Una locura llamada Simona [Terminada]

Parte 9 "Rompiendo con las rutinas"

Matt se pasó la mano por su cabello, se sentía algo extenuado, ese día no había trabajado tanto, pero se sentía mucho más cansado que en otros momentos, definitivamente no era lo suyo estar en esos casting, en momentos como eso veía como una gran pelma que fuese tan controlador, lidiar con su personalidad era sobre todo difícil para sí mismo, intentaba no generar molestias en los que lo rodeaban, sabía lo que su mente y sus compulsiones podían ocasionar.

Introdujo la llave en la cerradura de su auto, una modesta camioneta Toyota, parte de los cambios que tuvo que hacer fue desprenderse de su lamborghini aventador, lo había hecho dos años atrás, pero aun pensaba en eso de vez en cuando, afortunadamente era más receptivo al cambio que William, todo eso de la austeridad no era lo suyo.

Matthew siempre fue un hombre privilegiado, no conocía lo que eran las carencias, su mejor amigo tampoco, había sido si se quiere más acaudalado que su familia, sin embargo de los dos Matt era el más maleable, así que no le fue muy difícil reconocer que una vida como empleado y no como un heredero implicaba deshacerse de sus caprichos, sus equinos, su casa, su auto.

Nada de eso se le sería arrebatado, todo era suyo, sin embargo habían dos razones para que él se hubiese deshecho de esas cosas, la primera y la más objetiva es que con su salario no iba a poder sostener ninguna de esos bienes; la segunda razón era más ilógica para las personas y es que para él era inconcebible moralmente hablando, continuar con pertenencias que venían de un legado de sangre y corrupción, sería muy doble moral de hacer algo así, era casi como ese dicho vulgar que aseveraba "la vaca es mala, pero la leche es buena", pues no, en su caso la leche y la vaca eran malas y sólo costearía elementos que con su salario pudiese.

Lo más desagradable de esa situación es que ya no le gustaba andar por el mundo diciendo su nombre, ser Matthew Shepard dejó de ser algo que le generara orgullo, su nombre había sido por mucho tiempo sinónimo de distinción, ahora sólo era parte de ese mismo legado manchado.

Las personas menos discretas no dudaban en señalárselo, él era el hijo de aquél corrupto, el amigo de ese mafioso, el tipo al que su prometida dejó y afortunadamente no el cachón al que dejaron por alguien más, esa era una verdad que no había salido a la luz y era una de las que más lo avergonzaba.

De manera que no sólo cargaba con el peso de un trabajo mediocre que intentaba hacer de la mejor forma posible, sino con que nada de su vida parecía estar en orden, lo había intentado cuando había huido a Barcelona, pero los fantasmas te persiguen a donde quiera que vas, hay algunos que permanecían en tu mente y la suya era buena atormentando, aunque a menudo intentaba dejar todo eso atrás, pero habían pequeños recordatorios.

Por eso su mayor aspiración era ir a su casa, prepararse una buena comida, beber una copa y dormir, las rutinas sencillas ayudaban con todo. Su móvil sonó, vio el número en pantalla y meditó si debía contestar, la mujer que llamaba era parte de todo lo que deseaba dejar atrás, pero no olvidaba que había estado ahí para él en los momentos en los que toda su realidad empezó a desquebrajarse.

Antoniette Walker era una mujer que había conocido en su adolescencia, en ese tiempo era un hombre hermético, casi como lo era en ese instante, pero poco a poco personas como ella empezaron a tener cabida en su vida, era una época que recordaba de manera extraña, por un lado consideraba que había sido agradable, por el otro en ese instante sentía que hacía parte de la mentira elaborada que había sido todo en su vida.

Dos años atrás cuando se enteró que su padre era reprobable y que las bases en las que estaban cimentados los pilares de su vida era sólo ilusorios, empezó a tratar más a esa mujer, nunca la había visto de una forma diferente a la de la amiga de Anna Lucie Lefevre, esa persona con la que podías entretenerte con una conversación interesante sobre arte, mientras su amigo se sumergía en una relación intensa con Anna.