CAPITULO 17.

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Megan Dumas terminaba la reunión con alguno de los gobernadores más importantes del país, tenía que escuchar por horas sus propuestas para mejorar el rumbo de la economía, pero lo único que buscaban era mejorar sus bolsillos a costa del trabajo del pueblo. Observaba la ciudad desde la enorme oficina de vidrio pensando en cómo finalmente sus planes comenzaban a dar resultados, todo marchaba en orden y pronto podrían dar el primer golpe y con eso llegarían más movimientos que lograrían poner en su lugar a tantos corruptos y asesinos.

El sueño de sus padres y de todos los que habían perdido sus vidas en levantar ese movimiento revolucionario estaba por ser cumplido, todo lo hacía pensando en ellos.

- ¡Megan! - se giraba rápidamente notando el rostro agitado de Frida -Es Bandek- decía intentando recuperar el aliento.

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Vanessa celebraba con Aida el nuevo cliente que juntas acababan de conseguir, el cual ayudaría a que sus ganancias se triplicaran.

-Salud por ti y por mi- decía Aida chocando las tazas de café -Es muy temprano para un trago-

-Aunque deberíamos- reía por lo bajo -Estuviste genial, me encanto como lograste darle esa visión de cómo sería su empresa si nos dejara a nosotros manejarla-

-Estaba un poco nerviosa, debo admitirlo- confesaba la rubia -Creo que tu celular está vibrando-

-Oh- decía buscando el móvil en su bolso con su mano libre -Es Andrea- sonreía emocionada a esa hora el juicio de Helena ya debió haber terminado -Hola mi amor-

-Vanessa- la sonrisa se le borraba en el momento que escucho a su mujer pronunciar las palabras, los ojos azules la miraban con preocupación por lo que se giraba dándole la espalda a Aida escuchando los sollozos de Andrea, cerraba los ojos intentando contener el llanto, pero sus piernas no le daban para seguir de pie ni para seguir escuchando lo que su mujer decía.

-Vane ¿Estas bien? - sentia como Aida la sostenía por detrás - ¿Qué sucede? ¿Le paso algo a Andrea? - enfoco los ojos preocupados y pensó en lo injusto que sería ocultarle la verdad a Aida, si Andrea fuera la que estuviera luchando entre la vida y la muerte odiaría ser la única en no saberlo - ¿Vanessa? Me estas preocupando-

-No...- con un hilo de voz mientras se sostenía del escritorio -Aida... Es Helena-

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Hannah Bandek era la reina de los impulsos, nunca sabia controlarse, nunca sabía cómo reaccionar, siempre se dejaba llevar por lo primero que sentia, aun recordaba la llamada de Megan informándole del estado de Helena y alcanzo a escuchar la orden de que no hiciera nada que pudiera perjudicar las cosas, pero eso poco le importo ya que caminaba por los pasillos del hospital militar en busca de información de su hermana. La primera vez lo dejo pasar porque la obligaron a retirarse y dejar el cuerpo moribundo de Helena en medio del campo de batalla, pero esta vez nadie ni nada la detendría, no después de saber que podría perderla nuevamente. Miraba todo a su alrededor sin saber exactamente qué dirección tomar o a quien preguntarle acerca de su hermana.

-Ven aquí- sintió como tiraban de ella fuertemente y la llevaban una habitación - ¿Qué crees que haces aquí? -

- ¿Y tú quién eres para pedirme explicaciones? - cuestionaba entre dientes notando al doctor intentar detenerla.

-Megan pidió que te detuviéramos porque estabas apunto de cagarla a lo grande- escucho.

- ¿Sí? Pues si quiere detenerme que venga personalmente- intento caminar hacia la salida, pero la detenía nuevamente -No quiero lastimarte-

-Yo tampoco- escucho -Si hacemos ruido llamaras la atención, vendrán a buscarnos, te llevarán con las autoridades ¿Y qué crees que pasara? Todo se ira a la mierda-

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