Capítulo 20

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Soojin

Los días soleados parecían un lejano recuerdo y la reina estaba de humor melancólico en su biblioteca privada. Afuera la lluvia se deslizaba a cántaros por los ventanales y Soojin estaba algo preocupada por su jardín. Las hadas se habían enojado con ella por aceptar la ayuda de Yuqi, la comandante se habría quejado al respecto si estuviese ahí junto a ella admirando el inmenso poder de la lluvia.

―Su majestad, la princesa envía sus disculpas, pero no vendrá a tomar el té.

Soojin quitó su frente del frío cristal donde había estado apoyada durante la última media hora y se giró a la doncella que se negaba a verla a los ojos. Aquella actitud empezaba a molestarle, ella no era una reina imposible de tratar, sus empleados solían respetarla por tener buenos modales hacia ellos. El miedo en aquella doncella era insensato.

― ¿Debemos llamar un doctor para Miyeon?

―Oh no mi reina, la princesa está mejor ―la doncella bajó la cabeza cuando se dio cuenta que Soojin iba hacia ella, arrastrando la falda de seda azul del vestido. Por más que deseara seguir perdiendo el tiempo con la cabeza apoyada en la ventana, la reina tenía un enigma que resolver, nadie la tendría.

―Entonces si ella no quiere venir creo que debo ir yo a verla ―Soojin se subió las mangas del suéter flojo con el que acompañaba su vestimenta para aquel día tormentoso, la joven doncella estaba por interponerse en su camino, Soojin la evadió de todos modos. Sin duda algo estaba pasando con su hermana mayor, a quien no veía desde hacía dos días y esa desaparición tampoco le resultaba comprensible.

Soojin se preguntó porque no había impuesto su voluntad en aquella condición reservada de su hermana, ellas solían verse al menos una vez al día, no importaba cuánto trabajo tuvieran en sus agendas. El asunto era que Miyeon no había impartido sus usuales clases de lengua a los hijos de la servidumbre, tampoco había pedido sus comidas favoritas a su habitación y enviaba mensajes con una doncella en particular. Al ir sumando los datos en su mente, Soojin empezó a asustarse, el rostro atormentado de la doncella que la seguía por el pasillo principal tampoco ayudaba.

A pesar de la lluvia, las escaleras a la torre privada de Miyeon estaban impecables, el mármol blanco parecía nuevo mientras ella ascendía ignorando los comentarios de la servidumbre. No podía esperar más, estaba preocupada por su hermana y las respuestas las obtendría en ese instante. Soojin empujó la puerta de los aposentos de la princesa, todo estaba en su lugar, sin embargo, nada parecía estar bien. El miedo golpeó su corazón.

― ¿Dónde está mi hermana? ―la pregunta abandonó sus labios rojos sin que ella se detuviera a considerar qué decir. En ese instante se sentía actuando de modo automático porque lo que encontró en la habitación fue una cama vacía y un armario entre abierto. Soojin sabía que si ella se asomaba no encontraría las pertenencias de su hermana, la idea de que Miyeon se fuera explicaba muchas cosas, pero eso no quitaba la irritación que quemaba en sus ojos ahora llenos de lágrimas calientes apunto de desplomarse por sus mejillas. Miyeon se había ido, sin aviso, sin despedirse.

Cuando la reina se volvió hacia la doncella descubrió que esta estaba viéndola con una mano sobre los labios, la propia chica intentaba controlar su llanto. A Soojin eso le calentó la sangre y en unos pocos pasos estuvo delante de la doncella que no debía de tener más de quince años. Sus uñas se hundían en sus manos al cerrarlas en puños.

―Te he hecho una pregunta... ¡Responde! ―Soojin ladeó la cabeza, una lágrima cargada de ira escapó de su ojo―. ¿Dónde está mi hermana? ¡Habla!

―Ella... se ha ido... ―la doncella retrocedió un paso, Soojin igualó la distancia.

―Te daré motivos para llorar durante días si no empiezas a explicar lo que pasa aquí.

Six Lions 👑 G-IdleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora