Parte 31 "Punto de fuga"

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La madre de Simona había sido una madre grandiosa, hasta donde había podido, también entre comillas una buena esposa, en lo que si no había sido muy buena era en ser un modelo a seguir para Simona, no al menos en lo que respetaba ser una mujer, eso era algo que a la joven de cabello rosa la perseguía, aunque no pensaba mucho en esas cosas si la definían en su actuar.

Simona aún no sabía qué era ser una mujer, pero si sabía lo que no quería ser, no quería ser una persona que esperaba que la rescataran, entendió por los dibujos animados que no era parte de su personalidad dejar que un hombre tuviera un control semejante sobre su acontecer.

Tampoco era el epítome de una femme fatal, aunque en su época oscura, por allá en sus catorce años si había pasado por una fase así, pero no se había sentido agradable, no cuando todo pasaba y ella terminaba sola en su habitación sintiéndose más vacía de lo que estaba e incluso culpable y asqueada.

No era buena con el arrepentimiento, en su caso siempre pensaba que era mejor arrepentirse de lo que hizo que de no hacerlo, eso seguía pensándolo de ese modo, pero definitivamente no le había gustado ese tiempo, todo parecía más un disfraz de ella pisoteando sujetos que tenían un interés en ella, ni siquiera podía decir que le había divertido, sólo fue una época oscura de desorientación, un período en que todo le había valido poco hasta ser usada y usar.

Pero ninguna de esas dos posturas le gustaban, ni la sumisa, ni la bruja sin sentimientos, estaba como en un punto intermedio, porque definitivamente los extremos le desagradaban, entendía que los hombres no eran los enemigos, ni las mujeres superiores, precisamente no se trataba de superioridades, sino de una coexistencia, de colaboración, de cierta equidad.

Ella seguía en el proceso de descubrir qué mujer quería ser, en su proceso era bastante fiel a sí misma, por eso hacía lo que para personas como María Antonia consistía en arrastrarse detrás de un hombre, para otros sería visto como regalarse o en su sinónimo ser una buscona.

Simona en cambio no veía nada de eso de esa manera, había hecho lo que había hecho porque Matthew Shepard le gustaba y cual si fuera un proyecto profesional, un alimento o cualquier objeto que se compraba, ella iba por la vida siguiendo sus intuiciones y siendo testaruda por alcanzar lo que se proponía.

Eso quizás se lo debía a su padre, que curiosamente con ella había sido lo opuesto que como marido, porque a ella sí le decía que podría hacer lo que quisiera, mientras que a la esposa si la trataba como a una sumisa, era parte de la doble moral, pero digamos que intentaba no juzgarlo, ya habían pasado por eso y no los había conducido a ningún lugar.

También sabía cuándo precisamente su postura no la estaba llevando a ninguna parte y precisamente por eso estaba ahí, dimitiendo de su participación en el dichoso concurso, no le había mentido a él hacía unas horas, bordeando la media noche que salió de su oficina, ella sólo había ingresado a ese estúpido concurso buscando un acercamiento con él, pero había sido un absurdo, dado que él nunca se aparecía por el set, jamás se interesaba en nada y todo lo había delgado en otros, la única vez que lo pudo ver con algo relacionado a ese dichoso programa había sido en los casting y ni siquiera habían hablado, así que... Qué más daba mandarlo al diablo.

Le había ido mejor vigilando sus rutinas que en esa vaina, sólo se había expuesto a que la descubrieran apareciéndose por ahí y andando en modo ninja, aunque ese día en particular ni siquiera andaba en modo ninja, no tenía nada de ánimo para camuflarse, sólo se recogió su melena e hizo todo el papeleo y brindó su número de cuenta bancaria para que le retiraran el monto de la multa, ahí estaba ella dándole su dinero a esa televisora y eso la hacía estirar su boca porque no había querido nunca llegar a eso, pero hasta su dinero le valía, lo recuperaría haciendo una pauta para nintendo o para ubisoft.

Una locura llamada Simona [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora