Parte 7 "Frío y metódico"

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Hola soy lo peor con esta historia, me demoré mucho actualizando, la verdad me cuesta mucho hacerla y no porque no me guste, este par de personajes no dan material, ambos son duros "y caprichosos" -como diría Naiely- Simona no da escenas y Matt si las da, pero escribir con él me cuesta por todas sus manías.

No aburriendolas más aquí por fin el capítulo 7

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Los días eran bastante rutinarios y eso para Matthew Shepard no era un gran inconveniente, si tuviera que definirse lo haría como un hombre de rutinas, le gustaban, las valoraba, lo que si no apreciaba era el caos y todo lo que con él venía, porque hacía todo impredecible y por ende fuera de su control, algo que lo caotizaba.

No sabía por qué era así y era demasiado pragmático como para preguntárselo, lo cierto es que jamás había conocido otra forma de proceder frente a todo y por él estaba bien, incluso después de lo que había pasado con él los últimos años de su vida sentía que no había nada malo con su rigidez, de alguna manera, aunque él no lo dijera en voz alta, pensaba que el problema lo tenían los demás y no él.

Él se sentía con una moralidad muy alta como para saber que los equivocados eran su padre, Will y desde luego Rebecca, cada uno en una degradación que él en su infinita omnipotencia se atrevía a señalar como equivoca, los dos primeros porque se habían involucrado en negocios ilícitos sólo por dinero y poder; la última porque, aunque a él le costara también apalabrarlo era todo lo que William decía que era: una mujer egoísta, algo arribista que además se había burlado de él.

Pero esas también eran cosas en las que Matthew no solía pensar mucho, cuando había decidido mudarse a Barcelona él simplemente había optado por recomenzar, ejercer sus funciones en un trabajo que consideraba digno, llegar a su casa, prepararse la cena, escuchar a Mozart, a Bach o a Beethoven o simplemente relajarse viendo alguna de sus películas, las coleccionaba desde muy joven y por ello poseía una videoteca amplia en varios formatos.

Anteriormente solía tener además de esos pasatiempos otros mucho más estilizados como la ópera, el ballet y sin duda alguna la equitación, no obstante aunque esas tres actividades seguían siendo de su total gusto ya no se las podía permitir con frecuencia, las dos primeras por los costos que le generaban y pese que no tenía un salario despreciable su cuenta bancaría había tenido una baja desde que había renunciado a los privilegios con los que venían sus apellidos, lo que más extrañaba de eso eran sus pura sangre, jamás había conocido algo o alguien más noble que un equino, definitivamente eran fieles compañeros de vida.

Pero él tampoco se agobiaba mucho con ese tipo de pensamientos, pasaba sus días viviéndolos sin volverse mucho hacia atrás, no tenía tiempo para ponerse nostálgico, su tiempo debía ser valorado al máximo y eso implicaba su productividad y por ende las rutinas que lo llevarían a alcanzarla, por ello sabía exactamente cuánto se demoraba en cada una, el tiempo del baño, el que dedicaba al desayuno, un aproximado del trayecto desde su residencia hasta el canal y siempre cruzar esas puertas de forma puntual como lo hacía en ese instante.

Nada parecía diferente en ese día, él era el gerente de producción de una de las cadenas televisivas más importantes de España, la segunda para ser exacto, la BV, el dueño era José Saldarriaga, había empezado a trabajar con él en un puesto mucho más pequeño como director de prensa una vez decidió dejar de tener vínculos con KNC, la cadena para la que había trabajado desde que había salido como egresado de la universidad de Oxford, su vínculo con KNC desde luego no era sólo laboral, sino que hacía parte de un enlace familiar porque su padre era el dueño.

Para muchas personas era incomprensible la decisión que había tomado, no para él, aunque ahora mismo sintiera que gran parte de su vida era una total farsa no los valores que forjó, podía ser que ninguno de los miembros de su familia los aplicaran, pero para Matt las normas eran una parte estructurante no sólo de su personalidad sino de la sociedad misma, dado que nada podía funcionar sin las leyes, éstas nos regulaban y nos hacían aptos los unos con los otros, cuando las personas como su padre y William pasaban por encima de ellas, lo que hacían era vulnerar a otros y evidentemente él no compartía esos antivalores.

Una locura llamada Simona [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora