Capítulo 70

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Soyeon.

Dos leves golpes sonaron en la puerta y después Shuhua se adentró al lugar llevando el largo cabello húmedo, porque la habían hecho llamar de emergencia y claramente no le dio tiempo de prepararse completamente. Lo que le llamó la atención, fue que la reina Soojin se presentó con el mismo aspecto y Soyeon quiso descifrar el misterio de miradas furtivas y mejillas rosadas, porque a ella no se le pasaba nada y a veces se torturaba buscando respuestas a todos los detalles. Era un don, también una maldición.

―Buenos días su majestad, espero no haber interrumpido nada en su mañana con mi llamada apresurada ―dijo Soyeon a modo de saludo, Soojin sonrió tan ampliamente que de pronto se vio peligrosa. ¿Qué estaba pasando? Soyeon no estaba segura de querer saberlo y la sonrisa de Soojin le advertía que lo que fuese, no era su asunto.

―Buenos días reina Soyeon, ¿le importaría ir al grano? ―Soojin respondió al tiempo que se dejaba caer en un sofá individual de modo exagerado. ¿Acaso estaba cansada? ¿Por qué la reina de Muhan estaría cansada en aquella mañana donde todas venían saliendo de la cama? ¡Oh dioses! Al instante buscó la mirada de su mano derecha para interrogarla, pero Shuhua estaba admirando sus manos sin vendajes de modo que no pudo obtener más información. A su lado, Yuqi ladeaba la cabeza viendo a la reina de cabello recogido como si pudiera leerle los pensamientos, las únicas que no estaban igual de interesadas por lo que podría o no estar pasando eran Minnie y Miyeon, y esa distracción se debía a una de sus disputas sobre el desayuno y los pastelitos de moras azules. Siempre estaban en medio de una discusión, cualquiera pensaría que estarían hartas, pero funcionaba para ellas.

―Muy bien... ―Soyeon entrecerró los ojos viendo a Soojin, la reina sonrió perversa sin dejarse perturbar―. La pareja Twain está en los calabozos, Miyeon ha podido verlos y como reporte reciente tenemos que la pierna de David ha sido atendida, así como las heridas de las dos mujeres, Red-Won y Vivian.

―La misericordia del médico del castillo no tiene límites, le advertí que no podía tocarlos y de todos modos lo hizo... ―Yuqi se veía entretenida en su copa de vino tinto a media mañana y el comentario le sentó mal a la princesa porque al instante le dio una mirada desaprobadora.

―Creo que es benevolencia, tratarlos como seres humanos no será el fin del mundo.

―No dijo lo mismo cuando Mason ponía amarras gruesas en la boca de Joan Oak que tenía el rostro cubierto de sangre después de que casi lo mato a golpes, princesa...

Miyeon dejó el pastelito de regreso en el plato y se puso de pie viendo a la teniente como si la castaña fuese su enemiga principal. Soyeon estaba curiosa de lo que estaba por pasar así que optó por retroceder al ventanal cerca de Minnie quien seguía enfocada en sus tostadas con jalea. Nadie quería intervenir en la disputa de la princesa y la teniente. Shuhua fue por un pastelito y le llevó tostadas a Soojin, que la miró con una enorme sonrisa.

―Eso es diferente, ellos estaban armados y eran violentos, hicieron cosas terribles...

―La pareja Twain funciona del mismo modo Miyeon ―Yuqi tuvo la audacia de reírse, probando de nuevo que la princesa de verdad necesitaba toda la información. Por eso precisamente habían hecho aquella reunión tan temprano, porque aquella tarde tendrían un juicio importante y había que explicarle detalladamente a la princesa el por qué llevarían a sus padres biológicos a la horca antes del anochecer. Soyeon había pesado que con las advertencias previas sería suficiente, pero Yuqi tenía razón, la princesa de Muhan merecía tener todo el contexto y todas las respuestas, aunque fuesen dolorosas. Su camino había sido tan largo y tan abrupto, que Soyeon sintió pena porque aún no mejoraría, por el contrario, la vida de Miyeon podía tornarse más triste aquella tarde. La explicación no podía esperar más, las manos de Miyeon temblaban porque seguramente en su imaginación amable la princesa buscaba absolver lo imperdonable.

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