Parte 20 "Hace mucho, mucho tiempo"

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No podía negar que había pasado semanas difíciles, con ser de que Matthew no era una persona particularmente emocional, de hecho era lo opuesto y ello no implicara que no sintiera, lo hacía y mucho, sólo que no se quedaba en eso, le parecía lo más impráctico del mundo, después de todo qué podrías ganar consumiéndote en sentimientos de arrepentimiento y desesperanza, no mucho, sólo sentirte más miserable y era algo que ya sentía, así que era mejor no centrarse mucho en eso.

Por eso había seguido haciendo su vida lo más normal que pudo, yendo a trabajar, concentrado en hacer todo bien y básicamente siguiendo con cada una de sus rutinas, incluso que esa chiquilla lo importunara ya era algo que había empezado a hacer cotidiano, no era raro por ende que él se la encontrara en un x lugar y ella se acercara creyéndose cercana a sentarse a entablar cualquier tipo de conversación, podía hallarle incluso lo bueno a algo tan desafortunado como eso y es que al menos por esos minutos dejaba de pensar en Rebecca y ese tema de su embarazo de un tipo como LeBlanc.

El problema era más en las noches cuando no tenía ningún distractor, en ese momento intentaba imaginarse otros panoramas, hasta que su mente le señalaba lo mucho que perdía el tiempo pensando en situaciones que no podría cambiar, quizás señalándole que debía enfocar su energía en algo más productivo como pensar si a futuro podría hacer algo diferente con ella, pero hasta eso le parecía una pérdida de tiempo.

La verdad lo único que quedaba era aceptarlo, le gustara o no le gustara, concordara o no con sus decisiones, era lo mínimo que le debía: respetarla como la adulta que era, comprendiera o no esas decisiones.

Usualmente en momentos así los distractores eran lo mejor, sentir que su mente trabajaba ocupada en nuevos proyectos.

Por semanas no se vio con nadie más que con la gente de la oficina y con la chiquilla impertinente que no lo dejaba en paz, Matt incluso había olvidado que había quedado de acompañar a Antoniette a esa exposición que con tanto esmero preparó, ni siquiera le compró el vestido que le había prometido para ese día, simplemente lo había olvidado, borrado en su totalidad de su esquema mental, de esa agenda electrónica que era su cerebro, ni Antoniette ni nadie más que Rebecca había tenido una cabida real en su cerebro que constantemente luchaba entre las emociones y la razón, aunque afortunadamente imperaba la razón.

No fue sino hasta que Antoniette le envío la invitación que su cerebro codificó la información, aunque inicialmente ni siquiera recordaba de qué se trataba, tuvo que procesar mucho la información para llegar a asociar la invitación con esa charla con ella, parecía como si milenios enteros hubiesen acontecido entre una cosa y la otra, aunque sólo hacía un mes atrás, se sintió un poco mal al respecto, en tanto si ella no le envía esa invitación, ni siquiera hubiera ido.

Tan pronto como vio esa invitación y comprendió de qué se trataba llamó a Antoniette, le fue inevitable confesarse y plantearle que había olvidado, ella lo asumió con desenfado, era bueno que no le interesara, hablaba de que ambos estaban en la misma sintonía y por eso es que las cosas les funcionaban tan bien, no podía negar que su invitación le sentaba bien.

Llevaba muchos días ermitaño entre su apartamento y su empleo, sin lazos sociales, al menos no unos cercanos, sólo conversaciones triviales con el portero acerca del clima, con la recepcionista de su correo y con la secretaría de los pendientes, nada que se sintiera personal, lo más personal era los encuentros con la chiquilla desquiciante que constantemente se le insinuaba sin ninguna vergüenza.

Matt no era machista, ni feminista, sin embargo ese tipo de cosas no le gustaban, las pocas parejas que había tenido las había conquistado él, incluso a Claire, que aunque aparentara una naturaleza desenfadada y bohemia solía tener claro que era una mujer preciosa cuyo hombre debía de pretenderla, él era un hombre de antaño, por ende la caballerosidad y la galantería no sólo le emergían, sino que le parecían necesarios en cualquier tipo de relación.

Una locura llamada Simona [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora