Parte 23 "Cero drama"

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Estornudo una vez más y sacó varias bolsas congeladas de la nevera, también extrajo el termómetro de su boca revisando que seguía teniendo 38 grados de temperatura, fue con las bolsas directa a su hermosa cama en forma de Totoro y se lanzó sobre la misma poniéndose las bolsas en el pecho, piernas y cabeza, usualmente eso la ayudaba a bajar la fiebre y esperaba que fuera así porque aunque odiaba que su cuerpo la dominara en ese momento si sentía mucha debilidad.

Inevitablemente tomó su frazada con Zelda de fondo y se cobijó porque tenía mucho frío y no era sólo por el hielo que había puesto sobre ella, era esa mugrosa fiebre que la hacía ser débil y lo odiaba.

Tenía varias llamadas de Toni, pero no le devolvió ninguna, si ella se enteraba que tenía fiebre insistiría que fuera a un hospital, era sumamente alarmista y cualquier cosita le parecía lo más grave del mundisimo, así que no gracias, el drama en su vida no era algo que persiguiera, de hecho una de sus filosofías de vida era cero drama, lo cierto es que eso de vivir al estilo novelezco no era lo suyo, le parecía fatality como muchas personas se complicaban tanto la vida con cosas tan sencillas, por qué diablos pensarse tanto todo o llevarlo a la dramatización, si era sencillo vivirlo como fuera, si la gente se hiciera más consciente que de la vida no iban a salir con vida, pues optarían por relajarse más.

Por días no hizo mucho, sólo estar en su cama bajando la fiebre, bebiendo mucho líquido que era todo lo que le provocaba y haciéndose esas mugrosas sopas que de niña tanto detesto, pero que ahora mismo le sabían a gloria.

Cuando volvió a ser persona lo primero que hizo fue volver al canal, se suponía que andaba en ese estúpido concurso, que para nada quería ganarse, obviamente hubo una conmoción porque necesitaban las tomas que ella no había hecho, aunque como todo reallity simplemente dijeron que ella estaba enferma, lo cual era verdad.

Aunque no le gustaba mucho divulgar esos temas, no había nada qué hacer cuando estaba de por medio contratos legales donde le vendías tu alma al diablo a cambio de tener acceso al ángel demoníaco de ojos grises, aunque insistía que Matthew le hacía pensar más en la fuerza de star wars que en ángeles y demonios, la verdad ese cuento de ángeles y demonios le parecía soso, habían historia con más trasfondo.

Definitivamente Matthew Shepard era una historia con trasfondo, así que no pasó mucho tiempo antes que ella intentara buscarlo en los lugares que ya sabía que frecuentaba, porque había hecho una labor detectivezca que dejaría sin empleo al FBI, las mujeres cuando se lo proponían eran mejores investigadoras que cualquier policía entrenado y ella aunque tuviera muchos gustos que para la sociedad eran masculinos, pues indudablemente era una mujer, aunque no le gustaba mucho encasillarse, que mujer, que hombre, ella era una humana y ya y eso que también le parecía encasillarse, porque si había una raza de alienígenas intergalácticos y ella encajaba mejor con ellos que con los humanos, no dudaría en irse con ellos.

Pese a sus esfuerzos no lo encontró, eso casi consiguió bajonearla, pero no dejó que ese sentimiento creciera, Simona se tenía mucha confianza, precisamente de la vida sólo iba a salir muerta, así que no tenía nada qué perder y quizás mucho que ganar, porque al menos cada segundo pisando la tierra intentaba disfrutarlo al máximo.

De manera que si, no había tenido éxito ese día, pero mañana sería otro día y todo podría ser mejor, así que se vio a sí misma en la universidad, lugar que no pisaba hacía dos semanas, por lo que la cosa no estaba bonita, pero eso tampoco la agobiaba, Simona sólo iba a la universidad porque quería vivir esa experiencia, además porque se reía mucho con sus compañeros y disfrutaba intimidando a algunos de sus profesores con coqueteos inofensivos que no llegaban a nada más que hacerlos enrojecer.

A ella le encantaba demasiado desbalancear a las personas, era divertidísimo cómo podían llegar a afectarse por cosas tan insignificantes y todo eso era porque la gente a menudo se tomaba demasiado en serio la vida, ella no, no podía hacerlo o andaría en un dramón medieval y se negaba tajantemente a reducirse a eso.

Una locura llamada Simona [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora