Parte 11 "La periodista, el francés y la novia"

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Importante: Antes de este capítulo hay uno más, vayan primero a ese.

Quise darles dos capítulos por la demora.

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París, Octubre 2011

Una mujer rubia salía de la tienda Chanel en Cambon, llevaba una bolsa en su mano y miraba risueña a su acompañante, un hombre alto de contextura atlética y cabello castaño claro que vestía un traje gris de Tom Ford, ella en cambio lucía un vestido plisado color ocre con un gran cinturón que estilizaba su figura dejando ver sus piernas largas y bronceadas. La mujer se volvió a su acompañante con cierta gracia infantil y haciendo un mohín le dijo:

-¿Dónde dejaste el auto?

-A unas calles de aquí.- Respondió él con una sonrisa.

La rubia replicó en inglés, mientras que el hombre le respondió en un fluido francés. Ambos continuaron su caminata en silencio, al tiempo la rubia miraba de soslayo las vitrinas de las marcas más reconocidas en el mundo de la moda, sus ojos azules brillaban cándidos, como un niño en una dulcería, mientras él indiferente continuaba a su lado con un andar pausado.

-Es increíble, todo el mohín que hiciste, sólo para comprar una bolsa, ni porque ésta fuese la única tienda Chanel en el mundo -dijo él rompiendo el silencio mirándola de reojo, ella torció los ojos.

-No es sólo una bolsa, como dices, es un vestido hecho a la medida por Karl Lagerfeld ¿sabes cuántas veces saca un poco de su tiempo para algo como esto? No es un vestido cualquiera, es un vestido hecho en exclusiva para mí- le hizo una mueca infantil sacando su lengua.

-Sin embargo, es mucho esfuerzo sólo por un vestido, porque mejor no dices que me querías ver, no me disgustaría eso.

Pauline se detuvo y lo miró sintiéndose algo culpable, François la observó algo asustado, como si no la entendiese, a pesar que ambos eran amigos desde que tenían 9 años, se conocían demasiado, rara vez podían mentirse el uno al otro y sin embargo en ese instante parecía atónito por ella haberse frenado, lo cual hizo sentir a Pauline un poco más nerviosa porque sabía la verdad, una que no lo involucraba mucho, por eso se mordió los nudillos como solía hacer cuando algo la ponía de los nervios.

-¿Qué te sucede? ¿Dije algo malo? -La interrogó él mientras se paraba frente a ella y tomaba su rostro entre sus manos.

-Es que...-Ella guardó silencio y después de una breve pausa continuo.- Es que Matt está aquí. -Él resopló, y tocándose la cabeza continuó caminando.

-A veces creo que soy muy ingenuo, ya que no hay situación contigo en la que Shepard no esté, de verdad me asustaste, no lo vuelvas hacer -expuso esto último sin mirarla.

Esas palabras la hicieron sentir peor de lo que ya se estaba sintiendo, ellos se habían conocido en medio de las largas reuniones que tenían sus padres y al ellos ser un estorbo siempre los dejaban vagar en medio de clubes con sus nanas. Pauline acababa de tener un altercado con una niña que había tomado su Barbie sin permiso y ponía resistencia a devolvérsela sólo por ser unos cuantos años mayor que ella, entonces un niño de ojos avellana se había acercado y la había defendido, desde entonces François era su otra mitad, esa que le faltaba y que a la vez la completaba.

François siempre había estado con ella en cada uno de sus momentos significativos, aquellos que le brindaban felicidad, pero sobre todo en los que la tristeza se apoderaba de ella, era de las pocas personas que conocían de verdad su alma y su esencia. Al recordar estas cosas sintió una profunda nostalgia entonces tomó su mano y entrelazó sus dedos, él llevó su mirada hasta estos, ella le sonrió pesarosa.

Una locura llamada Simona [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora