su petaca estaba tan perfecta como siempre―. Y por el poder de mi puesto me permito arrestarlos en este barco comercial, en este lindo día y bajo mis órdenes, pronto estarán en los calabozos de la costa Rhing hasta que un juez tenga ganas de darles un juicio justo.

Ellos intentaron hablar, pero las cuerdas que separaban sus dientes lo impedían, que lástima. Aburrida de los prisioneros, ella fue a ver cómo estaba Minnie. La soldado se revisaba el brazo que la gigante le había pisado mientras batallaban por la escotilla.

―Tuvo que someterme, esa estúpida mujer casi me asfixia ―Minnie tosió una explicación mientras que ella terminaba de acomodarle el brazo claramente dislocado. La pobre soldado se había llevado la peor parte, ella solo tenía sangre en el uniforme y le dolía la mano por darle puñetazos al pirata barbudo. La pobre chica había sido estripada como una cucaracha que se negaba a morir.

―Estoy muy impresionada, no dejaste que abrieran la escotilla ―Yuqi la dejó beber de su petaca nueva, mientras el brazo de Minnie se asemejaba a la extremidad de una momia. Eso le divertía, pero por respeto a la soldado no se permitió reír.

―Tú corriste en medio de ellos, por el líder ―la voz ronca de Minnie daba lástima, claramente formular palabras era algo que le dolía mucho―. Te pudieron apuñalar por ese movimiento arriesgado. Fue impresionante.

―Las personas tardan en reaccionar cuando haces algo que nunca esperarían. Soy comandante porque resuelvo las cosas de una manera loca, créeme que a veces mis planes no funcionan ―Yuqi le dio una sonrisa de disculpa y Minnie asintió comprensiva. Habían ganado aquel encuentro en aguas peligrosas, todo antes del desayuno. Ellas merecían un aumento, unas vacaciones y un banquete especial, todo al mismo tiempo.


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✨💜

Pd. Les mando un Abracito al estilo Dolly. 🤣💗

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