Capítulo 92

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Shuhua

―Le harás un agujero a la alfombra, deberías calmarte ―el tono molesto de Minnie no consiguió detenerla, Shuhua no podía dejar de pasearse de un lado a otro, si se quedaba estática seguramente detonaría toda su frustración de la peor forma.

― ¿Cómo puedes estar tan... tranquila? ¿No deberías estar molesta por esto? Se irán en unas horas, por todos los dioses Minnie... ―Shuhua se arrepintió al instante en el que hizo el comentario. Minnie había estado sentada en el piso con la espalda apoyada en uno de los costados de la cama, llevaba el cabello suelto y se ponía una crema de hierbas en el hombro dónde fue herida en el enfrentamiento más reciente del castillo. En cuanto levantó la mirada Shuhua se dio cuenta que su amiga estaba llorando, tenía la nariz enrojecida y se mordía el labio inferior para evitar hacer ruido. No era por el dolor físico de una pelea, Minnie nunca había llorado por resultar herida en la guardia roja. Esto era diferente, se reflejaba en sus ojos tristes.

―Lo lamento, debí saber que esto también te afectaría... ―Shuhua se puso de rodillas delante de Minnie y la morena se refugió en sus brazos sollozando más fuerte.

―Tendré que despedirme de nuevo, será la segunda vez que tendré que hacerlo Shuhua, pensé que tendría más tiempo, que tal vez... ―Minnie enterró su rostro en el regazo de Shuhua cuando esta no pudo evitar que la soldado se derrumbara. En todos los años que tenían de ser amigas ellas jamás habían llorado por un corazón roto, aquello se acabó cuando las hermosas mujeres de Muhan aparecieron en sus vidas.

―La primera vez te fuiste sin verla, se suponía que estaba enferma.

―De igual modo fue difícil ―Minnie se sonó la nariz en la manga del abrigo que usaba, Shuhua fingió que el sonido no fue divertido―. Tal vez debería ocultarme, no quiero verla irse con Soojin y los demás soldados negros.

―Ambas sabíamos que se irían en algún momento, ellas no pertenecen a esta montaña congelada ―Shuhua le recordó, aunque no deseaba hacerlo.

―Volverán a la costa, dónde el atardecer es mágico, dónde no estamos ninguna de nosotras, dónde no hay riesgos... ―Minnie murmuró bajito.

Ellas se habían apegado a la realeza visitante y dejarlas marcharse no sería nada sencillo, no después de todo lo que habían experimentado en las últimas semanas. Shuhua aún recordaba el miedo que la recorrió cuando corrió a buscar a Soojin después de que el ataque terminó, en ese instante la reina de Muhan había sollozado en sus brazos del mismo modo en el que ahora Minnie lo hacía, la diferencia era que Soojin le había pedido perdón por dejarla sola en la habitación con los atacantes, por no haberla defendido. A ella nunca se le pasó por la mente que Soojin se disculparía por algo en su vida, no hasta en aquellos minutos que ellas se sostuvieron la una a la otra, temblorosas y abrumadas.

― ¿Cómo se supone que haremos esto Shuhua? Sé que sabes de lo que hablo, te he visto cuando estás junto a Soojin ―Minnie se recompuso y se limpió el rostro―. Sé que sientes algo más fuerte por ella, algo más que admiración...

―Lo resolveremos Minnie ―la dama le tomó la mano y ambas se quedaron viendo la pared de la habitación de la soldado. Shuhua había ido ahí para buscar consuelo o un regaño, lo que fuese necesario para aplacar sus emociones. Ahora mientras se sostenían de la mano y guardaban silencio, era claro que el tiempo las volvía a colocar en una situación dolorosa donde las despedidas serían el centro de todo.

Decir adiós era algo complicado, Shuhua intentaba pensar el modo de poder explicarse lo que pasaría y mientras se enfocaba en aquello, sus ojos iban ardiéndole cada vez más. Estaba cansada, adolorida y su visión borrosa le dejaba en claro que aún le quedaban lágrimas para derramar. Cuando Presley murió, Shuhua sostuvo su mano en todo momento y dejarlo ir fue como una pesadilla de la que parecía no despertar.

Six Lions 👑 G-IdleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora