Capítulo 8

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SHUHUA

La mañana era gris, mucho más sombría que el color de las rosas del banquete. Por los pasillos del castillo se veían muchas personas limpiando las decoraciones, dejando todo tan común como antes, porque el cuento de hadas había terminado. El aburrimiento de la normalidad regresaba para atormentarlos, Shuhua frunció los labios en desacuerdo.

―Jugo, algo de fruta y un brebaje de hiervas ―le dijo al conjunto de gruesas mantas en la cama, quién estaba debajo gruñó alguna respuesta incomprensible.

La reina asomó su cabeza porque Shuhua tiró de las mantas, eran tan pesadas que sus brazos dolieron. Se preguntaba cómo era que Soyeon no quedaba aplastada en las noches, la duda era enorme pero su instinto le confirmaba que no preguntaría.

―El vino de anoche fue excelente ―Soyeon habló con voz rasposa, mientras estiraba el brazo a la bandeja que Shuhua le había traído. Una fresa llegó a los labios de la reina, que definitivamente se había divertido la noche anterior, después de cada comentario mal intencionado que ella conseguía evadir, se premiaba con una copa de vino.

―Si, fue divertido ―la decepción se podía resaltar en su respuesta, Soyeon no digo nada al respecto. Shuhua le había contado lo sucedido al inicio del baile, no hubo comentarios al respecto porque la situación fue demasiado extraña. De todos modos, el clima afectaba el ánimo de la mano derecha de la reina.

―No podrás evadirlo por siempre, Presley querrá saber qué te ocurrió ―Soyeon salió de la cama, caminando muy despacio al baño. Shuhua se quedó ordenando las mantas de la reina, no era su trabajo, pero antes de ser mano derecha, ella había sido la doncella principal y en ocasiones no podía evitar retomar sus viejas labores.

Minutos después la reina regresó ya vestida, notando que Shuhua estaba acostada en la cama, con las piernas apoyadas en la cabecera de la cama. Las fresas ya no estaban. Sin más remedio la reina se obligó a tomarse el líquido verde de hiervas, que sabía a menta y miel. Después fue a buscar unos zapatos, su día de trabajo no podía esperar mucho más.

Shuhua observaba el retrato en la pared, era el perfil de Soyeon y usaba unos accesorios en los dedos que parecían garras metálicas. Se veía dispuesta a despedazar el mundo en busca de un tesoro, la podía imaginar como una diosa que bajaba del cielo poniendo el mundo a sus pies, dándole la oportunidad a la humanidad de inclinarse ante ella o quemarse en las llamas.

―Deja de fantasear ―le dijo la reina, Shuhua lloriqueó escandalosamente―. Quiero que vayas por paquete que estoy esperando, debería llegar a la ciudadela esta tarde.

Aquello despertó su curiosidad, Shuhua se dio vuelta en la cama para apoyarse en sus antebrazos. La reina estaba revisando unos listones para el vestido que usaría.

― ¿Qué trae el paquete?

―Libros ―Soyeon cambió el listón azul por uno verde claro.

― ¿Libros? Puedes enviar un soldado por eso, no veo porque daba ir yo ―la mueca dramática de la chica hizo a la reina reír. Aquellos gestos graciosos los veía todo el tiempo.

―Son libros muy antiguos ―respondió la reina, enfocada ahora en qué collar usar.

―Bien, me compraré algunas cosas mientras esté allá ―Shuhua saltó de la cama, con la energía de una niña que iría a realizar travesuras.

―Tráeme dulces ―Pidió Soyeon, mientras analizaba unas esmeraldas.

―Lo pensaré, aunque no lo merece su majestad ―cuando la reina levantó su mirada hacia ella, Shuhua prosiguió―. No creas que no me doy cuenta que intentas deshacerte de mí, no sé qué planes tienes, pero lo averiguaré.

Six Lions 👑 G-IdleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora