CAPITULO 59.

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Apretaba suavemente la mano de Diana quien sujetaba con firmeza la suya mientras ambas veían por la ventana disfrutando de la soledad de las calles, revisaba su móvil una vez más solo para decepcionarse al ver que Helena seguía sin recibir sus mensajes, se movía un poco apoyando la cabeza sobre el hombro de Diana sintiendo el tierno beso en su frente que lograba animarla un poco, pero no eran esos labios los que podían hacerla sentir mejor, no eran esas manos las que quería sentir, quería verla, necesitaba sentirla cerca, escuchar su voz, disfrutar de su aroma, relajarse con el sonido de su risa y perderse en la mirada gris que era solo para ella, se alejaba lentamente de su mejor amiga para poder acomodarse mejor en el asiento y sentía como su hija comenzaba a moverse bruscamente.

-Buenos días princesa...- susurraba -Ouch...-

-Amiga ¿estás bien? - preguntaba Diana preocupada.

-Si... Es solo que su codo está cerca de...- mordía su labio inferior sintiendo como su hija estaba demasiado inquieta -Creo que ya no se aguanta por salir-

-Oh los codos cerca de las costillas- decía Vanessa desde el asiento delantero -Olivia se movía demasiado y sus coditos me lastimaban mucho-

-Ahora te entiendo- respondía acariciando su barriga -Muévete un poco mi amor a mamá le duele...-

-Por Dios si esta inquieta- decía Diana colocando una mano sobre ella -Amelia, tranquila bebita, es cierto que tu mamá está nerviosa... Pero pronto conocerás a tu abuelita-

-Llegamos- indicaba Vanessa estacionando el coche y observaba a dos chicos acercarse rápidamente a abrirles las puertas.

-Buenos días capitana-

-Buenos días Marvin- saludaba Vanessa.

-Señorita Valladares, es bueno verla nuevamente-

-Hola- Diana tomaba su mano a medida bajaban de la camioneta - ¿Todo bien? -

-Si, de hecho, la señora Silvia salió hace unos cuarenta minutos, uno de mis compañeros la llevo al centro comercial- escuchaba -Wow- susurraba el chico -Es... Son... Discúlpeme señora Bandek, pero es usted muy guapa-

-Que tu comandante no escuche eso porque será capaz de arrancarte la cabeza- bromeaba Diana.

-Es con mucho respeto, la verdad me ha sorprendido el parecido con la señora Ginny- escuchaba.

- ¿Ginny? - preguntaba con hilo de voz.

-Si rubia, le decimos Ginny- decía Vanessa -Solo Helena la llama por Virginia- la veía presionar el botón del elevador con elegancia -Gracias por escoltarnos Marvin, me asegurare de preparar un delicioso almuerzo ¿te parece? -

-Oh señora Anderson, le diré a los muchachos y estoy seguro que todos estarán felices, por favor si necesita algo dígamelo y yo se lo traeré- decía el chico con el rostro ilusionado.

-Vaya ya veo que no somos las únicas adictas a tu comida- decía Diana mientras ingresaban al elevador.

- ¿Quiénes son ellos? - se animaba a preguntar en un intento de ocultar sus nervios.

-Son hombres de MRLL, fieles a su comandante- escuchaba -Adoran a Helena y cuidan muchísimo de Ginny, vigilan el lugar las veinticuatro horas del día y tu madre de vez en cuando les prepara galletas-

-Mi madre...- susurraba -Oh...-

-Aida ¿estás bien? - sentía los brazos de Vanessa sostenerla suavemente -Estás pálida... Creo que fue una mala idea-

- ¡No! - gritaba -Estoy bien... Es solo que... Esto es demasiado para mi... Estoy nerviosa... ¿Y si no me recuerda? - preguntaba con un hilo de voz - ¿Y si ya me olvido? -

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