CAPITULO 79

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Extendía su mano para acariciar el rostro de su novio quien cada tanto se inclinaba para besarla mejor, habían planeado durante mucho tiempo pasar ese fin de semana juntos, sabía que una cosa llevaría a otra, pero estaba más que emocionada de poder tener su primera vez con el amor de su vida.

-Te amo Sebas...- susurraba sobre su rostro - ¿Y tú a mí? -

-Te amo con locura- escuchaba -Muero porque cumplamos los 18 para poder casarnos- decía lo que provocaba que se sonrojara de golpe.

-Yo también quiero eso...- respondía abrazándose a el - ¿Crees que nuestra vida mejore? -

-Claro que si- decía Sebastián -Pronto comenzare a trabajar en la vieja granja, oh, Zenaida, prometo darte todo lo mejor del mundo, una casa bonita donde podamos tener a nuestros hijos-

- ¿Hijos? - preguntaba sonrojada hasta las orejas.

- ¡Si! Tres gatos, dos perros y todos los animales que queramos- decía con emoción -Yo seré feliz solo contigo y me encargaré de hacerte la mujer más feliz del mundo, no te hará falta nada... Te lo prometo, amos perdimos a nuestros padres... Hemos perdido todo con esta estúpida guerra... Pero cuando todo acabe, comenzaremos con nuestra vida-

-Me gusta cuando hablas así... Me da paz y me hace sentir que tenemos esperanza...- susurraba -Sebastián... ¿Estaremos siempre juntos? -

-Siempre- respondía besándola con ternura -Te amo Ze-

- ¡Abran la maldita puerta! - el grito masculino se escuchaba del otro lado de la puerta - ¡Se que estás ahí hijo de puta y más vale que no te hayas atrevido a tocar a mi hermana porque te juro que te matare! -

- ¡Yahir! - gritaba con molestia - ¡Vete! -

- ¡Abre la puerta Zenaida! - gritaba su hermano mayor - ¡Tengo una navaja! -

-Mierda- decía Sebastián -Cálmate Yahir, tranquila Ze, calmaremos a esa bestia-

-No- respondía sollozando -Él es capaz de matarte-

-No lo es- decía Sebas divertido -Es mi mejor amigo después de todo, no llores mi amor... Todo estará bien- sentía el suave beso en su frente -Yahir, abriré la puerta y más vale que te calmes- sentenciaba quitando el seguro y el candado de la vieja puerta.

- ¡No! - gritaba al ver como su hermano le soltaba un puñetazo a su novio - ¡Yahir! -

-Y tú ¿Cómo te...? - fue cuestión de segundos para que escucharan una fuerte explosión que provocaba que todo el lugar se sacudiera con violencia - ¿Qué fue eso? - preguntaba Yahir al tiempo que se escuchaba otra más.

- ¡Nos atacan! - gritaba alguien afuera - ¡Están destruyendo todo! ¡Busquen refugio! -

-Tenemos que salir de aquí- decía Sebastián – Vámonos ahora, debemos buscar las montañas-

-Muévete- sentía como su hermano tiraba de ella hasta sacarla de la vieja casa de su novio -Mierda...- el pequeño pueblo se encontraba en llamas y las personas conocidas corrían por todas partes -No se separen-

-Tengo las armas de mi padre y un poco de pan- decía Sebas -Tenemos que irnos-

-No se suelten- ordenaba su hermano tirando de ella.

- ¡No son soldados! - gritaba una mujer - ¡No son los soldados! -

-Ya saben lo que significa- decía Yahir -Corramos- se sujetaba fuertemente de la mano de su hermano intentando no pensar en lo que los adultos mayores hablaban en las reuniones, ese grupo de hombres era peligroso y se encargaban de saquear pueblos, ciudades y todo lo que se les cruzaba enfrente, asesinaban a mujeres, niños y ancianos, pero dejaban vivos a los jóvenes para que se unieran a ellos -Tranquila Ze, todo estará bien-

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