74 - Negar La Realidad

55 14 0
                                    

Luis estaba paralizado.

No entendía en su totalidad lo que había pasado hasta que pocos segundos después, concluyó que Jaime lo estaba dejando.

Rápidamente tomo la perilla de la puerta del estudio y la abrió para alcanzar al zorro que estaba a punto de dejar el centro.

Cuando lo alcanzó, lo abrazo para detenerlo.

—Espera un momento. —Luis puso fuerzas para parar en su totalidad al zorro. —¿Tu lo amas a el?.

Jaime cerro los ojos. —Por favor, no me hagas esto Luis.

—Respóndeme.

Jaime no quería estar más ahí, no quería tener cerca al lobo. —Si. Lo amo.

Eso sin duda lastimo a Luis. —¿Y que hay de mi? ¿Me amas a mi?.

Jaime comenzó a derramar lágrimas nuevamente. —¿Tu que crees?.

Luis sabía a qué se refería a esa pregunta.

—¿Tu a quien elegirás? ¿A la persona que te falló o a la persona que te ayudo a salir adelante?. —El zorro pregunto.

Desde esa perspectiva, la respuesta era muy obvia.

Luis soltó al zorro y suspiro. —Elegiría a la persona que amo.

El zorro limpio sus lágrimas. —Lo siento Luis. —Y comenzó a caminar de regreso a su casa.

El lobo ya no lo persiguió.

Por qué de todo esto, necesitaba hablar consigo mismo, aclarar cosas que el zorro había dicho y por qué no, arrepentirse de todo.

Luis regreso a su casa con una imagen muy presente.

—Lo siento.

¿Que significaba eso?

Es decir, hace tan solo tres días antes estaban muy bien.

Hace tres días lo había tomado de la mano, lo había abrazado tantas veces y también lo había besado.

¿Por qué ahora todo era diferente?.

Tan espontáneo.

Tan difícil de aceptar.

Es que tenía que ser un chiste o una pesadilla.

Una mala broma que Jaime le estaba jugando por qué de otro modo, no tendría sentido, ¿O si?.

El lobo rio.

Tomo su celular y le escribió un mensaje al zorro diciéndole que lo quería mucho y que lo veía mañana.

Después de eso, cerro los ojos mientras hacia unos estiramientos y después decidió pensar en lo que comería ese día.

No volvía a tomar su celular para ver sus chats.

Si acaso, lo utilizo para investigar algunas progresiones de acordes pues aún necesitaba pensar en lo de su proyecto final, de lo contrario, no recibiría el título a parte de que el dinero que le pagaban para que asistiera al curso, quedaría como una deuda por mal provecho.

Selecciono tres y comenzó a tratar de desarrollarlas, pero aún había algo que no le convencía, aún sentía que estaba creando un trabajo de calificación reprobatoria.

De esas tres se quedó con una.

Cuando comenzó a imaginar el resto de su canción, aún había pensamientos que le decían que estaba haciendo una porquería.

Pero de eso, a no entregar nada, sabía muy bien qué era lo mejor.

Comenzó a anotar algunos arreglos, contramelodias y también comenzó a imaginar que instrumentos podía agregar.

Se pasó toda el día trabajando en ello hasta que le dió sueño y decidió irse a dormir.

Antes de cerrar los ojos, su último pensamiento fue Jaime.

Tan bonito el zorro.

Poco a poco, su conciencia se fue desvaneciendo hasta que llegó un nuevo día.

Tenía que levantarse para ir al estudio del centro educativo y encontrarse a Jaime.

Aparte de que también tenía que empezar los preparativos de su canción.

Era temprano, no se complicó en sus deberes matutinos y salió de su departamento.

Al llegar, tenía la esperanza de encontrar al zorro, pero no fue así.

De echo nadie había utilizado el estudio, el era el primero en entrar.

Luis en un principio estaba muy confundido, pero después imagino que se le había echo tarde o que no tardaba en llegar.

El lobo tomo su celular de su bolsillo y fue al contacto del zorro para llamarlo.

Esperó algún tiempo pero no recibió respuesta.

Luis decidió insistir, pero después de haber perdido la llamada por tercera vez, simplemente la grabadora aviso que el teléfono al cual estaba marcando, estaba apagado o se encontraba fuera de servicio.

—Seguramente desactivó las notificaciones y se le olvidó activarlas de nuevo. —Pensó en lo que encendía los equipos del estudio para utilizarlo.

Mientras trabajaba, por cada segundo que pasaba, el lobo seguía esperando al zorro.

Optó por los 4 clásicos instrumentos.

Guitarra, batería, sintetizadores y bajo.

Al menos era lo que generalmente abordaba en su banda a la hora de crear una canción.

Comenzó a indagar en los ritmos para ver cuál le quedaba mejor a su creación al mismo tiempo que se le ocurrió una posible llamada a su amigo Julián que era experto en baterías.

Si, el trabajo lo tenía que hacer Luis, pero no veía el problema por un poco de ayuda.

Cuanto más sólida tenía la idea, más creía que era un asco.

Eso estresaba demasiado al lobo, pero hasta que no lo escuchará completo, no podía desechar la idea.

El tiempo siguió pasando, la espera también.

Todo siguió su curso hasta que alguien tocó la puerta.

El lobo se emociono de inmediato pues sabía que era el zorro.

No sé tardó en abrir pero la especie que se encontraba detrás no era Jaime, era un venado compañero de su clase.

—Am... Hola.  —Saludó algo apenado.

—Hola. —Respondió decepcionado el lobo.

—Venia por qué... Aparté el estudio de 9 a 10 de la mañana y ya son 9:05...

—¡¿Ya!?. —Se sorprendió por lo rápido que había pasado el tiempo. —Pero...

Es que el estaba esperando a Jaime.

—Si... ¡Claro!. —Luis sacudió su cabeza.  —¿De casualidad no has visto por ahí a Jaime?.

El venado se tardó un poco en responder pues no sabía de quién estaba hablando hasta que recordó. —El zorro... No. No lo he visto.

Luis suspiro. —Esta bien... Entra, solo tengo que guardar mis archivos y el estudio es todo tuyo.

El venado sonrió. —Gracias.

Una vez el lobo se desocupo de las instalaciones, miro fijamente hacia el salón donde estudiaron el curso.

Luis camino y se sentó en la banca que se encontraba afuera.

—Esperaré a Jaime hasta que llegue, seguramente no tarda...

Los Imanes. (Furry/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora