METRÓPOLIS

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Lillian Luthor descansaba en el inmenso jardín del palacete de verano de la familia real, ahora convertido en su residencia. Lena la había enviado a vivir a ese lugar poco después de subir al trono. No se atrevía a desterrarla, puesto que seguía siendo la Reina Madre. Sin embargo, quería tenerla alejada de la corte, donde ella había ejercido un gran poder e influencia mientras Lex se encontraba fuera tratando de conquistar el mundo.

Sentada frente a una pequeña mesa, a la sombra de un gran árbol, removía una taza de té cuando un criado llegó anunciando que tenía visita. Una visita que no esperaba, pero que no le sorprendió que estuviera allí en esos momentos, ya que sabía que estaba recorriendo los reinos en busca de aliados, aunque desconocía que tramaba. Sonrió maliciosamente cuando vio a la mujer pelirroja acercarse a la mesa y sentarse frente a ella.

– Penelope Blossom ¿A qué debo el placer de tu visita?

La mujer pelirroja también sonrió maliciosamente.

– ¿Es que una Reina Madre no puede visitar a otra?

La sonrisa de Lillian se volvió irónica.

– Que yo sepa, ya no eres la Reina Madre de Riverdale, ni la Reina Madre de nada. La nueva Reina Madre es tu suegra, esa vieja loca que aún no se como sigue viviendo ¿Has olvidado que tu hija te desterró?

A Penelope no le hizo gracia ese comentario, pero no perdió la sonrisa.

– Es solo un malentendio. Algún día, Cheryl rectificará.

Lillian levantó una ceja.

– ¿Un malentendido...? Puede que lograras hacer pasar el envenenamiento de tu esposo por un suicidio, pero muchos sabemos lo que pasó de verdad. Uno de ellos, tu hija.

Finalmente, la pelirroja se puso seria.

– Cheryl debería agradecérmelo. Gracias a eso, ella es ahora la reina. Además, vengué la muerte de su hermano. 

Lillian meneó la cabeza.

– Solo en un reino como Riverdale un rey asesinaría a su propio heredero.

– Jason iba a renunciar al trono y a fugarse con una de sus primas de la Casa Cooper ¿qué esperabas? Incluso la dejó embarazada. Por suerte, no llegaron a casarse y esos niños son unos bastardos, de lo contrario, Cheryl tendría dos primos que le disputarían el trono. 

– Sin embargo, los ha adoptado. Creo que quiere que alguno de los dos sea su sucesor en el futuro. Ya que no se le ve intención de casarse y tener hijos.

– No vas mal encaminada. Son hijos de Jason y ya sabes lo unida que estaba a su hermano. Incluso no le importaba casarse con él para mantener la tradición.

Lillian ahogó una mueca de repugnancia. No le hacía mucha gracia esa tradición que tenía la Casa Blossom de casarse entre hermanos. Los Luthor también defendían la pureza de la sangre, pero sin llegar a esos extremos.

– Estoy al tanto de vuestras tradiciones. Pero, no creo que Cheryl haya decidido renunciar a tener descendencia propia solo por eso. Por ahí se dice que le gustan "otro tipo de compañías"...

Penelope lo disimuló, pero aquel comentario hizo que le hirviera la sangre, algo que Lillian notó, dibujando una sonrisa diabólica en su rostro.

– Tengo entendido que ha nombrado como principal Consejera a una chica del clan de los Serpientes. Una joven de piel oscura que le susurra al oído por el día y calienta su cama por las noches...

La pelirroja ya no lo pudo soportar y dio un manotón sobre la mese.

– Dejemos ya de lado los temas familiares –dijo con brusquedad –. No se por qué, cada vez que hablamos tenemos que sacarnos los trapos sucios de nuestras respectivas familias.

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