METRÓPOLIS

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Tras la llegada de los aliados, y con pocas esperanzas de que llegaran más, Lena reunió en el Salón de Consejos su recién creado Consejo de Guerra, formado por ella, Sam, J'onn, Kara, Alex, Sara, Imra, Mon-El, Alura, Bruce, Anissa y Andrea, a quién Lena había nombrado su nueva Consejera de Edictos, pero se encontraba allí en representación de su familia, los protectores del Norte. 

También debían haber estado allí Maxwell Lord, como protector del Este, Veronica Sinclair, como protectora del Oeste, y Morgan Edge, como protector del Sur, pero ninguno de ellos se encontraba en la capital y se desconocía su paradero en aquellos momentos. Lena había enviado halcones convocándoles en Metrópolis, pero solo había recibido las respuestas de sus respectivos mayordomos disculpándose en nombre de sus señores y diciéndoles que estos se encontraban de viaje en esos momentos.

A Lena aquello le pareció muy extraño y, de no estar en aquellos momentos en guerra, le hubiera pedido a Cat Grant que lo investigase. De eso hablaba con Sam mientras los miembros de aquel Consejo iban llegando poco a poco. Lena no se creía que los representantes de tres de las cuatro grandes casas del Imperio estuvieran de viaje en unos momentos en los que el Imperio estaba siendo atacado por un enemigo muy poderoso. Sam también compartía su desconfianza.

– Creo que han huido –dijo la Gran Consejera –. Al igual que agacharon la cabeza durante la guerra contra Lex, ahora han decidido largarse ante la llegada de los daxamitas.

– Es muy probable, si –dijo Lena mientras se llevaba la mano al mentón pensativa –. Pero yo creo que hay algo más. Esos tres planean algo, tengo la impresión de que conspiran contra mi desde que llegué al trono. Cat Grant también comparte mis sospechas, tiene gente vigilándoles; aunque, todavía no han encontrado nada que demuestre su traición.

No muy lejos de ellas, sentada en su asiento en la mesa, Andrea, que era una de las primeras en llegar, no pudo evitar escucharlas disimuladamente. También disimulaba su preocupación. Ella sabía donde se encontraban los tres nobles y lo que estaban tramando y, tarde o temprano, tendría que contárselo a Lena, algo que la estremecía. No quería ni imaginar como iba a reaccionar Lena cuando supiera que conocía esa información y que se la había ocultado.

Ella tenía sus razones, ya que no tenía pruebas y se arriesgaba a hacer caer en desgracia a su familia y tampoco podía contárselo en confidencia, ya que Lena no quería ni verla. Sin embargo, en los últimos días, su relación se había normalizado más. Aunque aún no la había perdonado del todo, Lena ya no era tan fría con ella y la trataba con más amabilidad. El saber la verdad sobre por qué le rompió el corazón y el haber traído de vuelta a la kryptoniana ayudaron a ello.

Sin embargo, todo eso se podía perder si Lena le echaba en cara el haberle ocultado algo tan grave. Afortunadamente para ella, ese mismo día, en ese mismo Consejo , otra persona iba a ser la encargada de hacer saber a Lena las verdaderas razones de porqué Maxwell, Veronica y Morgan estaban en el extranjero.

Poco a poco, los demás miembros fueron llegando y colocándose en sus respectivos asientos. Kara y Alex llegaron juntas. La kryptoniana miró a Lena con preocupación. Lena aparentaba en todo momento serenidad y fortaleza, pero ella había estado a su lado en los momentos íntimos y sabía que por dentro estaba aterrada. Los daxamitas estaban a punto de llegar y, si no lograban detenerlos, todo estaría perdido. El Imperio que crearon sus antepasados sería destruido y su pueblo se vería obligado a elegir entre el exterminio o la esclavitud.

Deseaba mucho ir hasta ella, abrazarla y consolarla, pero había que mantener las apariencias. Especialmente, en aquellos momentos en los que su madre entraba por la puerta. Con ella también tenía que mantener las apariencias mientras en privado se abrazaban y tenían conversaciones madre e hija donde Alura le comentaba lo orgullosa que estaba de su rápido ascenso en la corte metropolitana y haberse ganado tan pronto la confianza de la reina. A Kara le sabía mal tener que mentir a su madre, pero no quería hacer nada que perjudicase su relación con Lena.

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