Desde la ventana de la cocina observaba a su hija menor acomodarse en una de las sillas del jardín, era la primera vez desde que llego a visitarla hace dos semanas que salía de la habitación. Decidió preparar su té favorito ya que como su madre le enseño a ella, no hay pena que el té no pueda calmar. Recordaba esa noche en la que Daniela toco a su puerta y no hacia más que llorar en sus brazos sin poder decir nada, entendió que su pequeña había buscado refugio en ella pero aun no se armaba de valor para preguntarle que la estaba torturando de esa forma.
Como madre sabía perfectamente que su hija sufría de un mal de amores, siempre supo que su hija era diferente al resto de hijas de sus amigas las cuales se emocionaban cuando un chico nuevo llegaba a la escuela, su Daniela no era de esas, siempre fue reservada con todo; incluso con ella era un poco cerrada y entendía que era por miedo a no ser aceptada por su forma de ser. Aun no cabía en su mente porque existían padres que despreciaban a sus hijos por ser diferentes, recordó la noche en la que Daniela se armó de valor y le confeso que le gustaban las chicas, notaba el miedo, el nerviosismo en su hija cosa que no entendía porque alguien con gustos diferentes a los demás tenía que pasar por ese momento tan absurdo, Dios es amor era lo que pensaba, si ella no amaba a su hija como era, nadie más lo haría.
-Cariño- se acercaba a su hija colocando la bandeja sobre la fina mesita de vidrio -Pensé que te gustaría tomar un té conmigo-
-Gracias mamá- respondía suavemente -El clima esta delicioso-
-Lo está, deberíamos de salir ¿no crees? -
-No mamá. Necesitaba este descanso- escucho -Gracias por recibirme-
- ¿Estás loca? Es tu casa después de todo- acariciaba el cabello oscuro de Daniela quien comenzaba a verse mejor que los primeros días -Puedes hablar conmigo si gustas...-
-No lo sé mamá...- veía la taza que sostenía en sus manos temblar suavemente -Nunca creí que doliera tanto...-
-Pero todo pasara cariño- la envolvía en sus brazos sintiendo el temblar en su cuerpo y los sollozos comenzaban a aparecer.
-Esto no mamá... Me duele demasiado, yo...-
-Tranquila mi amor, si realmente amas algo déjalo ir... Y si regresa es tuyo, si regresa es porque estaba destinado a que así seria, de lo contrario la vida te dará algo muchísimo mejor-
+++
Las noticias circulaban en todos los periódicos y noticieros del país. Cuatro bodegas militares habían sido atacadas por un grupo denominado MRLL los cuales lograron sustraer armamento militar en enormes cantidades.
Se comenzaba a sospechar que dicho grupo tenía colaboradores dentro del ejercito los cuales habían proporcionado la información necesaria de cómo y cuándo llevar a cabo el ataque ya que no hubo pérdidas humanas, solamente materiales.
La comandante Megan Dumas dio sus declaraciones condenando el ataque y pidiendo justicia para encontrar a los perpetradores.
Poco se conoce del grupo MRLL nadie sabe que buscan, nadie conoce de donde salieron, pero según especulaciones de los expertos aseguran que este grupo ha llegado para quedarse y pronto volveremos a saber de ellos.
Megan apagaba la tv sirviendo un poco de whiskey en los delicados vasos de vidrio, se giraba hacia su invitada sonriendo victoriosa.
- ¿Y bien? Dime al menos que logre verme indignada y afecta por las noticias- bromeaba extendiera el trago a su invitada.
-Salud por eso- escuchaba sin ánimos.
- ¿Lo ves Bandek? MRLL ira dándose a conocer poco a poco haciendo obras como esa, joderemos a los poderosos sin afectar a los pobres ¿No te dije que sería grandioso? - los ojos grises cansados la veían emoción -Y gracias a ti logramos asesinar a varios de esos malditos en tu juicio-

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Nuestro Tiempo
RomanceAida Lars decide darle un giro a su vida al mudarse a una nueva ciudad, conocerá a muchas personas que le enseñaran que todo puede mejorar si se rodea de las personas correctas, aprenderá a amar y se entregara completamente a esa mujer que ha robado...