El sonido del cuerno proveniente de la ciudad llamó la atención de todos los comandantes que luchaban en la batalla. Incluso de la propia Rhea. Todos miraron como las grandes puertas de la muralla se abrían y por ellas aparecía la reina sobre un caballo y vestida con una armadura escoltada por varios soldados de la Guardia Real, todos también a caballo.
La reina se dirigía hacia el campo de batalla, hacia el lugar donde se encontraba Rhea. J'onn había recibido instrucciones de la propia reina de enviar soldado para que le abrieran camino, pero no fue necesario. Al verla salir de la ciudad, la reina daxamita ordenó a sus tropas abrirle un camino. Sabía que Lena no iba a ser tan estúpida de intentar matarla; mucho menos, teniendo a la kryptoniana como rehén.
Una vez llegó hasta donde estaban, Lena quedó horrorizada al ver a Kara de rodillas, debilitada a causa de la kryptonita y con Rhea agarrándola de sus dorados cabellos. No tardó en fulminar con sus ojos verdes a la reina daxamita.
– ¿Qué le has hecho?
– Sólo le he dado una lección a esta impertinente –respondió Rhea con voz de superioridad –. Se ha atrevido a desafiarme, y estas han sido las consecuencias.
Lena se fijó entonces en las uñas que Kara tenía clavadas en el abdomen y su furia aumentó.
– Le advertí que ibas a jugar sucio y veo que no me equivoqué.
La reina daxamita soltó unas carcajadas.
– Veo que aprendiste mucho de mi el tiempo que pasamos juntas –puso una sonrisa más perversa –. Me dolió mucho que te fueras sin despedirte –dijo con sarcasmo –, pero fue tan agradable tu compañía que estoy dispuesta a dejarte vivir si te arrodillas ante mi ahora mismo y me juras lealtad. Incluso te permitiré quedarte con la kryptoniana como mascota. Pero, primero tienes que rendir la ciudad y a tus ejércitos.
– ¡Eso nunca! –respondió Lena desafiante.
Rhea arqueó las cejas.
– Creía que habían venido hasta aquí para rendirte. Dime, entonces, a que has venido. Porque, solo me basta con chasquear los dedos y mis tropas caerán sobre ti y tu guardia.
Lena empezó a hablar con su voz de reina.
– He venido a advertirte, Rhea, reina de los daxamitas. Tú y tus soldados estáis a punto de morir. Marchaos, ahora que estáis a tiempo. Cruzad de nuevo el Océano Negro y no volváis jamás. De lo contrario, tú y los tuyos no veréis el día de mañana.
La respuesta de Rhea fueron unas carcajadas más fuertes.
– Eres más necia de lo que creía ¿De verdad crees que puedes ganar? Mira a tu alrededor. Tus tropas están resistiendo, lo admito, puede que contengan a mi ejército durante algunas horas. Pero, ya he visto esto muchas veces. Al final sucumbirán y nada impedirá a mis soldados arrasar la ciudad. Esta batalla estaba sentenciada antes de comenzar.
Para sorpresa de todos los presentes, Lena adoptó un tono más de súplica.
– Rhea, por favor, márchate o deja que tus soldados se marchen. Aún estáis a tiempo de salvar la vida.
Rhea no daba crédito a lo que estaba escuchando. No entendía la actitud de la reina metropolitana. Kara, en cambio, si sabía cual era el as en la manga que tenía Lena y estaba viendo como trataba deseseradamente de no tener que utilizarlo, como había hecho ella al desafiar a Rhea. Pese al terrible dolor que sentía en aquellos momentos, no pudo evitar sentir felicidad al ver que Lena seguía siendo la mujer de la que se había enamorado.
– Ya está bien de tonterías –replicó Rhea, que ya empezaba a estar molesta –. No se que jueguecito te traes, pero de nada te servirán tus trucos contra mi gran ejército. Te diré lo que voy a hacer. Primero le arrancaré la cabeza a esta kryptoniana delante de tus narices y luego te obligaré a contemplar como tus ejércitos son aplastados y como tu querida Metrópolis es destruida y su gente aniquilada, hasta el último niño. Después, ya veré que hago contigo.
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RESURGENCE
FanfictionLa ciudad de Argo es lo único que queda de una poderosa y avanzada civilización que dominó el mundo hasta que un cataclismo destruyó la capital de su imperio, Krypton. Ahora, los kryptonianos se dedican a ayudar a los reinos humanos para ir por el b...