Lindsay se miró al espejo, no se veía mal esos días había salido a correr y dejar de lamentarse, no estaba bien por eso había decidido irse, pero al menos quería verlo una vez más y crear una memoria con él.
Pensó en los muchos sitios a dónde lo llevaría entre ellos un museo o un espacio científico o de arte, pero eso lo habían hecho en el pasado, así que optó por algo mundano: una feria mecánica. En el pasado había querido ir, pero no llegaron hacerlo y está vez cumpliría con su deseo y esperaba que él aceptará.
Jamás había ido a un lugar de esos, así que estaba ansiosa por probar uno de los aparatos y aunque no era agradable decirle adiós, sentía que era lo que necesitaba, no podía estar durante el día pensando qué hacía ahí y que lo de ellos no iba a ningún lado. Al menos tenía a raya sus compulsiones, pero tarde o temprano volverían las dudas y aunque fuese difícil de aceptar ella no deseaba esa intermitencia con Matt, le hacía daño.
No era como si aspirara ser su esposa, pero realmente tampoco estar a la espera de un teléfono ansiosa y triste a la vez. No lo culpaba, no sería descarada, ella sabía que una vez se había terminado todo Matthew Shepard la olvidaría para siempre.
Pero ese día olvidaría lo triste, sonreiría mucho y tendría eso en su memoria por siempre, era un privilegio poder estar con él cuando se había resignado desde hace mucho a no volver a verlo.
Buscó en su armario algo que ponerse, encontró un abrigo verde y un vestido mostaza, medias negras y zapatos altos, se hizo cola de lado y con sus rizos resaltando.
Suspiró nerviosa, no sabía si la recibiría, lo encontraría o simplemente se enojaría, había cientos de ideas que rondaban, pero intentaba erradicarlas como le habían enseñado. No dejaría dominarse por sus pensamientos catastróficos.
Se terminó de arreglar, metió la caja vieja en su bolso y salió en busca de él, esperaba que no le importará que ella supiera el lugar de su trabajo, era algo sencillo de saber al menos para ella: preguntando a Antón, ya que él no le había dicho.
Tomó un taxi después de desinfectar el asiento trasero, el chófer la había visto realmente mal, pero le era inevitable, luego no pudo evitar mover sus manos dentro de los guantes negros algo ansiosa. Al llegar miró la entrada sin saber qué hacer a continuación, no sabía si ya se había ido o lo podría encontrar.
Optó por preguntarle al guarda de seguridad, quién le dijo que tendría que esperar porque aún no saldría. Así que decidió hacerlo no quería interruptor deseaba asegurarse que ya se iba a la casa.
Se sentó en uno de los muebles de la entrada, mirando hacia todos lados, el vigilante le había dicho que saldría a las seis, pero con él no había seguridad. Y fue así tal cual porque lo vio casi faltando un veinte minutos para las ocho.
Se levantó y caminó hacia él:
-Hola Matt. -Ella le sonrió, él la por su parte la miró sorprendido.
-Hola... ¿Qué haces aquí?- Siguió con esa misma sorpresa.
-Te esperaba, quería invitarte a salir. -Esta vez él sonrió y se le acercó dándole un beso en la mejilla.
-¿A dónde me vas a invitar?- La interrogó con cierto gusto.
-A la feria mecánica.
-Vaya señorita Huxley, eso es nuevo, nadie me ha invitado nunca a una feria, usted como siempre robándome primeras veces.-Le dijo animado, aunque estaba cansado, no se esperaba verla allí y mentiría si dijera que no era algo que le agradara, más porque parecía toda confianza, hacía mucho no la veía de tan buen ánimo, porque si, por muchos años, él estuvo al tanto de su vida, como ahora mismo lo estaba levemente de la de Rebecca.
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Una locura llamada Simona [Terminada]
ChickLitLas aventuras están siempre frente a tus ojos, sólo debes saber en dónde pescar. Su táctica: brindar sonrisas acompañadas de miradas pícaras. Su estrategia: colarse en todos los espacios de su vida y volverse su colorido secreto. Sus obstáculos: él...