Parte 64 "Vivir el tiempo que se tenga"

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No lo había perdido, porque sólo se perdía lo que una vez fue tuyo y él nunca lo había sido, quizás para él todo eso era una inmadurez, se lo había escrito en uno de los muchos mensajes que le había puesto, le había dicho que ella se comportaba como una niña inmadura que simplemente desaparecía sin dar respuestas, también le había dicho que ni siquiera entendía sus rarezas, era cierto, ella no le había dicho una palabra, sólo había dejado de atender sus llamadas, responder sus mensajes y estar disponible para cuando él quería.

No era inmadurez, ella no era un plátano para pretender que debía madurar, simplemente habían cosas que se tenían que hacer cuando estar con alguien te hería tanto, ella lo amaba y eso lo sabía, aunque no se lo hubiera dicho ni una sola vez y también sabía que él a ella no, por eso no podía contestarle el teléfono, porque él la haría cambiar de idea y ella seguiría intentando darle lo que en ningún momento él le pedía, pero en cambio Matthew no daría nada, porque ella no le pedía y porque él tampoco quería hacerlo.

Y Simona ya no podía conformarse con eso, no después de haber pensado tanto en los dos tiempos en los que nunca pensaba: no le gustaba perder el tiempo revisando el pasado, sobre todo si no había arrepentimientos, si Marty McFly viniera a su puerta con el DeLorean a decirle que ya estaba, que tenía una oportunidad de hacer las cosas distintas, ella las haría igual, se le habría acercado todas las veces y habría intentado mil veces darle todo, todo, aun sin recibir nada.

Y en cuanto al futuro, no había y cuando se dio cuenta de eso entendió que debía dejar de forzar las cosas, Simona no era una princesa de cuentos de hadas y si lo fuera se rescataría sola, no habría ningún Mario Bros, no habría ningún Shrek, no habría nada más que ella misma.

Matt, podría llamarla niñata por negarse a abrirle la puerta, por no darle las explicaciones que él quería, pero ella no podría hablar con él, no podría verlo ni una sola vez o terminaría en sus brazos siendo su gatita y como una, ronronearía y si ella seguía prestándose para eso, pues jamás podría de dejarle de arder el pecho y esta vez no se trataba de su cuerpo fallando, sino simplemente de aquello que llaman amor.

Y ella sabía que el síndrome del corazón roto no era chorradas, era real y el suyo estaba así: roto, esparcido por todo su apartamento, cada pedacito se quedaba por cualquier lugar al que ella iba, pero ya con tanto golpe había tenido suficiente para entender que había que seguir aunque su corazón estuviera así de mal, tenía que recogerlo del suelo, aunque sabía que no lo volvería a usar y no se trataba del dramatismo, pero sabía, porque lo sabía que en su vida volvería a enamorarse, no había tiempo para eso y estaba bien que Matt fuera el dueño de su corazón por toda la eternidad, ella no le tenía rencor, no era una ex novia loca, porque ni siquiera era una ex novia, Matt y ella no le habían puesto nombres a lo que sea que habían tenido.

Ahora sólo quedaba una cosa y era vivir el tiempo que tuviera...

Una locura llamada Simona [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora