Matthew Shepard disfrutaba de muchas cosas, sus placeres a menudo eran estilizados, se podía decir que era un hombre de gustos finos, en parte por su crianza elitista, por mucho que renegara de quién era, -debido a los orígenes de la fortuna de su padre- habían cosas imposibles de eludir y éstas guardaban relación con hábitos que había creado su crianza en él.
A sus 37 años le costaba un poco cambiar de hábitos, seguía gustándole vestir bien, tomarse una buena copa de whisky, extrañaba mucho ir a la ópera y al ballet, también sus equinos, pero lo que todavía podía permitirse era el placer de la buena comida.
Algo que agradecía de Barcelona es que se encontraba a la vanguardia gastronómica internacional y por eso tenía una amplia oferta de restaurantes de calidad. Él en particular no era obsesivo con el tema de las estrellas Michelin, a veces había descubierto que muchos de los lugares que las ostentaban estaban sobrevalorados, así que no temía ir a sitios que no las tuvieran, incluso sitios que muchos habrían considerado de poco prestigio, pero la buena comida podía estar en cualquier rincón y a pesar del estilismo, que no negaba que tenía, no era esnobista.
De serlo quizás no tendría las amistades que en algunos momentos tenía, ni se sentaría sin pensarlo mucho con personas del equipo de producción, a Matthew no le importaba las clases sociales, sólo los valores que la persona tuviese y a veces ni eso, miró a Claire que jugueteaba con su pelo enredándolo en su dedo, mientras estudiaba la carta, ella era un ejemplo de eso, Claire podía decirse que era todo lo opuesto a él, su alma bohemia la hacía no tener ningún tipo de límites y no se esforzaba por ocultarlo, él no iba a negar que algunas de sus formas lo incomodaban, pero si algo valoraba era la honestidad que había exhibido siempre.
En esa ocasión había optado por llevarla a un restaurante, que pese a lo que él pensaba, si contaba con una estrella de la guía Michelin, pero la razón por la que lo eligió no tuvo que ver con eso, sino porque de verdad ofrecían una variedad exquisita de alimentos, el lugar era pequeño, poco ostentoso, tenía dos barras largas de madera que convergían y se ensanchaban en un punto, en el cual ofrecían cócteles, ambas barras contaban con taburetes pensados para ser corrientes, sentía que el diseñador de interiores lo había hecho adrede, Matt no era un diseñador, pero le gustaba la estética de los espacios y era capaz de intuir cuál era la que determinada zona quería reflejar.
Entre ambas barras estaba la brasa japonesa y las paredes repletas de baldosas de piscina que dejaba claro que ese lugar era un restaurante de mar, de hecho si cabía dudas lo habían ubicado en lo que era el paseo de Juan de Borbón, justo con el puerto marítimo en frente y efectivamente al salir lo que te encontrabas eran yates anclados.
El menú por ende rescataba un poco esos sabores, él en ese instante disfrutaba de un arroz con gambas al ajillo, entre seco y meloso, estaba delicioso, todo perfectamente balanceado como le gustaba al momento de degustar alimentos.
El sonido del móvil lo sacó de sus pensamientos, Claire atendió, le hablaba a un amante, lo supo por la postura que asumió con su cuerpo, Matt era bastante observador, le fascinaba deleitarse con los detalles, cosas que la mayoría de la gente pasaba desapercibido, como el leve rubor de las mejillas blanquecinas de ella, la forma como sus pupilas se habían dilatado, la rigidez al tomar el móvil y el timbre de su voz.
Ella no fingió, no era la forma como Claire procedería, sin embargo si se puso nerviosa, si se lo preguntaban no entendía por qué, lo de ellos no era una relación formal que los llevara a la monogamia, de hecho él solía verse con Antoniette, en una relación tan libidinosa y lasciva como la que tenía con Claire, era certero que años atrás Claire había sido su novia y en ese momento ambos habían mantenido la exclusividad, pero todo había cambiado.
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Una locura llamada Simona [Terminada]
ChickLitLas aventuras están siempre frente a tus ojos, sólo debes saber en dónde pescar. Su táctica: brindar sonrisas acompañadas de miradas pícaras. Su estrategia: colarse en todos los espacios de su vida y volverse su colorido secreto. Sus obstáculos: él...