EPÍLOGO

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Era ya muy tarde, pero Sam se encontraba trabajando en su estudio bajo la luz de las velas. Esa noche ella y Alex habían hecho el amor. Sin embargo, mientras Alex se había quedado dormida plácidamente, ella no podía dormir, ya que estaba volviendo a tener esas pesadillas que llevaban un tiempo acosándola. Por ello, decidió regresar a su estudio y adelantar algo de trabajo para así tener al día siguiente más tiempo libre para pasarlo con Ruby.

Tras terminar de redactar unos documentos, decidió que ya era suficiente y debía volver a la cama, no fuera que Alex se despertara y se preocupase al no encontrarla. Empezó a recoger los pergaminos de la mesa sin darse cuenta de que, detrás de ella, la puerta de su armario, el mismo donde se escondió Lillian Luthor el día que vio el testamento, se abría sigilosamente.

Una vez terminó de recoger, se dio la vuelta con intención de irse. Su corazón dio un vuelco y su cuerpo se estremeció cuando vio frente a ella a Kelly Olsen mirándola con ojos llameantes.

– ¡A mi la Guardia! 

– No te esfuerces. Los soldados que vigilaban la puerta y esta zona del castillo están muertos. 

Alzó una de sus manos, en ella portaba un puñal con la hoja ensangrentada. Sam, cada vez más aterrada, comenzó a retroceder.

– ¿Qué... Qué vas a hacer...? –preguntó con voz temblorosa.

– ¿Creías que podías quitarme a Alex y salirte con la tuya? –decía Kelly con tono amenazante mientras avanzaba lentamente hacia ella con el puñal en alto.

– Yo... Yo no te he quitado a Alex... Ella te odia por ser una traidora...

– Las únicas traidoras que hay aquí sois tú y esa zorra que se atreve a llamarse reina. La muy perra traicionó a mi hermano después de seducirlo como la puta que es. Pero tú... Tú te has atrevido a quitarme a la mujer que amo. Tú, una maldita plebeya que se follaba al rey Lionel. Ahora, vas a pagar por todo lo que has hecho.

Sam continuó retrocediendo hasta que su espalda chocó contra la pared. Kelly se puso frente a ella colocando la ensangrentada hoja del puñal muy cerca de su vientre.

– Por favor... Kelly... No lo hagas... Tengo una hija... –dijo Sam entre lágrimas con tono de súplica.

– Una hija que, cuando crezca, será tan zorra como su madre.

– Por favor, Kelly... No quiero morir...

– Debiste haberlo pensado antes de quitarme a Alex. Las dos podíamos haber sido muy felices, pero tú tuviste que interponerte entre nosotras. Ahora muere, maldita perra...

– ¡Noooooooo!

Kelly hundió el puñal en el vientre de Sam, pero lo único que ocurrió fue que escuchó el ruido de algo metálico chocando contra el suelo. Bajó la mirada para ver que era y sus ojos se abrieron como platos cuando vio que la hoja del puñal estaba partida por la mitad.

Alzo la mirada y fue ella la que se estremeció cuando vio a Sam fulminándola con la mirada con su rostro envuelto en sombras.

Alzo la mirada y fue ella la que se estremeció cuando vio a Sam fulminándola con la mirada con su rostro envuelto en sombras

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– ¿Qué... Qué es lo que eres...?

La respuesta de Sam fue agarrarla del cuello con una mano y alzarla en alto.

– Humana patética ¿Cómo te has atrevido a semejante osadía? –le dijo con una voz que parecía distorsionada – Los humanos no sois más que ratas y a las ratas se las extermina.

Con un solo movimiento de la mano con la que la tenía agarrada, le rompió el cuello a Kelly y arrojó su cadáver contra la pared. Kelly tuvo suerte de estar ya muerta, porque el impacto fue tan fuerte que casi todos los huesos de su cuerpo se rompieron en el acto.

Sam, mientras, sonrió de una forma diabólica mientras sus ojos se iluminaban en rojo durante unos segundos.


FIN




Resurgence ha terminado, pero esta es solo la primera parte de una trilogía que continuaré más adelante. Próximamente llegará la segunda parte, titulada El Reinado.

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