METRÓPOLIS

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Sam y Alex se habían quedado solas, ya que, después de que Kara y Andrea se marchasen, J'onn se marchó a discutir la estrategia con los altos mandos del Ejército Real. Una vez solas, ambas se abrazaron y se dieron un gran beso en los labios. Luego se quedaron abrazadas, con Sam apoyando el rostro sobre el hombro de la pelirroja.

– Tengo miedo, Alex. No es que desconfíe de Kara, pero temo que ella y Andrea no puedan conseguirlo y que Lena jamás regrese.

– Tenemos que tener fe en que lo conseguirán, no nos queda más remedio.

Sam se separó de ella y la miró con un brillo en los ojos.

– Por desgracia, no puedo permitirme eso. Soy la Gran Consejera y, además, también soy la regente, tengo que estar preparada para lo peor.

Alex asintió.

– Lo comprendo.

Sam sonrió con congoja.

– Ven, quiero que me acompañes a una cosa.

Aunque extrañada, Alex accedió y siguió a Sam, que la llevó por los pasillos de la fortaleza hasta unas escaleras que bajaban. Estas daban a una de las plantas subterráneas del castillo que terminaban en un enorme pasillo por el que se pusieron a caminar.

– Tenía previsto bajar aquí sola –decía Sam –, pero quiero que me acompañes.

– ¿Por qué? –preguntó Alex extrañada.

– Porque no quiero guardarle más secretos a la mujer que amo.

Llegaron hasta una enorme puerta blindada que bloqueaba el pasillo.

– ¿Dónde estamos? –preguntó Alex ceñuda mirando la gran puerta de acero que se erguía frente a ellas. En ella, un gran relieve con forma de serpiente rodeaba el emblema de la Casa Luthor, el cual consistía en dos líneas rectas, una horizontal y otra vertical, que se juntaban formando una gran L mayúscula. En los estandartes y en el escudo real, las dos líneas eran de gules sobre un fondo de sable. 

– Bienvenida a las arcas del estado

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– Bienvenida a las arcas del estado.

Alex se sorprendió.

– Pero ¿No debería haber soldados vigilando?

– No es necesario. Esta puerta es de acero kryptoniano, casi imposible de romper. Solo se puede abrir con una llave como esta –sacó de su escote un objeto metálico con forma ojo –. Solo hay dos copias en el mundo y las tenemos Lena y yo.

– Esperemos que la de Lena no haya caído en manos de Rhea.

– Tranquila, Lena no suele llevarla encima. La guarda a buen recaudo.

Sam se acercó a la parte de la puerta donde estaba la cabeza de la serpiente, la cual tenía las cuencas de los ojos vacías.

– Según nuestra mitología, esta es Raghtar, la guardiana del inframundo. Los dioses le robaron sus ojos y solo dejaba pasar a quién le devolviera, al menos, uno de ellos.

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