Parte 43 "Iceberg y balanzas"

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El olor a pintura era algo que la relajaba, le gustaba perderse en sus dibujos, le quitaba sus pensamientos intrusivos, porque sólo estaba el lienzo, sin nada más. De pronto le llegó cierto olor a café inundando- su nariz y de inmediato supo de quién se trataba, el jefe de Antón le brindaba una sonrisa, esta vez su pose coqueta no estaba, desde hacía semanas hacía lo mismo.

Lo conoció de casualidad en la oficina de su amiga, incluso se había atrevido a besarla y le había caído muy mal, la cosa era que con el pasar de los días esa percepción había cambiado y aunque no lo veía como interés romántico, se comenzaba a sentir cómoda con él.

-Llevas mucho tiempo pintando, hagamos un break. -Lindsay asintió y le sonrió levemente.

Recordó el día que la había tenido una crisis, había sido una experiencia horrible, aunque había pasado por muchas, estar sola y ese encuentro con Matt no había ayudado, el jefe de Antón había estado ahí, la buscaba para lograr un acercamiento, pero se había encontrado con una mujer trastornada y lejos de asustarse la había auxiliado.

Él había sido cercano al tema de enfermedad mental, jamás imaginó que Lindsay podría tener tal desequilibrio, pero eso no la había hecho menos hermosa, además era una mujer interesante apasionada por el arte así como él. Era verdad que en ese instante no deseaba llevarla a la cama, aún le gustaba, pero era consciente de lo frágil que era.

Lindsay se levantó y lavó sus manos, finalmente se volvió a sentar y tomó el vaso con hierba aromática, mientras su acompañante lo hizo con el café, tomar estimulantes no era recomendable y él había aprendido eso, agradecía la delicadeza, también que dejara de verla como un prospecto amoroso, ella había entendido que por más que su libido creciera por momentos, no estaba lista para acostarse con el primer hombre que se encontrara.

Ese día estuvo con él charlando sobre el autor que restauraba, también de las pinturas de su autoría, no eran temas que cautivará a cualquiera, en cambio para ella era una forma de dejar de pensar en lo mismo.

Ese día después de pasar un tiempo con él, continuó restaurando y en la noche él había vuelto con la cena, sus días eran rutinarios, pero seguros, no había ansiedad, depresión o pensamientos desbordados, era como si el tiempo quitada apagar los sentimientos que la habían desbordado.

Antón lo intuía y quizás por eso no mencionaba a Matt o la chica de cabello rosa, eso le había ayudado mucho, también el saber que su amiga la había tenido en cuenta para su nuevo proyecto en New York o el hecho de que Harold, su ex esposo, no había vuelto a llamarla para obligarla a irse con él. En el fondo esa aparente calma le asustaba, pero intentaba no sobre dimensionar todo.

Su día libre había decidido salir a conocer un poco la ciudad, nevaba y las calles se veían muy diferentes, le gustaba el paisaje y en cuánto pudiera lo pintaría. Estuvo en muchos lugares e incluso había tomado tren, estaba fascinada y de seguro le diría a Antón que la acompañara en unas vacaciones.

Decidió comer algo y vio un restaurante, se veía muy fino y bonito quiso permitirse algo caro y rico, se sonrió al darse cuenta que comenzaba a pensar en ella sin importar lo demás. Entró al lugar con paso firme, hasta que una figura conocida de un hombre alto y un gabán gris la hizo detenerse. Se veía muy guapo, los años le habían sentado y aún conservaba ese aire enigmático que en su adolescencia la enloqueció.

No iba solo, cuatro personas más lo acompañaban todos hombres igual de trajeados, los ojos de ambos se cruzaron y ella le sonrió asintiéndole, pensó que verlo la haría enloquecer, pero por el contrario le agradó un encuentro más, la restauración ya casi terminaba y ya no tendría excusa para estar más en Barcelona.

-Hola Matt. -Lo saludó y luego a los hombres que lo acompañan.-Buenas tardes.

Él se acercó y la saludó con un beso en la mejilla y acto seguido la presentó a los demás como la "señorita Hurlex", se encontraba allí almorzando con Gerard Balagué y otros de los ejecutivos del canal, trabajaban en un nuevo proyecto, un proyecto gigantesco, pero indispensable, la BV finalmente se había rendido a lo inevitable y había aceptado el viejo adagio que rezaba "si no puedes contra tu enemigo, únete", así que crear una plataforma de streaming para el canal era un hecho y competir contra el grande en eso iba a ser una labor que les iba a generar invertir todo el tiempo y los esfuerzos.

Una locura llamada Simona [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora