Capítulo 74

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Soojin

Puntos rojos y negros se esparcían por el extenso mapa sobre la mesa, a unos cuántos pasos de distancia, Soyeon acababa de explicarle a sus generales de confianza lo que ella usaría como defensa del juicio que sería adelantado. Los ancianos querían quitarle el trono y el poder, ella tenía una estrategia aceptable para evitar que lograran su objetivo. Soojin escuchó todo con la mirada fija en el mapa que ahora conocía perfectamente, lo que era extraño, de aquella región no había visto tanto como deseaba, pero las líneas y relieves dibujados en el mapa de Hwangpye tenían completo sentido para ella. Si cerraba los ojos podía ver en su mente las provincias, los puertos, los lagos y afluentes, las montañas y los cerros. Soojin aprendía del lugar en el que estaba parada, de ese modo ningún viento o fuerza podría derrotarla. Era indestructible si poseía toda la información.

―Su majestad, con todo respeto esas defensas solo durarán un par de días antes de que los ancianos las derrumben, son inteligentes y no creo que deba subestimarlos, están motivados con la idea de destruirla ―la general Bonaudi usaba una larga trenza aquel día, su cabello blanco hacía a Soojin suspirar secretamente, era un estilo asombroso.

―El juicio no durará más de una semana, no podría resistirlo y, de todos modos, ellos no dejarán que dure tanto ―Soyeon se sirvió vino en su copa, Yuqi hizo un sonido de inconformidad y al igual que Bonaudi abrió la boca para intentar persuadir a Soyeon de salir dando pelea con las armas grandes desde el primer día. Si el consejo atacaba con todo, lo mismo debía hacer la reina.

Soojin deslizó sus uñas sobre una de las piezas en rojo, ubicada en la zona central del mapa y sonrió divertida. Ella le había dicho a Soyeon que sus generales y demás líderes militares se quejarían e irían contra su plan defensivo, se lo advirtió días atrás. Porque las damas pensaban como integrantes de una enorme fuerza armada, conocían tácticas de batallan tan bien cómo sabía escribir y leer, estaba grabado en sus mentes igual que figuras en rocas. Soojin había sugerido un abordaje diferente, lidiar con políticos era muy distinto a tener a luchar contra ejércitos enemigos.

― ¿Qué dijo la antigua reina de esto? ―Yuqi seguía con los brazos cruzados y el entrecejo hundido, había estado de aquel modo desde que se había presentado para aquella reunión. Lo mismo les ocurría a los otros seis generales y coroneles en el salón, Shuhua en cambio, estaba sentada en un sofá individual con la mirada fija en los libros apilados en un lado del escritorio, eran los tomos que Soyeon había enviado para ella cuando Soojin estaba de camino a Hwangpye. Shuhua sabía algo que los demás desconocían, pero sino era eso lo que tenía su mente tan enfocada, Soojin sospechaba que la dama se daba cuenta de la pieza que todos los demás estaba ignorando.

―Ya le conté todo, mi madre dijo que apoyaba mis decisiones.

―Su majestad, ¿Por qué adelantar el juicio? ¿No sería mejor usar los días disponibles para buscar más formas de prepararse? ―las preguntas de Eric Presley hicieron a las dos damas de uniforme rojo cambiar la expresión preocupada por una más impresionada, al parecer el general había formulado algo que ellas no habían tenido el coraje de preguntar.

―Aprecio la preocupación Presley, pero me siento preparada. No quiero esperar, el juicio por el trono empezará mañana mismo y ustedes pueden aprovechar esta noche para descansar, los preparativos deberán hacerse muy temprano en la mañana―Soyeon le dio un trago al vino y el general de mirada amable le dio una inclinación respetuosa.

Soojin se acomodó en el asiento tras el escritorio de Soyeon y vio a la rubia terminar la reunión. Los generales se despidieron con sumo respeto, los coroneles con admiración, los consejeros que no habían dicho nada que fuese de ayuda, parecían asustados al marcharse y poco a poco la sala fue quedando más vacía.

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