Capítulo 34

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Shuhua

― ¿Acaso nunca han visto soldados en sus vidas? ¡Chismosas! ¡Vayan a trabajar ahora mismo! ―las doncellas de la reina le dieron miradas de desprecio para después seguir caminando por el largo pasillo, Shuhua sonrió entretenida tomando el balcón para ver al grupo de soldados regresar. Desde aquella altura no podía distinguirlos con claridad, pero el cabello castaño de Yuqi no se confundía con el de nadie más. Tan alegre como una niña en navidad, Shuhua bajó los escalones a paso moderadamente rápido porque correr en un castillo no era propio de una dama, o eso había dicho Soyeon aquella mañana.

Cuando llegó al recibidor, lo que era otro enorme pasillo con asientos apostados a las paredes, se encontró con Presley montando guardia. La reina no llegaba todavía, así que ella se acomodó en los escalones arrugando la tela de su preciosa falda.

― ¿Qué te pasa? Estás rara―Soyeon apareció unos escalones más arriba de dónde ella esperaba, Shuhua ladeó la cabeza pensando en la pregunta.

― ¿Qué? ¿De qué hablas? ¡Soy normal!

―Estás actuando como una loca.

― ¡No lo hago! Solo estoy emocionada, están aquí, en el castillo.

―Lo sé, los he visto cruzar las murallas ―Soyeon traía el cabello suelto, solo una pequeña porción era sostenida por un pin dorado, acorde con el bonito vestido de mangas largas que adornaba su cuerpo. Estaba preciosa, con labios rojos y una sonrisa nerviosa.

Ellas guardaron silencio cuando el doctor del castillo se acercó a Presley en la entrada y descendió los pocos escalones hasta la plaza que daba inicio al castillo.

Shuhua se puso en pie y caminó junto a la reina. Ellas se detuvieron en el escalón más alto, cubiertas del sol del mediodía. A unos metros de distancia estaban dos caballos cansados, y dos carruajes negros jalados por caballos aún más cansados. Yuqi estaba dando órdenes a los encargados de las caballerizas y a los sirvientes que fueron con carritos de carga a descargar el contenido de los carruajes. Junto a ellos el doctor revisaba las vendas en el costado de uno de los soldados, Shuhua vio a Soyeon llevarse una mano a los labios, el soldado a la distancia intentó inclinar la cabeza, pero la reina no lo dejó.

Caminando sincronizadamente, Shuhua fue con Soyeon a recibir los soldados. Dimas había sido herido por un arma de pólvora, lo que era sorprendente ya que esas armas eran difíciles de conseguir en aquellas zonas.

―El viaje de regreso fue tan memorable como un golpe en el dedo pequeño del pie, Dimas se llevó la peor parte ―dijo Yuqi cuando se acercó a ellas y le dio una reverencia a la mujer rubia junto a ella. La reina guardó silencio, en su mirada se leían muchas cosas, pero dudaba que los presentes pudieran entenderla.

― ¿Hay más heridos? ¿Dónde está Minnie? ―Shuhua vio a dos mujeres descender de uno de los carruajes, una era morena con el cabello rizado y mirada astuta. La otra era elegante, con rasgos finos y cabello castaño. No las había visto nunca, eso no le gustaba. Era su deber conocer muchas cosas de ante mano, incluso Soyeon parecía frustrada al no comprender qué hacían aquellas dos mujeres viajando con sus soldados.

―Estamos algo golpeados, pero Dimas tiene priorizado el tiempo del doctor, los demás quedan liberados de sus obligaciones por los próximos días, después de una revisión con el doctor pueden ir a casa. ―Yuqi les fue diciendo al tiempo que los abrazaba uno por uno, los soldados sonrieron contentos con aquellas palabras.

Presley miraba todo aquello con la frente tan arrugada que Shuhua quería usar un rodillo de amasar para corregirle la expresión. Parecía necesario.

Six Lions 👑 G-IdleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora