Capítulo 79

283 59 36
                                    

Minnie 

Era el cuarto día de juicio y para cuando abrieron las puertas del castillo fue evidente que la locación debía cambiar. La nevada de la noche anterior había tumbado las carpas, el suelo estaba congelado y por donde se viera había acumulaciones de nieve que empujaban contra paredes, puertas y ventanas. Estar afuera no era opción.

―Que pongan más sillas en el gran salón y Minnie manda a tus soldados por más leña, que las chimeneas estén funcionando en todo momento, no queremos gente enferma por este condenado frío ―Yuqi le dio una palmadita en el brazo para después irse a darle más instrucciones a otros militares, Minnie se volvió hacia a sus soldados principiantes y suspiró sabiendo que la labor no sería sencilla.

―Andando, caminen con cuidado y no me atrasen ―la morena no se detuvo a contemplar sus rostros y avanzó por los pasillos resbaladizos hasta las bodegas en la parte de atrás. Ella se topó con sirvientes, soldados y demás personas atareadas que se quitaban del camino con mal genio. El clima les había dado una preocupación más grande que el juicio por la corona, lo que era bueno, las consternaciones normales eran bienvenidas en aquellos días de tanta tensión. O eso era lo que Minnie pensaba.

Ella usó su juego de llaves para abrirse paso en las puertas que se topaban, después empujó a los soldados debiluchos al interior de la bodega, quienes tosieron por el polvo y la humedad y Minnie quiso gritarles para que se apresuraran, pero se le ocurrió algo mejor.

―Pongan troncos secos en carretillas, que estén llenas y bien sujetas con cuerdas elásticas antes de regresar al castillo ―ella se cruzó de brazos viendo los troncos apilados―. Ah y cuidado con las serpientes, se esconden en cualquier parte cuando hay nevadas.

El rostro pasmado de aquellos chicos en uniforme rojo la hizo sentir eufóricamente malvada, porque al fin comprendía la enorme diversión que se sentía al molestar a los soldados a su cargo, Yuqi le había enseñado cómo efectuar aquel método al hacerlos pasar por tantas torturas en el pasado, los había hecho fuertes con esa clase de técnicas y ¿Quién era ella para enseñarle a sus soldados de otra forma? Así se creaban las tradiciones.

― ¿Serpientes...? ¿De verdad sargento?

― ¡Ya me escucharon! ¡Rápido soldados, es para hoy! ―Minnie salió de la bodega y respiró el aire helado de aquella mañana, a pesar de toda la nieve y las bajas temperaturas, el paisaje era hermoso. Las montañas eran enormes picos blancos a la distancia, los bosques estaban cubiertos de nieve tan brillante que a veces parecían hechos de cristales. Vivir en Hwangpye podía ser un enorme riesgo, pero los paisajes valían pena.

Después de un rato llenado las carretillas, la sargento llevó a sus soldados por el castillo enseñándoles como encender las chimeneas sin generar tanto humo, al principio les fue muy complicado, pero después de explicarles varias veces ellos pudieron hacer la tarea que usualmente dependía de los sirvientes.

―Es bueno saber hacer muchas cosas, ahora saben que en el futuro no estarán muriendo de frío porque pueden hacer fogatas controladas y cuando los sirvientes están tan apurados como ahora, lo más decente es colaborar en lo que se pueda ―ella se sacudió las manos viendo sus chicos―. A nadie le agradan los engreídos, aprendan humildad y el mundo los tratará bien. Ahora vayan a sus puestos de vigilancia.

Los jóvenes asintieron con la cabeza y se adentraron en el pasillo donde se toparon con la guapa princesa que se enfocaba únicamente en Minnie, los soldados se doblaron en una reverencia profunda que a Miyeon le hizo mucha gracia.

―No les enseñé eso, si resultan peculiares no es mi culpa ―dijo Minnie en saludo, los cuatro soldados le fueron asignados un día antes del juicio y no estaba segura de estar haciendo un buen trabajo con ellos en medio de toda la agitación.

Six Lions 👑 G-IdleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora