José, no daba crédito porque en toda la velada Simona fue políticamente correcta, no brindó un espectáculo de ningún tipo, lo único que había hecho era haberse sentado en el asiento de su madre y eso parecía haberla calmado, sin mentir admitiría que estuvo esperando todo el tiempo algo desatinado, pero la cena fue un éxito, incluso cuando pasaron a una de las salas de estar de la casa, la miraba expectante de reojo, pero primero se retiró Linda -sabiendo que vendrían temas de negocios, porque ya se lo había advertido- antes que Simona hiciera algo impropio.
Quién estaba bastante adusto y parco era Matthew, tanto que no estaba seguro del grado de compromiso, era bastante extraño porque por mucho tiempo percibió en él lo opuesto, tanto él como Gerard lo consideraban el idóneo, pero esa noche parecía distraído, incómodo, no participaba y cuando lo hacía era escueto.
Su hija en cambio se mostraba entusiasta con el proyecto, le señalaba a Gerard puntos que no habían tenido en cuenta y él tomaba nota, porque era verdad, Simona llevaba años preparándose para eso, diciéndole que si no avanzaba se iría a la bancarrota porque la post modernidad exigía otras cosas y él se venía quedando obsoleto, José había invertido mucho en su educación, la mimaba en exceso y sin embargo ella siempre terminaba haciendo lo que quería, pero ahí estaba siendo el sueño de hija, lo que venía esperando de ella desde hace mucho lo estaba haciendo y aun no podía creerlo.
Dejó de observarla y se centró de nuevo en Matt, le ofreció whiskey, era lo que siempre bebía y aun así negó con su cabeza algo tajante emanando incomodidad por cada poro, a costa de su buen juicio quiso darle la oportunidad, después de todo sólo hasta esa noche había notado eso en él, por demás había dado buenos rendimientos anteriormente.
-Matthew- le habló, a lo que éste último lo miró- sabrás que quiero inaugurar cuanto antes la nueva sede en América.-Matt asintió escueto sin decir una palabra- Quiero que Gerard lidere ese proyecto- Un nuevo asentimiento por parte de Matt.
-En hora buena Gerard. -Fue todo lo que dijo Matt, pero Gerard le sonrió afable, llevaban meses pasando muchas horas juntos, más que en sus casas y habían hecho un lazo más sólido que el que tenían previamente, cuando se conocieron en París.
-Pero escucha Matt que no es todo- Dijo Gerard
Y Simona en cambio seguía supuestamente absorta en el laptop con el proyecto, Matt la miró y evitó suspirar porque cualquiera que la viera así creería su postura de niña buena, era una diabla, una muy mala y muy mentirosa que se había estado burlando de él con su pose de mujer independiente, se había burlado de él con ganas y estaba bastante cabreado.
-El puesto de Gerard queda vacante y deseo ofrecértelo. -Terminó José.
Matthew se atragantó, no se esperaba eso, en cambio la rubia alzó sus ojos azules y le brindó una de esas sonrisas pícaras que solía otorgarle en momentos muy diferentes, él desvió su mirada de ella y se volvió a su jefe y padre de esa embustera, sin darle ninguna respuesta se disculpó y se marchó de aquella situación surrealista.
Lo que no se esperaba era que la embustera lo alcanzara en el parqueadero de visitantes de la exclusiva Mansión aislada con una enorme muralla y de antesala ese enorme jardín en nada más y nada menos que la zona norte de Pedralbes, donde históricamente residía la burguesía catalana de la que ella evidentemente era parte, la misma que se había burlado de María Antonia en otros momentos por la misma causa, de hecho María Antonia vivía bastante cerca de aquella casa, Matthew desde luego no sabía eso y de hecho no sabía nada de la vida de Simona y eso había quedado claro esa noche.
-¿A dónde vas?-Lo llamó ella, pero él la ignoró- Oye es una buena oportunidad para ti, Gerard gana una buena cantidad de pavos y te aseguro que haces más tú.
Él la miró impávido porque realmente no quería mostrarle lo que estaba sintiendo, su decepción, en parte ella le había gustado porque siempre parecía desenfadada diciendo todo, se suponía se atrevía a decir lo que otros no, se suponía era autentica, pero no, era una capulla y una mentirosa de la peor calaña, se había inventado una vida, le había dicho que vivía en el barrio raval y aunque él no era de Barcelona no hacía falta saber que de eso, a lo que tenía frente a él, había muchos euros de diferencias y ni hablar de los niveles sociales, ella se fingía una chica de clase media baja y ni hablar, no era tal cosa, estaba forrada en dinero, tanto como él lo había estado por casi toda su vida.
» ¡Matt, háblame!
En esa ocasión ni siquiera la miró más y simplemente rodeó su auto, ella corrió tras él y se tropezó con sus zapatos, el caballero que era, la habría ayudado, pero no, no en ese instante, no cuando le había venido viendo la cara por meses, así que ella simplemente se descalzó dejando sus zapatos de diseñador a un lado y teniendo levemente la apariencia desenfadada que él reconocía en ella.
» ¡Oye! ¿Por qué no me quieres hablar?
-¿A quién debería hablarle?- Soltó molesto- ¿A la señorita Saldarriaga o a la señorita Martin? ¿Si quiera te llamas Simona?
-Me llamo Simona, claro que me llamo Simona, Matt por qué estás tan cabreado.
Él arqueó sus cejas incrédulo y se subió a su ato, cuando iba a cerrar la puerta ella la tomó impidiéndole hacerlo y sin más se subió, así quedando a horcajadas sobre él, algo que en ambos a esas alturas era bastante habitual, la mayor parte del tiempo estaban así, pero en ese momento se sintió antinatural, por lo que él se quedó totalmente inmóvil y tieso, tieso como si fuera una tabla, sin llegar a mirarla, mirando cualquier punto diferente a ella y a sus ojos azules de embustera.
» ¡Matt! ¡Que me mires joder!
-¿A quién voy a mirar Simona? ¿A quién?
-A mí.
-Ah, a una mentirosa.
-Nunca te he mentido.-Él la miró incrédulo por el tamaño de su cinismo.- ¡No lo he hecho!- Repitió ella al ver su cara y tomó su rostro con ambas manos, Matt no se las retiró, pero su postura fría no había cambiado, sus ojos parecían dos cristales, tan fríos como un iceberg -¡Es en serio!
-Dijo la señorita Saldarriaga.
-Pero es que también soy Martín.-Él torció sus ojos y resopló.
-¡Lo soy! Es el apellido de mi madre, lo uso para todo, puedo darte mis notas en la universidad, puedo enseñártelo todo, es más mi apellido que el de mi padre.- Matt volvió y la miró incrédulo.
¿Qué dice tu DNI?
-Es un tecnicismo.
-¿Qué dice Simona?
-...Saldarriaga...- Dijo ella rendida- Pero también Martín, no es mentiras si digo que sólo uso mi segundo apellido, a ver Matt mi padre es un gilipollas, además de serlo, si voy a todas partes diciendo mi apellido nadie me mirara por mí, ni siquiera tú lo habrías hecho.
-¡Qué mierdas dices, no soy clasista!
-Lo eres.
-¡No lo soy!
-Claro que lo eres.- Él la miró más molesto de lo que estaba, le enfadaba mucho que le dijera algo así.
-¿Así que ahora te salí a deber? Y entonces me mentiste porque soy un interesado, bájate.- Le dijo hosco.
-¡No dije eso! Al contrario- se mordió el labio y lo sujetó con más fuerza de su cara- No me habrías hecho caso nunca si hubieras sabido que era hija de tu jefe.
-En eso tienes razón.
-Ves como si eres clasista.-Él torció los ojos.
-Bájate Simona- le quitó las manos de su cara- estoy demasiado enfadado y no respondo de mí.
-¡Matt!
-Bájate.
Ella le hizo caso, en contra de lo que se podría pensar de ella por su testarudez, pero hasta ella sabía cuándo no lograría nada y él no la estaba escuchando, quizás darle un tiempo que se calmara haría que recapacitara y entendiera que no le había dicho ni una mentira, de hecho por algo no hablaba de sus padres, para no mentir.
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Una locura llamada Simona [Terminada]
ChickLitLas aventuras están siempre frente a tus ojos, sólo debes saber en dónde pescar. Su táctica: brindar sonrisas acompañadas de miradas pícaras. Su estrategia: colarse en todos los espacios de su vida y volverse su colorido secreto. Sus obstáculos: él...