Los Imanes. (Furry/Yaoi)

66 - Árbol Conocido

Luis se encontraba bajo un árbol en su parque favorito de la ciudad del angel.

Ese lugar siempre ofrecía vistas únicas.

—Tal vez... El bulldog si me hubiera avisado, pero paso lo que pasó. —Termino de confesar Luis pues no sé encontraba solo.

—No lo sé... Aún pienso que está mintiendo. —Respondió Jaime que se encontraba recostado a un lado del lobo.

—Me mostró su cicatriz Jaime.

—Me refiero a contartelo... Siento que aunque no hubiera tenido el accidente, el aún así no te lo diría nunca.

—Desafortunadamente eso no lo vamos a poder saber. —Concluyó Luis.

El lobo se sentó en el pasto y miro hacia el zorro.

Noto que tenía un colgante escondido y extendió su mano. —¿Puedo?.

Jaime frunció el ceño —¿Que?.

El lobo a pesar de no tener autorización para mostrar el colgante, su intriga pudo más y rápidamente tomo el hilo de metal y lo saco.

—¿Que haces?. —Pregunto el zorro confundido.

El lobo miro cada detalle del accesorio.

—A... Eso. —Respondió indiferente.

—Todavía lo tienes... —El lobo apenas podía creer que en sus manos, tenía el imán que le había obsequiado al zorro.

—Si... —Jaime estaba algo sonrojado. —Es que... Me gusta mucho y también me gusta como se me ve.

—Pero, lo traes adentro de tu ropa.

—A veces se mete, pero si me doy cuenta, lo vuelvo a sacar. —Explico. —Veo que tú... Ya no lo tienes. —Menciono un poco incómodo.

—Aaa... —Rio el lobo. —Esta en mi casa... Tu sabes, son cosas pequeñas que puedes perder fácilmente, así que, al venir temporalmente, decidí que lo mejor era que se quedará ahí a salvó. —Explicó.

—¡Oh! Entiendo. —Sonrió Jaime.

El lobo se sentía un poco culpable.

Al menos, lo que había dicho sonaba mejor que decirle que por imbécil, lo había perdido.

—Y... Cuando regreses... ¿Lo llevaras de nuevo contigo?. —Pregunto Jaime sin mirarlo a la cara y un poco sonrojado.

El lobo sonrió. —Por supuesto, pero será para traerlo por siempre. —Dijo y le dió un pequeño beso en la mejilla.

Jaime quedó adorado con la acción.

Sonrió y después se abalanzó al lobo para darle un muy fuerte abrazo.

Abrazos que le encantaba darle.

Un abrazo que, aunque lo quisiera negar, demostraba que aún quedaban muchos sentimientos de Jaime hacia Luis y por supuesto, también de parte del lobo.

Eso de alguna forma le interesaba a la persona que se encontraba de espaldas a ellos mientras le tomaba fotografías a los dos.

—Se va morir cuando le muestre esto.