CAPITULO 67.

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Acariciaba el rostro angelical de su hijo observando cómo se entretenía con sus juguetes de goma, su corazón latía fuertemente al apreciar lo parecido que era a Eduardo, tenía sus mismas cejas, boca, nariz, sonreía imaginando lo guapo que sería al crecer.

-Ma ma- escuchaba.

-Si mi vida, mamá esta aquí- susurraba besando la cabecita de Eduardito -Y siempre estará aquí...-

-Señora, la cena esta casi lista- escuchaba a su niñera - ¿Desea algo más? -

-Ayúdeme a poner la mesa, pero ponga un plato más ya que Estella nos acompañara esta noche- decía cargando a su hijo y caminando al enorme ventanal desde donde se podía apreciar las hermosas luces de la ciudad - ¿Te gusta mi amor? - sonreía al ver los ojitos claros abiertos como platos al ver el paisaje, cada que veía el rostro de su hijo pensaba que la idea de huir y dejar todo con el no se escuchaba tan mal, podrían tener una vida tranquila, tenía dinero suficiente para comprar una ciudad entera y poder darle todo a su hijo... Pero el rostro de sus madres invadía su mente y entendía que no podía dejar las cosas así y huir como cobarde, no fue criada de esa forma -Alguien toca, vamos a ver si es la tía Estella- abría la puerta con una mano enfocando al oficial Fuentes.

-Comisionada Serrano, disculpe las molestias a esta hora... Pero es mi deber informarle que asesinaron a la inspectora Estella Gutiérrez-

Las palabras de Fuentes aún resonaban en su mente a medida escuchaba las sirenas de las patrullas alrededor de ella, mientras se dirigían al hospital pensaba en el rostro sonriente de la que fue su mentora, su familia, su mejor amiga, apretaba los puños intentando contener las lágrimas que deseaban salir con violencia, pero no podía mostrarse tan afectada frente a sus hombres, no debía.

- ¿Dónde está? - preguntaba entrando al hospital - ¡¿Dónde está?! ¡Llévenme con ella ahora! - ordenaba.

-Comisionada, por aquí- escuchaba mientras sentía que cada paso que daba la derrumbaría en cualquier momento, su respiración se estaba volviendo más pesada y todo a su alrededor comenzaba a dar vueltas - ¿Está bien? -

-Si... ¿Están seguros de que es Estella? - cuestionaba con un hilo de voz notando como Fuentes asentía levemente -Llévame con ella...-

-Comisionada Serrano, lo mejor sería que espere aquí... Lo que encontramos fue demasiado... bizarro- escuchaba a un inspector.

-Entrare- decía con voz ronca y abriendo la puerta de la morgue -Buenas noches a todos-

-Comisionada- observaba a los tenientes hacer una pequeña reverencia a medida avanzaba - ¿Es ella? - preguntaba al médico quien lucía consternado y temeroso -Muéstremela-

-Sería mejor que no...- tiraba suavemente de la sabana blanca que cubría el cuerpo y pudo verla con los ojos cerrados como muchas veces la veía dormir.

-Estella...- susurraba acariciando su pálida mejilla sintiendo como no podía más.

-Señores despejemos la habitación, dejemos a la comisionada a solas- escuchaba aun teniente.

-Estella...- musitaba cubriendo su boca en un intento de contener el sollozos -No puedes dejarme sola... No tú... ¿Qué hare sin ti? - buscaba con desesperación tomar su mano.

-No...- escuchaba al doctor y tiraba más de la sabana para encontrarse lo más espantoso que había visto en su vida -Comisionada- tuvo que correr a uno de los basureros sin poder contener las arcadas que le provocó el impacto de ver a Estela sin brazos -Comisionada...-

-Díganme... que solo fueron sus brazos...- suplicaba.

-Sus piernas también...- escuchaba y no pudo más.

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