Capítulo 3

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MINNIE

El reino de Muhan era impresionante. Se extendía a las faldas de dos montañas y junto en el medio de ellas, un enorme bosque se imponía frondoso, lleno de misterios. Junto a la costa, el castillo se levantaba alto y brillante. El conjunto de torres blancas apuntaba al cielo y de fondo el bosque verde oscuro parecía custodiarlo todo como un monstruo dormido en un silencio infinito.

Muhan era un reino en expansión. El pueblo parecía un collar de perlas que había caído con gracia sobre la llanura verde, o al menos así se veía desde la distancia. Minnie se moría de ganas de bajar del barco que la enfermaba, sobre todo, deseaba tocar tierra. Extrañaba sentir la firmeza del suelo bajo sus pies, ese pequeño placer era algo que nunca había sido tan importante como en aquel momento.

― ¡Andando! No me hagan perder el tiempo ―Yuqi saltó antes de que la plataforma tocara el muelle y empezó a andar rápidamente. A sus espaldas los soldados se apresuraron, pero ella no podía seguirles el paso, porque estaba ocupada echando la cabeza hacia atrás, intentando ver el final de las torres principales del castillo, que daban una sombra larguísima sobre la costa. Era increíble, robaba su aliento.

― ¡Hey Minnie! ¡Rápido! ―la joven se echó a reír al escuchar a su comandante y al instante corrió detrás de los demás.

Las calles de piedra caliza parecían relucir bajo el sol del atardecer. Los puestos de ventas en el muelle eran organizados, demasiado limpios para ser reales. El aire olía a sal, a hierbas y a pescado, pero no era tan malo. Las personas se hacían a un lado para dejarlos pasar y no les daban una segunda mirada. Por aquella costa, muchos extranjeros hacían paradas que terminaban en meses de exploración, los locales compartían el espacio con personas de todas partes del mundo. Un grupo de soldados extranjeros no era la gran cosa en una tarde como aquella.

De todos modos, Minnie estaba encantada con todo lo que veía. Las telas coloridas y elegantes, la hicieron detenerse unos segundos delante de un puesto. A pesar del apuro, la comandante parecía intrigada con todo al igual que ella y más adelante, se detuvieron juntas en un puesto de dulces.

Un joven de cabello rojizo las recibió, parecía más interesado en ellas que el resto de los locales. La atención se sintió bien, Minnie no lo negaría.

― ¿Qué es esto? ―Preguntó la comandante, llevando a su nariz un poco de frutos azul brillante que despendían el aroma más dulce que Minnie hubiese olido jamás.

―Cerezas Audriul, aquí son frutos populares ―le dijo el joven vendedor, poniendo un puñado de las cerezas en una bolsita de tela. La comandante preguntó por otros productos, ignorando a los demás soldados que esperaban afuera de las telas verdes del puesto. Minnie era una exploradora natural, de niña aquello solía meterla en problemas, pero no conseguía evitar que su curiosidad la empujara con voluntad propia. La joven recorrió el espacio con superficies cubiertas de dulces y en el fondo del local, había unos sofás triangulares, llenos de pequeñas almohadas de todos colores que le hacían preguntarse si aquel mueble era tan cómodo como aparentaba.

Unos minutos después, Minnie salía del local de dulces cargando una bolsa mediana llena de pequeños manjares. Además de las cerezas, llevaba tréboles rosas que se derretían en su lengua, pequeñas bolitas de frutas que debía mascar durante un largo rato antes de poder tragarlas. Sus favoritos fueron los caramelos en formas de estrellas, eran de colores oscuros y resultaban adictivos.

Yuqi y ella compartieron esferas de menta y chocolate durante el resto del trayecto al puente que daba al camino principal del reino y se terminaron las algas agridulces al subir los escalones interminables del castillo. Cuando les dejaron entrar ambas estaban llenas de energía, medio muertas de sed y completamente fascinadas.

Six Lions 👑 G-IdleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora