Capítulo 25

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Yuqi

La bruma helada del amanecer la había despertado primero. Sus soldados estaban apretujados unos contra otros, el fuego extinto ya no los calentaba. Muy perezosa y con dolor de espalda, Yuqi se puso de pie para estirarse. Alrededor todo estaba en calma, los caballos se veían relajados pastando junto al camino por dónde nadie transitó la noche anterior. Aquellos eran lugares peligrosos, ningún loco los recorrería en las sombras.

―Hey, hola bonitos ―Yuqi llenó un balde de madera con agua y se lo acercó a los caballos que tomaron animados. El ruido de los equinos despertó poco a poco a los soldados dormilones, ellos encendieron la fogata para preparar el desayuno y calentarse las manos cerca de las flamas. Por la mañana todos eran gruñones.

―Oh por los viejos dioses, que frío ―Minnie se envolvió los hombros con una manta y tembló notablemente, no muy lejos de ella, una pequeña nube de niebla se desplazaba sobre el suelo. En unas horas el sol les daría un poco de confort, hasta entonces, soportarían temperaturas muy bajas.

―Vengan, el café ayudará ―Dimas llamó a los soldados, Mason les llevó tazas de café a ellas y las dos mujeres en el grupo le dieron sonrisas complacidas al soldado.

―Hoy viajarás en uno de los carruajes, ese brazo no se va a curar si sigues sujetando al Faraón para que no galope ―Yuqi no le estaba dando a elegir, si bien Minnie le agradaba mucho, ella aún era su soldado y el uniforme rojo que todos usaban los obligaba a atender sus indicaciones sin espacio a quejas o contradicciones. La soldado aceptó aquello con un gesto simple, después se enfocó en el calor de la bebida que sostenía con devoción. Media hora después, los soldados subieron a los carruajes y ella montó el precioso caballo que Minnie miraba con añoranza.

―Rápido, quiero dormir en una posada esta noche ―les dijo y todos ellos se emocionaron con aquel plan. No eran fanáticos de dormir en el suelo húmedo.

Las montañas de Hwangpye eran pequeños picos azul claro a la distancia, Yuqi deseaba llegar pronto, pero los dos carruajes cargados eran un retraso considerable del que tenían que estar pendientes. Cada bache amenazaba con dejar pertenencias tiradas, ella nunca se perdonaría si la caja con sus botas sexys se quedaba perdida en el camino.

A su lado Mason montaba el otro caballo que habían adquirido, el noble animal se interesaba por cualquier sonido, todo le era intrigante y de vez en cuando se detenía para olfatear algo o veía algún punto entre el bosque. Yuqi suponía que el caballo tenía el deseo de imitar un perro de cacería, seguramente fue criado con uno de esos fabulosos caninos y ahora la personalidad del caballo era muy divertida. Detrás de ellos los dos carruajes luchaban contra el fango, las primeras lluvias del invierno lograban que cada espacio de aquellos caminos fuese un reto mortal. Yuqi odiaba el lodo.

Para la hora del almuerzo se detuvieron en un sector cubierto de árboles altísimos, el dosel proveía una buena sombra para descansar sin ser avistado desde el largo camino. Era perfecto para una emboscada, Yuqi se extrañó de no ver huellas o rastros dejados por criminales de la zona. Tal vez eran tontos, tal vez se fueron a otra zona, tal vez eran tan buenos asaltado viajeros que no dejaban señales de sus actos delictivos.

― ¿En qué piensa comandante? ―Zang la estaba viendo como si con la intensidad de su mirada pudiera abrir el cofre de sus ideas. Era un soldado adorable.

―En lo sencillo que sería cometer un crimen en este lugar ―ella apuntó hacia atrás, la calle pedregosa daba un giro que llegaba al bosque, adelante el camino se elevaba en una colina rocosa que no dejaba ver más allá―. Nadie vería un atraco aquí, no hasta que ya está sucediendo. Es una locación bastante buena.

Six Lions 👑 G-IdleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora