OCÉANO NEGRO

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La Waverider avanzaba lentamente por aquel inmenso mar de aguas cristalinas. Sara y Ray se encontraban en proa mirando al frente muy serios.

– Esto me huele a trampa, capitana.

– A mí también. Pero, no te preocupes. No elegí este lugar por casualidad. Con estas aguas tan claras, Gideon podrá ver cualquier barco que se acerque a leguas de distancia y el viento nos es favorable para escapar.

– No sé, capitana. Me resulta muy raro que la Comodoro Sharpe quiera una reunión poco después de escapar de ella en Isla Tortuga.

– Por eso se que no está mitiendo. No creo que sea tan estúpida para intentar un engaño como ese después de lo de Tortuga. Está claro que quiere decirnos algo. Aún así, no pienso bajar la guardia.

Mientras hablaba, la mente de Sara retrocedió unos días, cuando aquel halcón se posó sobre el barco con un mensaje enrollado atado a una de las patas. Dicho mensaje tenía el sello de la Armada Real Metropolitana y estaba firmado por Ava Sharpe, quién le concedía una tregua en su persecución para tener una reunión con ella en zona neutral para hablarle de algo urgente. Sara se lo pensó mucho, pero finalmente escribió un mensaje de respuesta y lo ató a la pata de ese halcón, el cual salió volando, emprendiendo el camino de regreso.

En el mensaje, Sara le escribió que aceptaba la reunión, pero puso condiciones. Le escribió las coordenadas donde debían encontrarse y dejó claro que ni el Office ni ningún otro barco, ni tan siquiera mercante, debía encontrarse cerca. En cuanto viese uno, se largaría.

Sara, aunque disimulaba su temor mejor que Ray, también estaba inquieta. Si Gideon gritaba "¡Barco a la vista!" ordenaría inmediátamente la retirada y, por mucha curiosidad que tuviera, se quedaría sin saber lo que Ava quería decirle.

No obstante, lo que gritó Gideon desde el puesto de vigía fue muy diferente.

– ¡Capitana! ¡Estoy viendo algo a babor!

– ¿Es un barco? –preguntó Sara en voz alta sin despegar la vista del mar.

– ¡No, es muy pequeño! ¡Creo que es un bote!

– ¡Charlie! ¡Pon rumbo a babor! ¡Gideon! ¡Mantén los ojos abiertos en todo momento por si ves algún barco acercándose!

Charlie obedeció y giró el timón. A medida que el barco se acercaba, Sara y Ray pudieron ver el bote, sobre el cual había tres personas. En cuanto los tuvieron más cerca, pudieron ver que se trataba de Ava, Rip y Gary.

Cuando los tres subieron al barco se encontraron con la tripulación de la Waverider recibiéndoles con los sables desenfundados.

– Hemos venido solo a hablar –dijo Ava alzando las manos –. No llevamos armas.

Sara se colocó ante ellos con los brazos en jarras.

– ¿Qué os trae por mi nave?

– ¿Tu nave? –dijo Rip con una sonrisa sarcástica – Era mi nave antes de que tú me la quitaras.

Sara también sonrió de forma sarcástica.

– Yo no te quité nada. Ellos me eligieron capitana después de que los salvara de Mallus. Tú los dejaste a merced de ese demonio.

Rip la miró desafiante.

– Tenía que detener a ese demonio a toda costa. Amenazaba con arrasar todo el mundo.

– Ya, usándonos como cebo. Cómo buscar nuevos tripulantes no es un problema para ti.

Rip empezó a ponerse furioso.

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