Simona no es ni por asomo mi personaje favorito, ambas somos opuestas y eso hace que a veces no avale sus comportamientos, pero cómo lloré escribiendo este capítulo; ahí se los dejó por si a uds las hace llorar.
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A lo largo de esos meses María Antonia había mostrado su descontento con la relación que mantenía Simona con Matthew, tenía muchos argumentos, pero los que eran más constantes en su discurso eran la enorme diferencia de edades y de ahí se desprendían los demás, en tanto refería que eso se prestaba para cierta dominancia de parte de él sobre Simona, también para diferentes tipos de "violencia" y cada vez que ella mencionaba esa palabra Simona simplemente englobaba sus ojos torciéndolos y restándole importancia.
Pero la verdad es que María Antonia percibía los sutiles cambios en su amiga, como se restringía en aspectos de su personalidad para no molestarlo, era verdad que Simona era chocante, para Toni también lo era, pero eso no quería decir que fuera bueno que su amiga se contuviera para agradar a un tercero, sobre todo porque Simona nunca había sido así, a ella solía valerle lo que los demás pensaran de ella, ahora parecía una cometa dispuesta a ir a donde quiera que él estuviera.
Ese día por ejemplo había insistido en dejar de hacer lo que usualmente hacía para su cumpleaños para hacerlo con él y no importaba lo que María Antonia le había dicho, Simona simplemente le había contestado que ni ella, ni ninguna persona en el planeta podían sacarlo de sus pensamientos, de su médula ósea, a veces incluso era exagerada y tendiente a la hipérbole, aunque con eso parecía estar en lo cierto, era como si razonara menos que de costumbre cuando se trataba de ese sujeto.
Toni, la miraba revolver su armario y no dejaba de considerar que las violencias tenían muchas formas y que propinarle un golpe era sólo una de ellas, la más visible, la que nadie refutaba ante las evidencias, pero en su curso de criminología había entendido que la violencia de género iba mucho más allá y su amiga no reconocía que había una sutileza en la violencia emocional.
-Simón- le dijo sin dejar de mirar cómo se limaba las uñas, la otra se giró dejando en paz su armario para prestarle atención- ¿sabes qué es el gaslighting?
-Luz de gas- Respondió Simona traduciendo el enunciado, en ese instante María Antonia sí dejó de mirar sus uñas para hacerlo con su amiga.
-¿Y desde la psicología? ¿Has escuchado el término?- Simona negó como era de esperarse.- Es una forma bastante sutil de abuso emocional.
-¿Vas a empezar de nuevo?
-Verás- Siguió María Antonia sin prestar atención a sus quejas- es tan sutil que la víctima llega a dudar hasta de su propio juicio y cree en todas las manipulaciones del victimario.
-Toni no todos vivimos en tus libros de crimen.
-No todos, pero sí algunos.
-Supongo.- Simona se encogió de hombros y volvió la vista a su armario.
-En muchos momentos- Continuó María Antonia- les manifiestan que están locas, que imaginan, que exageran, que es su culpa, que ellos no serían así si ellas no los hubieran obligado a hacerlo por su conducta indeseable.
-¿Haces un trabajo de eso?
María Antonia volvió a tomar su lima y continuó con sus uñas y cual si Simona no hubiera intervenido haciendo esa pregunta, ella simplemente siguió dando características:
-A veces es tan calculado, tan bien efectuado que llegas a dudar de tus recuerdos, de sí entendiste bien, le disculpas, le justificas, ocultas ciertas cosas para no enfadarle y te preguntas si eres suficiente.
Su amiga no dejaba de parlotear sobre sus clases y aunque usualmente Simona le prestaba atención, no ese día, ese día pensaba en verse muy bien, algo que casi nunca se pensaba, pero quería estar linda, no se maquillaría porque a él le gustaba verla natural, también se había cortado el cabello y llevaba mucho sin teñírselo, así que sólo las puntas estaban rosas, el resto caía rubio como a él le gustaba, tampoco se lo alisó porque él amaba sus rizos, no le gustaba nada que alterara la belleza innata, solía decírselo.
Eligió el vestido azul cobalto con una falda acampanada y un escote palabra de honor, Matt solía decir que en la psicología del color el que mejor le sentaba a las rubias era el azul cobalto, había rebuscado en todo su armario buscándolo, no era la primera vez que se lo ponía para él, lo había hecho tiempo después que le había hablado acerca de la psicología del color, él le había sonreído y le había dicho que definitivamente ese era su color, que resaltaba todo en ella y que era su favorito, que le gustaba verla más femenina y a ella le gustaba gustarle.
Habían quedado de verse en el lugar donde se conocieron, él no lo recordaba desde luego, pero ella sí y le dijo que sería en ese sitio porque para ella ese era el lugar de los dos, se sentía demasiado ilusionada, llegó extremadamente puntual, porque a él lo enfadaba la impuntualidad, se sentó en la mesa y su cabello rizado bailaba con la brisa marina que llegaba hasta ahí, se sentía feliz y expectante, añoraba esa cita como nunca había añorado nada, ni siquiera que su mamá viviera, porque hasta a eso se habituó.
El mesero llegó para tomar su orden, pero ella negó con la cabeza diciéndole que estaba esperando a su novio, el joven asintió y la dejó en la mesa mientras el reloj avanzaba Simona dejó la postura erguida que tenía y se fue jorobando un poco, hasta descansar su cabeza en su brazo, con su barbilla sobre la mano.
De pronto vio a lo lejos un hombre con el cabello azabache y se levantó de un brinco para alcanzarlo, pero se detuvo de golpe cuando lo vio caminar y aun con la distancia supo que no era Matt, así no era su andar, volvió a sentarse y le dijo una vez más al mesero que aún no tomaría la orden, que estaba esperando a su novio, el chico la miró con cierta pena, como si la hubiesen dejado plantada, pero él no conocía a Matthew, algo tendría que haberle pasado, porque él era puntual y además cumplía sus promesas.
Conforme el sol se puso y dio paso a la noche, también dio paso a que las lágrimas emergieran silenciosas por el rostro de Simona, ella no era consciente que caían sin parar, que con ellas también estaba vaciándose algo más en ella, él no llegaría, no lo haría y no tenía que ver el rostro del mesero para saberlo, sin embargo se quedó ahí sentada, como si estuviera perdida y no lograra encontrarse.
El clima también había cambiado con la noche y del cielo el agua empezó a caer mojando sus rizos y el vestido azul que a él tanto le gustaba, pero ni siquiera entonces se movió de la mesa, aunque todos corrían a su alrededor buscando resguardo, ella estaba paralizada.
Matthew no había llegado.
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Recuerdan cuando muchas veces les dije que Simona me había contado su historia, pues una de las primeras escenas que me mostró fue ésta, no me basé en nada para escribirla, sólo en la imagen de ella sentada con su vestido azul, ya luego encontré estas dos canciones que le caen perfecto, se las dejó por si quieren oírlas, ambas se llaman vestido azul y ambas describen en parte lo que Simona siente:
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Una locura llamada Simona [Terminada]
ChickLitLas aventuras están siempre frente a tus ojos, sólo debes saber en dónde pescar. Su táctica: brindar sonrisas acompañadas de miradas pícaras. Su estrategia: colarse en todos los espacios de su vida y volverse su colorido secreto. Sus obstáculos: él...