CAPITULO 46.

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Marcia caminaba lentamente hasta la sala de juntas para reunirse con su abogada y Aida, no deseaba ver a la rubia, no después de la escena que la había atormentado casi una semana, en su mente no concebía el hecho de que alguien pudiera ser tan hija de puta como para cogerse a una mujer embarazada, pero lo que más la incomodaba era recordar el rostro de Aida, ella realmente lo disfrutaba y hasta pedía más.

Cubría su rostro con ambas manos deseando borrar ese recuerdo, pero era lo único que se cruzaba por su mente porque en el fondo sabía que moría de ganas de ser la maldita de Bandek, ahora más que nunca deseaba con desesperación poder tener a esa rubia ya hacerla gritar mucho más. "Tranquilízate" se repetía para sus adentros, habían cosas más importantes en que pensar como por ejemplo salvar a Sasha, sabía que su padre prácticamente la había servido en bandeja de plata a sus enemigos para que pudieran hacer lo que se les dé la gana con su prima, si por alguien estaba dispuesta a dejar de ser una hija de puta era por Sasha, era por eso que necesitaba poner todas las empresas bajo su nombre para después entregárselas a su dueña original. Después de leer detenidamente los documentos que ella y su padre firmaron entendió que no hay forma que puedan romper el contrato con Ackerman Enterprises, pero comprendía que poco a poco las empresas irían generando ganancias para solventar la deuda con ellos y cuando lograran pagar el 70% las empresas estarían bajo el nombre de Sasha, sabía que solo así su padre no se atrevería a ponerle un dedo encima a su prima.

-Vamos- escuchaba a su asistente mientras le abría la puerta de la sala de juntas -Buenos días señorita Lars-

-Hola Kim- la suave voz de la rubia inundaba todo su interior y pudo verla finalmente, el vestido color vino le quedaba hermoso, pudo ver su vientre abultado y recordó que para ese tiempo ya debía de estar en el tercer o cuarto mes de embarazo.

-Aida- saludaba con un hilo de voz mientras luchaba por ignorar las imágenes que se cruzaban por su mente - ¿Cómo has estado? Veo que tu pancita ha comenzado a...-

-Me gustaría pedirte desde este momento, que mantengamos nuestras interacciones de manera profesional. No me interesa entablar conversaciones contigo que no sean referentes a la situación que mi empresa tiene con las tuyas, déjame corregirme- decía con tono amenazante -La situación que actualmente tú y tu familia tienen con mis empresas-

-Pero...-

-Veamos con que sorpresas sales en esta junta- veía como se sentaba en la enorme silla sin mirarla -Dudo mucho que te haya bastado con joderle la vida a Daniela-

-Aida eso... Yo sé que me equivoqué-

-Ahórratelo Marcia, lo que menos necesito ahora es escuchar las mierdas que salen de tu boca, con todo respeto- la puerta se abría lentamente y pudieron enfocar a Brenda -Buenos días Brenda, llega tarde-

-Lo siento, había mucho tráfico- respondía la elegante mujer.

- ¿Y bien? ¿A qué se debe esta junta convocada con tanta urgencia? - preguntaba Aida cruzándose de brazos y piernas, por más que intentara desviar la mirada de ella siempre terminaba babeando por esa rubia.

- ¿Su abogada no nos acompañará? - se atrevía a preguntar Brenda.

-No lo creo Brenda, imagino que no tengo que explicar las razones por las cuales no expondré a mi gerente legal a situaciones poco profesionales e incomodas como lo es esta reunión, que si me disculpan no quiero ser grosera, pero no tengo mucho tiempo así que comencemos de una vez - ordenaba con voz irreconocible, no era la rubia dulce que todo mundo adoraba, en esos momentos era una mujer totalmente diferente capaz de intimidar a una Brenda que le entregaba los documentos con mano temblorosa, vio como Aida se colocaba los anteojos y tuvo que suspirar por lo bajo al apreciar lo hermosa que lucía -¡Ja! ¿Es un chiste? -

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