Nuestro Tiempo

CAPITULO 29.

Diana terminaba de prepararse para el almuerzo que Vanessa había organizado para despedir a Sandra, dio gracias al cielo que Claudia tuvo que cubrir  turno el sábado por la tarde y saldría hasta la noche del domingo por lo que tendría tiempo de pensar como actuaría frente a su amiga. Los recuerdos de la noche del viernes la golpeaban cada tanto, en su vida creyó que tener tantos orgasmos seguidos era posible, no supo cuantas horas pasaron pero entre mas llegaba, mas deseaba y nunca imagino que debajo de la las gabachas y de las pijamas medicas se escondía un hermoso y delineado cuerpo femenino que podría volver loco a cualquiera, Claudia era una amante excepcional y delicada, todo el tiempo le preguntaba si estaba bien, si se sentia cómoda, se tomo el tiempo necesario de asegurarse que ella lo estaba disfrutando, se sonrojaba de golpe al recordar las posiciones atrevidas en las que Claudia la había puesto, las formas en las que la había hecho acabar eran inexplicables.

- ¿Me estas escuchando? - alzaba la vista encontrándose con el rostro serio de Aida -Llevo hablándote desde que veníamos en el elevador-

-Lo siento, estaba pensando en algo del trabajo- mentía.

-Se me hace que nuestra amiga necesita distraerse un poco, solo pasas metida en asuntos del trabajo- escuchaba a Daniela -Tal vez deberías divertirte un poco más-

-Estoy bien chicas- intentaba sonar convincente, notaba la mirada insistente de Aida quien cada tanto despegaba la vista de la carretera para enfocarla por el retrovisor - ¿Han pensado que haremos con la habitación de Sandra? -

-Estaba pensando que podríamos usarla como un estudio o un gimnasio- sugería Daniela.

-No suena mal- agregaba Aida -Es de preguntarle a Clau también que le gustaría- tragaba grueso con solo escuchar su nombre, es que su mente y cuerpo seguía sin procesar que su amiga había logrado verla de esa forma... Y ella también debía aceptar que disfruto a Claudia de pies a cabeza. Cerraba los ojos con molestia ya que no sabía como actuar o que le diría la próxima vez que se encontrara con ella. Suspiraba aliviada al sentir como Aida estacionaba el coche frente a la enorme casa de las Batarze - ¿Estas bien amiga? - nada se le escapaba a esa rubia.

-Si, es solo que ando muchas cosas en la cabeza y con esto de que Sandra se va pues la extrañare, no era a mi a quien acosaba- bromeaba.

-Sé que la quieres mucho, pero piensa que tiene una oportunidad única y ella lo desea mucho- sentía la caricia sobre sus hombros a medida avanzaban a la entrada -Puedes hablar conmigo de lo que sea ¿Lo sabes cierto? -

-Si amiga- decía apoyándose sobre su hombro disculpándose en silencio porque sabía que no podría compartirle esos detalles ya que juraron que solo sería una vez y nadie debía enterarse.

- ¡Bienvenidas! - Camila como siempre las recibía con una enorme sonrisa y un cálido abrazo -Pasen, cada vez está más frío, según escuche comenzara a nevar en estos días- escuchaba -Hola mi vida- ella y Aida se apresuraban a entrar ya que los saludos de esas dos siempre eran demasiado para la vista.

- ¡Tía así no! - escuchaba a Lena en algún lugar de la enorme casa - ¡Tienes que apuntar mejor! -

-Si eso estoy haciendo, pero tú no dejas de gritar- la frustración en la voz de Andrea era hasta divertida -Lo intentare una vez mas y si fallo, prometo comprarte otro juego-

-Nada de juegos- Camila aparecía por detrás - ¿Podrían apagar eso de una vez? Han pasado jugando desde las 7 de la mañana-

- ¡Pero mamá! -

- ¡Camila! - Andrea con tono infantil.

-Buenos días- todas se giraban para enfocar a Helena quien cargaba en sus brazos a la pequeña Olivia - ¿Ya vieron a este pequeño muñeco de nieve? - preguntaba.