Una locura llamada Simona [Terminada]

Parte 53 "Simba"

Se había ido, pero no lo había dejado, ella jamás lo había visto así, pero no le sorprendía lo que había mostrado, él era esa clase de persona que cuando se sentía herido alejaba a la gente, la alejaba tanto para no sentir y creía que diciéndole esas cosas la alejaría, pero ella no era como otras mujeres, no se sentía devaluada porque la llamara buscona u ofrecida, podría verse de esa manera, pero para Simona era simplemente ir por lo que quería y ella lo quería a él, sabía que él también lo hacía, por algo estaba así de molesto, si ella no le importara sencillamente le habría dado lo mismo que ella le hubiera omitido que era hija de su jefe.

Su papá siempre le andaba liando la vida, aun si no tenía las manos metidas, nada le era fácil, aunque muchos lo creyeran así, ser su hija sólo la hacía tener que luchar más por las cosas para que no la trataran bien por él, para que no le dieran las cosas por él, sino porque se las merecía, porque había trabajado por ellas.

Era verdad lo que le había dicho a Matt, no estaba peleando con su papá, no estaba enojada con él, ni lo odiaba, de hecho lo quería bastante, si había estado molesta, pero era una niñata, ahora entendía un poco todo, aunque no lo compartía, pero sí que entendía, quizás su padre ya no quería a su madre y quedarse a cuidarla por mero compromiso no estaba en sus planes, al fin y al cabo le pagaba enfermeras y los mejores hospitales y bueno Adeline Martin iba a morir, lo habría hecho aun cuando él no se hubiera ido con Linda de viaje, así que tampoco lo culpaba por su muerte.

Lo culpo por mucho tiempo, lo culpo como había culpado a los médicos, como culpo a Dios y a todo el mundo, lo culpó porque su mamá era su persona favorita en el mundo, porque era ella la que la había perdido y si que le había dado rabia con la vida eso, pero la vida no era justa, no era una máquina de conceder deseos, simplemente tenías un cuerpo y éste era perecedero, el de su madre estaba averiado y lo cierto es que tenía que seguir y eso hacía cada día, a pesar de todo lo hacía.

No le gustaba pensar en eso, ni mucho menos hablarlo, Matt no podía entender que abordar todo eso era como si la herida se abriera, como si todo se devolviera, no entendía las razones para las que ella actuaba como actuaba y no podía culparlo, porque ella jamás se lo había contado, estaba enfadado y era ese tipo de personas que aun no se daban cuenta del verdadero sentido de la vida y es que todos moriremos, si él entendiera eso dejaría de tratar de alejarla y simplemente comprendería que no había tiempo, el tiempo se escapaba y era fundamental vivirlo sin quedarse en malos entendidos, sin pegarse de cosas tontas, sin hacer más grande algo que no tenía tal importancia.

...

Los días siguieron su curso y Simona siguió viéndolo, cada día, lo hacía porque trabajaba en el proyecto de streaming, no lo hacía porque fuera la única heredera de su padre, lo hacía porque eso le gustaba y porque además le gustaba verlo a él, aunque seguía frío y distante, se había puesto su caparazón, uno que le tomó tiempo romper, esto no sería diferente, claro que no lo sería, con Matthew se daba un paso y se retrocedían tres.

Le recordaba a una mascota que tuvo de niña, su padre la había llevado a una perrera y habían adoptado a un pitbull, la historia de Simba- que era como le había puesto al perro- era lo que la había hecho elegirlo, había sido rescatado de peleas clandestinas, Simona vio su alma, la tristeza que lo inundaba y su potencial, Simba sería el más leal, pero no sería fácil hacer que confiara en ella porque lo habían herido, física y emocionalmente, así que por mucho tiempo el perro se asustaba, se recogía en un rincón y mostraba sus dientes gruñendo, pero cuando supo que ella no lo lastimaría dejó de hacerlo.

Matt era como Simba, era leal, era noble, tenía muchas cualidades, pero estaba tan herido que tendía a protegerse e intentaba lastimar tan pronto como alguien se acercaba porque no confiaba en nadie.