Capítulo 19

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Miyeon

El concurso de miradas al que había entrado era muy complicado, pero ella no se rendía fácilmente y esa convicción le hacía ganar puntos con la niña al otro lado de la barra del bar. Suk había ido en busca de los pocos recuerdos que conservaba de su familia, dejando a Miyeon con una vigilante. La niña de nueve años tenía un cabello larguísimo y unos ojos verde oscuro que intimidaban.

―Entonces tienes padres de la realeza y otros que no son de la realeza, tienes dos mamás y dos papás ―la voz de Estela sonaba irritada, Miyeon no respondió―. Eso es lo que hacen las princesas, ¿no es así? Si ellas quieren tener muchos padres y madres lo pueden hacer, solo porque así lo piden.

―Yo no pedí tener dos familias, solo pasó ―el ojo derecho de Miyeon ardía tanto que se empezaba a empañar con lágrimas.

―En el castillo, si querías cenar dos veces solo debías pedirlo, ¿no es así?

―Si, pero no pedí tener dos familias.

La niña elevó sus cejas hasta que estas se perdieron detrás del flequillo, Miyeon no pudo evitar sonreír ante la dulce imagen de una niña juzgadora. La actitud de la pequeña niña no la molestaba, Miyeon estaba acostumbrada a lidiar con damas de la corte igual de amenazadoras, a las divas auténticas la edad no las separaba.

―Pues me parece injusto que tengas dos familias ―la niña prosiguió―. Se podría pensar que hay límites. Tener un solo padre es bueno, créeme. Tener dos debe ser aún mejor, no sabría decirlo. Pero tú tienes cuatro, cuatro personas que se suponen que deben cuidarte y amarte y apoyarte sin importar nada en todo momento.

―No sabemos si mis padres biológicos siguen con vida.

―Es verdad, incluso así arriesgas todo lo que tienes para ir a buscarlos ―Estela negó enojada, Miyeon había parpadeado de nuevo pero esta vez fue a causa de las lágrimas. Tener los ojos secos durante tanto tiempo era doloroso para cualquier persona normal, Estela debía ser un híbrido entre humano y ninfa malvada o algo mágicamente quisquilloso que no necesitaba parpadear. Pero la niña tenía un punto, Miyeon estaba arriesgando más de lo que debería en aquella aventura, buscando personas que tal vez la habían abandonado a su suerte. Pero las justificaciones que había creado en su mente para entender a sus padres ya no eran suficientes, ella quería respuestas reales.

Cuando Suk regresó este traía un viejo diario en sus manos. La cubierta de cuero llamó la atención de la joven que no pudo evitar deslizar sus dedos por el suave material. Los grabados florales del diario le dieron más preguntas que respuestas, por lo que esperó a que Suk explicara la procedencia de aquel objeto desgastado por los años.

―Son los bocetos de tu madre, ella solía dibujar ideas para que yo las esculpiera después en madera o piedra ―Suk se rascó la barbilla como si hablar de aquellos tiempos lo transportaran a mejores días―. Es todo lo que me quedó de ella.

Miyeon pasó las páginas analizando los finos trazos hechos con carbón. Tenía imágenes de plantas, bocetos de rostros y letras intrincadas en formas elegantes. Un dibujo de un pequeño paisaje la hizo suspirar con fuerza, las frases suaves de un relato sobre aquel país tomaron vida propia en sus pensamientos.

―Esto se hizo más aburrido que un día escolar ―Estela los observaba a ella y a Suk, al parecer los dos se internaron en sus mentes de manera descortés. La niña les dio una mirada exasperada para después marcharse con su largo cabello hondeando detrás de ella.

―Esto es maravilloso ―Miyeon seguía revisando las imágenes en el papel. Aquel paisaje era de una tierra de la que solo había escuchado en historias, era un buen reino y no estaba demasiado lejos de donde se encontraba ahora. ¿tendría que arriesgarse un poco más? ¿habría allí más respuestas? ¿o se estaba creando ideas en su cabeza para terminar de presionar al destino? Las preguntas se acumulaban en su mente como las gotas de lluvia en los charcos afuera en el viejo muelle de piedra.

Six Lions 👑 G-IdleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora