METRÓPOLIS

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Kara finalmente se libró del corrillo de gente a cuyas preguntas había estado un buen rato contestando. Buscó con la mirada a Alex y frunció el ceño cuando la vio conversando con el Gran Comandante del Ejército Real. Cuando vio que la conversación había terminado y que el tipo se largaba después de que ambos se despidieran con un apretón de manos y dedicándose sendas sonrisas, decidió acercarse.

– ¿A que viene todo esto? –preguntó extrañada.

Alex la miró con una sonrisa de entusiasmo.

– Me ha ofrecido un cargo en el Ejército Real.

Kara arqueó las cejas.

– Increíble. Parece que tenías razón en lo de participar en ese torneo.

– No es solo por el torneo, boba. Él y mi padre combatieron juntos en la guerra contra Lex. No llegué a conocerle, pero Jeremiah le habló muy bien de mí y estuvo al tanto de mis victorias con las milicias. Además –se puso un poco seria –, sabe a lo que hemos venido –Kara abrió mucho los ojos y la boca, pero Alex se le adelantó antes de que pudiera decir algo –. Tranquila, nos apoya y mantendrá el secreto.

– ¿Confías en él?

Alex se apresuró a asentir.

– Ha sido siempre un fiel servidor de la Casa Luthor pero, cuando Lex comenzó con sus locuras, fue de los primeros en oponerse a él. Por no hablar de que mi padre combatió a su lado durante tres años.

– Entonces, bien. Esto nos pondrá más fáciles las cosas para proteger a Lena –de pronto, frunció el ceño y se puso a buscar con la mirada entre la multitud –. Por cierto ¿Dónde está ella ahora? No se la ve en la fiesta.

– Estará reunida en privado con la Gran Consejera –puso una sonrisa picarona –. Estuvo hace poco aquí hablando conmigo.

Kara también sonrió.

– Así que esa es la razón de que los recuerdos de Maggie ya no te atormenten –volvió a ponerse seria –. Pero, no te hagas muchas ilusiones con ella. Es la Gran Consejera de la Reina, no creo que esté a tu alcance.

Alex se puso seria, pero asintió resignada. Al ver su estado de ánimo, Kara se acercó a ella y le acarició la mejilla.

– No te lo tomes a mal, pero no quiero que vuelvan a romperte el corazón. Todavía recuerdo lo mal que lo pasaste con Maggie.

Alex sonrió con congoja y ambas se abrazaron.

– Debemos centrarnos en nuestra misión –dijo Alex.

Kara asintió y volvió a buscar con la mirada a Lena sin encontrarla.

– Deberíamos buscarla. Puede que estemos en una de las fortalezas más seguras del Continente, pero tengo un mal presentimiento.

Alex asintió y las dos se encaminaron hacia fuera de la fiesta.

No eran las únicas que buscaban a Lena. Andrea se abría paso entre la multitud buscándola desesperadamente con la mirada sin ningún éxito. Cuando se dio cuenta de que la reina había salido de la fiesta, la angustia creció dentro de ella. Si había ido a una zona más privada, el asesino lo iba a tener más fácil para matarla.

No debía perder tiempo. La mejor manera de encontrar a Lena era empleando los poderes de Acrata. Sin embargo, aquel no era el lugar para hacerlo. A parte de estar lleno de gente, había demasiado luz para utilizar un poder proveniente de las sombras. Así que se apresuró a buscar un lugar más oscuro y privado.

***

La Fortaleza Luthor era tan grande que sus pasillos llegaban a ser un auténtico laberinto para quién no viviera allí. Por ello, Lena y Sam caminaban por ellos sin problema alguno mientras conversaban.

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