CAPITULO 2.

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Esa mañana logro convencer a Diana de dejarla ir en autobús a la oficina en su primer día de trabajo, ya le había ocasionado muchas molestias a su amiga y como hablaron poco antes de que se mudara ella sería una ayuda y no una carga para Diana. A su vez, aprovecharía para conocer un poco la ciudad, disfrutar del ruido y de todo lo que la ciudad le regalaba.

Estaba emocionada, no lo iba a dudar. Después de mucho tiempo parecía que Dios finalmente había fijado su atención en ella y su vida comenzaba a tomar su rumbo, froto sus manos para mantenerlas caliente por un tiempo, la tormenta de ayer había dejado un clima muy frio y húmedo, pensaba en todo lo sucedido el día anterior, intento recordar el camino hacia los elevadores y fue cuando recordó a la hermosa mujer con la que compartió ese momento ¿Sera que trabaja en la empresa o simplemente era un cliente? No podría ser un cliente porque el chico la conocía, recordó que su nombre era Helena. En fin, no entendía porque se encontraba pensando en una mujer a la que solo había visto una vez, pero el impacto que causo debido a su belleza y elegancia. Ya tendría tiempo para analizar porque tanto pensamiento absurdo hacia otra mujer, de momento tenía que prepararse para causar una buena impresión y no provocar que Vanessa se retractara de su decisión, rio por lo bajo al recordarla empapada en la sala de estar del apartamento, le agradaba mucho porque a pesar de ser muy importante con ese gesto había demostrado humildad y eso era algo que su padre siempre le inculcaba, no importa el status social que tengas la humildad es algo que debe acompañar tus acciones.

El autobús se detenía frente al enorme edificio por lo que se acomodó la bufanda antes de caminar a la entrada principal, la calefacción del edificio se sentía como ángeles abrazando su cuerpo, nunca fue buena para los climas helados por lo que eso la dejaba en desventaja en la ciudad.

-Buenos días- saludo a la recepcionista quien la recibía con una enorme sonrisa.

-Señorita Lars, me da gusto volver a verla- decía con amabilidad -Anderson me pidió que le entregar esto- la vio extender un pequeño sobre.

-Muchas gracias- tomaba el pequeño sobre en el cual había una nota "Buenos días Aida, te espero en mi oficina en el piso 19, Tina mi secretaria te acomodara. Espera y discutiremos las tareas de este día. Atentamente: V.A"

-Creo que aun conservas el carnet de ayer, puedes usarlo hasta que te asignen otro. Te he habilitado los accesos a todas las áreas del edificio para que no tengas ningún problema, soy Brenda si no tienes con quien almorzar hoy puedes buscarme en la cafetería piso 20-

-Eres muy amable, prometo buscarte- respondía agradecida mientras tomaba el elevador al piso 19, una vez las puertas se abrieron el lugar era muy diferente al de ayer, en este había pequeños cubículos con computadoras y teléfonos, muy parecido a los call centers. Algunas miradas curiosas se clavaban en ella a medida avanzaba hacia el pequeño pasillo donde había una señora de edad avanzada escribiendo en el computador. -Buenos días- dijo nerviosa -Disculpe, busco a Tina-

-Hola querida- saludaba con amabilidad -Oh- decía con sorpresa viéndola de pies a cabeza -Pero que chica más hermosa eres, me recuerdas a mí en mis días de juventud- ambas reían por lo bajo -La oficina de la señorita Vanessa queda al fondo del siguiente pasillo, Tina te ayudara y cualquier cosa no dudes en buscarme este es mi puesto-

-Muchísimas gracias soy Aida- decía apenada.

-Puedes llamarme Carmen de Portillo- le respondían -Ve, no hagas esperar a la señorita- asentía y se apresuraba a la dirección que le habían dado y allí pudo ver a la chica morena del día anterior.

-Aida, buenos días- saludaba amable -Vanessa me dijo que puedes esperarla en su oficina, tuvo una reunión de último momento con los supervisores, pero no tardare, si necesitas algo puedes pedírmelo-

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