Sentada en el gran trono de piedra, Lena recibió uno a uno a los cientos de ciudadanos que habían acudido de todas partes del Imperio para ver a su reina y pedirle ayuda. La cola era tan larga que salía de la Fortaleza Luthor y recorría varias calles de la ciudad. Aquellas eran las primeras jornadas de puertas abiertas que se celebraban en más de cien años y Lena se había hecho ya muy popular pese al poco tiempo que llevaba reinando.
Uno a uno, fue recibiendo a los ciudadanos, escuchando atentamente sus peticiones mientras, al lado de ella, Sam tomaba notas sentada tras una pequeña mesa que había sido colocada allí, puesto que todas una de las peticiones se iban a abordar en los siguientes Consejos.
Lena estaba dispuesta a atender a todas y cada las peticiones, por muchas que estas fueran, igual que hizo su antepasado, Lorian el Conquistador, principal impulsor de esas jornadas en Metrópolis. No pensaba hacer como los últimos reyes Luthor que aún siguieron haciendo esas jornadas antes de que estas cayeran el el olvido, que no era otra cosa que fingir que escuchaban las peticiones de la gente y luego no hacer nada. Lena se había propuesto ser una gran reina y atender todas las peticiones de su pueblo, aunque no sabía que aquello fuera a ser tan agotador.
Por suerte, Kara estaba allí con ella. De píe, en uno de los extremos de la sala, la kryptoniana la observaba atentamente. De vez en cuando, Lena giraba la cabeza para mirarla y le sonreía, sonrisa que ella le devolvía. Se había propuesto permanecer allí todo el día, dispuesta a proteger a su amada por si algún asesino trataba de acceder a ella haciéndose pasar por uno de los visitantes. Afortunadamente, su condición de kryptoniana hacía que pudiera estar allí de píe todo el día sin mostrar cansancio, lo que hacía que no tuviera que ser relevada, como los soldados de la Guardia Real.
Finalmente, tras un día agotador, Lena recibió al último de los visitantes y pudo ponerse fin a la jornada. Sam se relajó al tiempo de dejaba la pluma en el tintero –el cual hubo que rellenar varias veces a lo largo del día –mientras se quejaba de dolor.
– Tengo la mano destrozada –dijo mientras se frotaba la muñeca –. Esta noche, Alex va a tener que hacer todo el trabajo –dijo para sus adentros.
Lena le dedicó una sonrisa irónica.
– Pues, si supieras como tengo el culo de estar todo el día sentada en esta piedra.
Sam tuvo deseos de reír, pero se contuvo.
– Ya te dije esta mañana que podríamos haber puesto almohadas.
– Hubiera sido un alivio, si. Pero Lorian el Conquistador construyó este trono porque consideraba que un rey o una reina no debía sentirse cómodo en su trono. Puede que mis antepasado más cercanos olvidaran esto, pero yo no.
Sam se recostó en el respaldo de su silla y suspiró.
– Ha sido un día muy largo. Estoy agotada.
– Será mejor que descanses. Ya me encargo yo de clausurar el acto y los demás asuntos que haya que atender. Tómate lo que queda del día libre –bajó más la voz para hablarle en confidencia –. Ve a ver a Ruby y luego pasa más tiempo con Alex, que lo estarás deseando. Ya mañana empezarás a clasificar las peticiones más urgentes, quiero que se aborden en el próximo Consejo.
Sam asintió con una sonrisa, se puso en píe y empezó a recoger los pergaminos que había sobre la mesa, en los cuales había anotado todas las peticiones. Mientras, Kara se acercaba a ellas.
– Ha sido fantástico –dijo asombrada –. No me imaginaba que fuera a venir tanta gente en la primera jornada.
– Yo tampoco –respondió Lena muy satisfecha –. Sobre todo, con la mala fama que hemos tenido los Luthor en el último siglo.
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RESURGENCE
FanfictionLa ciudad de Argo es lo único que queda de una poderosa y avanzada civilización que dominó el mundo hasta que un cataclismo destruyó la capital de su imperio, Krypton. Ahora, los kryptonianos se dedican a ayudar a los reinos humanos para ir por el b...