41. Sam Wilson

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Estaba molesta, demasiado y me encargaré de que el lo sepa.

—¡Sam!—Lo llame mientras el dejaba lo que hacía a un lado.

—¿Que sucede amor?—Me dijo tomando mi cintura.

—Dejaste tú ropa tirada otra vez.—Me cruce de brazos.—Te lo he dicho muchas veces y parece que te entra por un oído y te sale por el otro.

—Lo lamentó cariño...

Negué y me fui a nuestra habitación todavía molesta por eso, llámenme dramática pero realmente era fastidioso.

Se hizo de noche y después de cenar me fui a recostar, Sam llego minutos después abrazándome por la espalda.

—Vamos nena, ¿Sigues enojada?

—Tal vez mañana ya no pero no me hables.

                                       ( ....)

A la mañana siguiente desperté sola, Sam se había ido.

Observé la nota en mi mesita de noche donde me decía que volvería a la anochecer por lo que mi día estuvo completamente aburrido.

Y es que siempre lo extrañaba, aunque me enojara con el siempre quería sus besos y abrazos de nuevo conmigo.

Me quede esperándolo hasta tarde, cuando llego lo vi con mala cara, supuse que había tenido un mal día por lo que lo recibí con un abrazo.

—¿Un mal día?—Pregunté y el asintió.—Vamos a acostarnos cariño.

Sam beso mis labios, al principio fue un beso dulce y cariñoso pero comenzó a volverse más caliente, sus manos pararon a mi cintura para luego empujarme hacia el sofá.

—Desnúdate.—Ordenó y yo obedecí, mi desnudez pareció alégralo, comenzó a tocarme sin descaro, mi humedad presente y sus dedos acariciandome.—Estas empapada amor...

Sus dedos se sumergieron en mi interior y me hizo soltar un suave gemido mientras me apoyaba en sus hombros, su mirada estaba al pendiente de mis gestos. Se que le gustaba verme así, totalmente excitada y mojada por sus caricias.

Su otra mano comenzó a pellizcar los pezones sacándome un gemido más alto que el anterior, el placer me recorrió haciéndome desear mas.

Sam se levanto y comenzó a desvestirse, cuando observé su ereccion Sam me hizo arrodillarme, mi mirada destellando lujuria lo observaba al momento en que mi boca abrazaba su masculinidad.

Mi cabello fue tomado por una de sus manos moviéndome a su gusto sus gemidos se hicieron presentes dándole un sonido satisfactorio a mis oídos.

Mis manos comenzaron a abarcar lo que en mi boca no cabía hasta que me detuve y me levante necesitada de él.

Sam tomó mi cintura y me dio la vuelta apoyándome en el sillón mientras golpeaba mi trasero hasta dejar marcas rojas, me sentí sometida y eso me encantó.

Pronto sentí como se hundía en mi interior, mis caderas en sus manos mientras me embestía con fuerza sacándome gemidos más altos de lo que me gustaría.

Llevo una de sus manos a mi clitoris buscando darme más placer y consiguiéndolo, el sonido de su piel chocar con la mía me hacía sentir cada vez más caliente y necesitada de llegar al orgasmo.

Mi cabello fue atrapado por su otra mano, era una imagen completamente erotica y sabía que el lo disfrutaba tanto como yo.

Comenzó a embestirme con fuerza y nunca sentí tanto placer en mi cuerpo, todo en mi temblaba y las lágrimas de deslizaban por mis mejillas, quería más y lo disfrutaba tanto.

—¿Te encanta verdad?—Gimio en mi oído.—Que te folle duro hasta las lágrimas, ¿No es así?

Las palabras no me salían pero mis gemidos lo decían todo, mi interior se tensó a su alrededor haciéndole gemir repetidas veces en mi oído, mis piernas comenzaron a temblar, era imposible contenerme.

Y no lo soporte, mis gemidos salieron disparados mientras el orgasmo me golpeaba con intensidad. Sam me dio la vuelta y me hizo abrir mis piernas para que el entrara en mi con fuerza.

Arañe sus brazos mientras mis caderas se movían con las de él, estaba tan cerca y tan sensible que no lo soporte y me corri nuevamente. Sam me siguió casi al mismo tiempo regalándome otro orgasmo y haciéndome lloriquear y retorcerme en sus brazos.

—Te extrañe hoy.—Le susurre.

—Yo también.

ℳ𝒶𝓇𝓋ℯ𝓁 ℱ𝒶𝓃𝓉𝒶𝓈𝒾ℯ𝓈 llDonde viven las historias. Descúbrelo ahora