83 - Nunca Te Vayas

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Jaime no podía creerlo.

Uriel.

Su novio.

Ese que lo había ayudado a superar el dolor que dejó el lobo.

Aquel que mostró interés por el y estuvo en las buenas y en las malas.

A quien prefirió en lugar de Luis.

En estos momentos, negociaba todo eso que le había dado a Jaime por una oferta de trabajo.

El mensaje era claro.

Todo.

Absolutamente todo era por el trabajo.

—¿Este era tu plan?. —Pregunto Jaime sintiéndose un imbécil.

—¿Mi plan?. —Uriel aún seguía en un debate interno.

—No voy a aceptar nunca trabajar en tus disquera. —Jaime estaba muy molesto. —¿Que vas hacer?.

—No te creo. —Respondió Uriel. —Se que el tiempo te hará cambiar de opinión por qué no podrías hacerme eso.

—Tiempo no Uriel. —Jaime se resistió ante su nudo en la garganta. —Por que ya no quiero estar contigo.

Jaime comenzó a caminar pues no le apetecía estar más ahí, quería ir casa, pero el goldador lo detuvo.

—¿Como que ya no quieres estar conmigo?. ¿Por esto tan insignificante te vas a poner así?.

—¡No es insignificante!. —Grito Jaime. —¿Tu amor a cambio de un trabajo en tu disquera?. No lo necesito Uriel. —Se soltó de su agarre. —No tienes que obligarte a hacerlo. Ya no más.

El goldador volvió a tomarlo del brazo. —Estas confundiendo las cosas. —El zorro al tratar nuevamente de liberarse, puso fuerza pero el goldador tenía más condición, así que en su intento de retenerlo, comenzó a lastimarlo. —Tranquilizate y deja de moverte.

—¡Quiero ir casa!. —Jaime ponía más fuerza. —Dejame por favor.

—Yo te puedo llevar, solo tranquilízate. —Uriel ordenaba molesto.

—No quiero que me lleves tu, ¡Quiero regresarme solo!.

—Entonces no te suelto. —Rió Uriel al ver que sería imposible para el zorro hacer algo al respecto.

Jaime comenzó a llorar de desesperación hasta que Uriel sintió unos brazos presionarle su estómago y una respiración en su nuca. —Si no lo sueltas, presionare lo más fuerte que pueda y no quiero lastimarte.

—¿Luis?. —Pregunto el goldador confundido.

El zorro sintió la fuerza del goldador desvanecerse y aprovecho para pisarlo.

El dolor provocó que Uriel lo soltará y también que diera un grito.

Jaime volteo pues tambien había escuchado aquella voz. —Luis...

Pero el goldador trato nuevamente de agárrarlo, solo que esta vez, el lobo se interpuso entre el y Jaime para que no tuviera oportunidad.

—¿Cuál es tu problema?. —Pregunto Molesto Luis por la forma en la que estaba tratando al zorro.

—Es algo que no te incumbe. —Respondió enojado el goldador. —Ahora si me disculpas, dejaré a mi novio en su casa.

Luis tomo de la mano a Jaime. —El no quiere ir contigo, así que déjalo en paz.

Uriel rió —Tu no sabes lo que el quiere, no después de lo que le hiciste, no después de abandonarlo de esa forma. —Se cruzo de brazos.

El lobo suspiro. —En mi vida hay cosas de las que estoy arrepentido, y si en algún momento abandone, no lo haré ahora. —Tomo con más fuerza la mano del zorro. —Asi que lárgate y déjalo en paz.

El goldador soltó un quejido de molestia. —Jaime, si me voy sin ti, es por qué jamás en tu vida me volverás a ver.

El zorro con lágrimas acumuladas le dió la espalda. —Hazlo, vete. Te dije que no quería volver a verte, no seguiré en tu negocio Uriel.

El goldador lleno de rabia, negó y tomo dirección a su carro para irse del lugar.

Luis miro hasta que Uriel se fue totalmente de su vista, frunció el ceño y se dispuso a hablar con el zorro. —¿Estás...

Pero Jaime lo abrazo con todas sus fuerzas que le quedaban después de aquel jaloneo y libero todas sus lágrimas.

Entre sollozos, Luis correspondió el abrazo mientras acariciaba su espalda fragilmente. —Lo siento de verdad... La banda y yo haremos una fiesta en el departamento, podrías ir con nosotros para dejarte en tu casa y así no tengas que tomar el transporte público.

Pero el zorro negó.

—¿No quieres ir a tu casa?. —Pregunto confundido el lobo.

Jaime volvió a negar.

Luis pensó. —¿Quieres venir conmigo?.

Entonces, el zorro asintió.

El lobo sonrío. —Bien, vendrás conmigo pequeño. —Acaricio su cabeza para tranquilizarlo.

Y Jaime, después de tanto tiempo, se sintió tan feliz.

__________

Durante todo el camino hacia el departamento del lobo, Jaime no soltó de la mano a Luis, y aunque hubo momentos en los que se presentó la ocasión, el zorro no dejo que sucediera.

Ya en la fiesta, por distintas cosas que atendió Luis, claro que sus manos no estuvieron más tiempo juntas, pero tampoco se les veía separados.

Rodolfo le encargó al lobo que guardara una playera que uno de los integrantes de Vida les había obsequiado por la gran presentación que tuvieron, Luis asintió y le pidió a Jaime que lo acompañaran.

Una vez en su cuarto, Jaime se sentó en la cama mientras el lobo guardo la playera en su maleta.

—¿Por qué la guardas ahí?. —Preguntó Jaime un poco más tranquilo después de la situación que vivió en el foro.

—¡Oh! Por qué yo soy muy olvidadizo y no quiero dejarla aquí cuando me vaya, solo es para evitar sus molestos regaños. —Rió.

—¿Y a dónde vas?.

—Regreso a mi hogar. —Luis guardo la playera y después miro al zorro. —¿Recuerdas que te dije que yo solo venía aquí por el técnico y después me regresaba?

Jaime bajo la mirada triste. —Cierto.

El lobo rápidamente levantó su barbilla. —Pero no te pongas así zorrito, es una cosa que tenía que pasar y al final de cuentas, estoy seguro de que no pierdes nada.

Jaime rió. —Claro. —Tomo su mano y luego la entrelazó con la suya. —Te quedó increíble.

—¿Que?. —El lobo sonrío por el gesto.

—La canción. Está preciosa, ¿Como se llama?.

Luis se sonrojo ante el comentario. —Los imanes. —Rió nervioso. —Yo... Y-yo... La escribí para ti... Bueno... ¡Lo siguiente! Por qué tú la empezaste. —Rió. —Tu me la regalaste y...

Jaime comenzó a llorar nuevamente.

—¿Que tienes zorrito?.

El zorro en un movimiento abrazo a Luis nuevamente con todas sus fuerzas.

Como si no quisiera separarse de él nunca.

—Luis... Nunca te vayas por favor... Yo te quiero.


Los Imanes. (Furry/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora