Los Imanes. (Furry/Yaoi)

22 - Insomnio

La compañera de Luis que se sentaba a su lado guardo sus cosas y se fue.

El lobo aún decidía que es lo que le diría al zorro.

Pero mientras más lo pensaba, menos llegaba a un acuerdo y más se tardaba.

—Que sea lo que dios quiera. —Dijo mientras cerraba su mochila y volteaba a ver a lugar donde se habían sentado Uriel y Jaime.

Solo que sus bancas ya estaban vacías.

Dirigió su mirada rápidamente a la puerta, pero solo pudo observar a especies saliendo sin rastro del zorro o del goldador.

—Como... ¿¡Cómo es que...

—¡Luis!. —Lo interrumpió el profesor Fhill.

El lobo atendió de inmediato al llamado. —¿Si?.

—Mañana no quiero que te estés distrayendo, hoy estuviste algo raro, por favor, enfócate en tus metas.

El sentimiento de vergüenza volvió para Luis. —Si profesor.

—Bien, tengo que cerrar el salón, vámonos.

El lobo cabizbajo salio del aula sintiéndose perdido y confundido.

Demasiado frustrado.

Incluso al llegar al departamento, Antonio le preguntó si le había ido bien. El solo se limito a responder que sí.

Un simple si.

En la noche la paso un poco mal.

No podía dormir.

Se preguntaba una y otra vez si lo que quería hacer valía la pena.

También se preguntaba por qué era tanta su necesidad.

Se supone que había dejado todo atrás.

Se supone que nada de su pasado ya lo afectaría, pero ahí estaba.

Con insomnio por no poder acercarse a Jaime.

—No tengo por qué estarme mortificando por esto. —Hablo consigo mismo. —Recuerda... ¡Solo es para arreglar las cosas!. Nada más... No hay nada de malo con querer hacerlo, no afecta en tu presente por qué tú ya dejaste eso atrás. —Se dió ánimos y cerro los ojos nuevamente para porfin conseguir un descanso.

Claro que esos ánimos le duraron bastante, por qué a pesar de que lo intento día tras das día, el zorro siempre desaparecía de su vista antes de que el pudiera acercarse para poder intercambiar una conversación.

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—¡Bueno chicos! Es todo por la clase de hoy, recuerden siempre escuchar las referencias. Un buen productor necesita de un buen oído, si no, jamás destacarán en este mundo.

Jaime no respondió ante las palabras finales del profesor, guardo rápidamente sus cosas y fue el primero en salir como comenzaba a ser costumbre.

Uriel no había venido y no tenía ni una idea de por qué, aún no le contestaba los mensajes.

Todo iba perfectamente bien hasta que el zorro fue detenido.

—¡Jaime, espera!. —Grito Luis un poco agitado por correr.