CAPITULO 33.

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Aida abría los ojos con molestia notando la claridad del día iluminar suhabitación poco a poco, sonreía al ver la espalda desnuda de su mujerdescansando a su lado por lo que se inclinaba un poco para besar su hombro y seapresuraba a correr la cortina  para que Helena pudiera seguirdescansando. Se sonrojaba de golpe al recordar lo sucedido la noche anterior yes que aun no comprendía que le que había ocurrido con ella, estaba segura que"eso" comenzó a despertar en ella desde que vio a Helena usando ese hermosovestido que se adhería a la perfección a su hermosa figura, pero nunca imaginóque llegaría al punto de hacer lo que hizo hace unas horas.

Flashback.

Observaba a Helena conversar con la chica que saludó al entrar y por qué las que  tratara de apartar la vista de su mujer le era imposible, bebió un poco de agua para calmar los deseos que no la dejaban pensar en paz desde que la vio llegar a su apartamento ya que recordó que existía una posibilidad de estar embarazada, detalle que olvido cuando bebió media copa de vino hace un par de horas. Suspiraba con pesadez ya que salir a tomar aire no ayudaba de mucho para apaciguar la calentura que comenzaba a sentir ¿Pero que le pasaba? Ella siempre fue la que mejor se controlaba de las dos, sabía que Helena no podía verla sin blusa y sostén porque era un hecho que terminaría poniéndola en cuatro y haciéndole mil cosas que solo ella podía. Pero ahora... Era ella quien deseaba poner a su mujer de diferentes formas y hacer con su cuerpo todo lo que se le ocurriera. La veía reír como si nada y la maldecía por lo bajo por que solo la idiota de Helena Bandek podía provocarle tantos pensamientos y sensaciones... ¡¿Cómo mierda puedes estar tan excitada?! La vocecita de su interior le gritaba que se controlara, pero el calor en su entrepierna era lo que la estaba controlando. Tomaba el pequeño bolso sin poder creer lo que estaba por hacer.

Se acercaba a su mujer quien conversaba inocentemente con su amiga Graciela y sin pensarlo colocaba una mano sobre su espalda delineándola con la punta de sus dedos mientras escuchaba algo que la chica decía pero estaba mas concentrada en el rostro "sereno" de su mujer, como si los ángeles escucharan sus plegarias en ese momento vio como alguien se acercaba para llevarse a Graciela por lo que en un rápido movimiento rodeaba los hombros de Helena atrayendo su cabeza hacía ella para devorar sus labios en un raído y profundo beso -Estoy a nada... De romperte este vestido y hacerte el amor en una de estas mesas Helena Bandek- susurraba a su oído notando como se tensaba entre sus brazos -Así que... Le pido me lleve a casa ahora mismo...- no termino la frase cuando sintió como Helena tomaba su mano y se despedía como un rayo de todos los conocidos.

-Amor, me harás estrellar este coche- escuchaba la voz de su mujer mientras ella se dedicaba a saborear su cuello y su oreja, observaba como apretaba el volante cada tanto y eso era suficiente para saber que lo disfrutaba -Aida...- escuchaba con voz ronca mientras su traviesa mano se deslizaba debajo del vestido de Helena quien para su sorpresa abría lentamente las piernas.

-Yo se que lo disfrutas mi vida- susurraba sobre su oreja antes de besarla suavemente deslizando sus dedos debajo de la lencería de su mujer - ¿Tan rápido cielo? - besaba su hombro y acariciaba su cuello con la punta de su lengua a medida sus dedos comenzaban a acariciar la intimidad de su mujer -Tu solo conduce ¿sí? Déjame entretenerme un poco con mi diosa viviente- el tono de su voz las sorprendía a ambas y escucho como Helena aceleraba mientras su dedo cordial hacía presión en la parte mas delicada de su mujer. Lo más cercano que tenían era su casa por lo que agradeció al cielo que sus amigas aun siguieran en la fiesta, de esa forma no tendrían que contenerse para no ser escuchadas.

Una vez en el elevador no podía despegarse de los labios de su mujer sintiendo como sus manos apretaban su cintura y bajaban hasta su trasero, sentía como Helena la ponía contra las paredes del elevador haciendo una pequeña presión sobre su vientre ¿Por qué tardaba tanto? Pensaba con molestia al escuchar como subía de nivel. Helena la cargaba entre sus brazos obligándola a rodear su cintura y sus hombros mientras sentía los labios de su mujer atacar su cuello. Logro deslizar la tarjeta por lector y dio gracias al cielo cuando escucho la puerta de su habitación cerrarse de golpe, Helena la acomodaba suavemente sobre la enorme cama y ella sin pensarlo llevaba sus manos al vestido de su mujer y lo rasgaba con todas sus fuerzas escuchando el suave gemido de Helena.

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