Parte 34 "Me va el rosa"

54 7 2
                                    

Matt aún era un turista en Barcelona, aunque llevaba ya unos cuantos meses radicado en la ciudad, aun no la conocía tanto como los oriundos, Simona por el contrario había nacido y crecido en aquél lugar, así que para ella nada en él era nuevo, simplemente tenía una forma de ver la vida bastante particular y eso podía sentirse en ambos caminando por las ramblas del Raval, una calle muy ancha en forma de boulevard con los árboles ciñéndose, a ella le gustaba el sitio, siempre le había parecido bastante pintoresco, sus terrazas siempre la habían invitado a ver pasar personas mientras las fotografiaba y se adueñaba un poco de su historia.

Matt que no era un snob consumado, pero si criado frecuentando las mejores zonas y aunque en muchos momentos a él no le importaba mucho el clasismo si estaba un poco inquieto por la manera como Simona parecía moverse por esas calles, no era mucho de andar juzgando, pero sentía que unas mujeres que acababan de cruzarse con ellos era meretrices, llevaban toda la apariencia, faldas que simulaban cuero ajustadas y enseñando más de la cuenta y maquillajes bastante singulares.

Instintivamente puso la mano en la cintura de ella cuando vio a dos sujetos de dudosa apariencia acercándose a ambos, no tenía que ser prejuicioso para saber que eran yonkies, sin embargo ella simplemente lo miró con una sonrisa pícara, lo cual lo hizo soltarla de inmediato, no quería darle una idea equivocada, sólo se preocupaba por salvaguardar su integridad física, sin embargo ella no parecía pasmada ante nada de aquello.

Ella no era ajena a lo que él veía, desde luego sabía que habían personas de esa clase de pinta por allí, simplemente no era mucho de andar criticando, cada uno de ellos sabía por qué había terminado en una esquina del raval.

Simona sabía qué clase de barrio era y la fama que había cargado por años, quizás por eso había elegido su morada allí, porque la gente se fijaba sólo en ese aspecto, pero ella en cambio solía ver la otra cara de la moneda y es que ningún otro lugar de Barcelona era tan multicultural, cosmopolita, auténtico y bohemio, qué más daba si se tenía que cuidar de los carteristas, ella nunca iba con un sólo euro encima, lo que si era valiosa era su cámara, pero solía andar con la análoga y a esas las dejaban de lado por ser consideradas trastes viejos, aunque desde luego para ella eran vintage.

Ella nunca había tenido problemas, paseaba tranquila tanto de día como de noche, de hecho conocía a algunas de esas personas, no por sus nombres, desde luego, pero si por las historias que les había robado capturando sus imágenes con su cámara, así que ella se les había inventado una historia, había una que le parecía bastante curiosa, la llamaba Madame polilla, porque llevaba a abrigos roídos, pero se notaba que habían visto tiempos mejores.

Además de la cantidad de historias que ella solía crearle a esas personas ese barrio también le gustaba por la comida, eso fue algo que Matt también pudo notar, él también disfrutaba la gastronomía de los lugares, hacerse dueño de sabores era un placer que tenía desde hace mucho.

Juntos se sentaron en un café, le sorprendió el buen apetito que la muchacha mostraba, él estaba enseñado a salir con mujeres que solían cuidarse mucho en ese aspecto, pero aquella chiquilla no parecía importarle nada de eso, le sorprendió también que no usara los cubiertos y de hecho lo instará a él a hacerlo, pero él negó, no planeaba untarse las manos de comida, después sería complicado limpiarlas.

-No se ha lavado las manos antes de tomar esa hamburguesa.-Señaló él y ella alzó sus cejas y se encogió de hombros.

-Lo que no mata te hace más fuerte.

-No creo que un estafilococo haga exactamente eso.

-Claro que sí, fíjate que si mi sistema inmune tiene suficiente de esos, puede aprender a combatirlos, aunque sinceramente yo no me preocuparía mucho por mi sistema inmune.

Una locura llamada Simona [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora