Alex se sobresaltó cuando despertó y vio que Sam ya no estaba a su lado y el muro de lianas había desaparecido. Se incorporó y la buscó con la mirada sin obtener ningún éxito antes de ponerse en píe de un salto y comenzar a vestirse a toda prisa.
Empezó a bordear aquel estanque, que parecía un lago, hasta que, tras unos árboles, encontró una pequeña, pero elegante, caseta que parecía una casa de muñecas gigante. A Alex no le costó adivinar que aquel era el lugar donde vivía aquella niña. No parecía un mal lugar para vivir, ya que el lugar parecía muy acogedor, pero la niña debía sentirse muy sola en aquella zona de los jardines cuyo acceso era restringido.
Cuando estaba ya muy cerca, la puerta de la caseta se abrió, saliendo por ella Sam y la niña.
– Ahora tengo que irme, cielo. Tengo asuntos que atender. Pero, tranquila, que vendré a verte para que podamos comer juntas.
– Está bien –dijo Ruby con resignación. Aunque, por la expresión de su rostro, se veía que no estaba nada conforme.
Sam se sorprendió cuando vio a Alex allí y la niña sonrió al verla.
– Disculpa, Alex. Creía que seguirías durmiendo. Precisamente, ahora iba a despertarte.
– Puede quedarse ella un rato –dijo la niña en plan de súplica con una sonrisa.
– Ella también tiene asuntos que atender –le replicó Sam y la niña volvió a ponerse seria, algo que entristeció a Alex –. Y más te vale no decirle a Lena que ha estado aquí si quieres volver a verla por aquí ¿Entendido?
– De acuerdo, madre –volvió a decir la niña resignada.
Sam también se sintió mal al ver a su hija así y le dio un abrazo de despedida.
– Te quiero mucho –dejó de abrazarla y se la quedó mirando con las manos sobre los hombros de la niña –. Ahora, ve a jugar con lo patos.
La niña asintió con una sonrisa, se despidió de Alex y se marchó. Alex la siguió con la mirada hasta que desapareció tras los árboles y luego miró a Sam, quién se acercaba a ella con una sonrisa de congoja.
– Me gustaría quedarme más tiempo con ella pero, por desgracia, Lena ha convocado un Consejo para esta mañana y ya estamos llegando tarde. Así que será mejor que nos demos prisa.
– ¿No sabía nada? –dijo Alex ceñuda.
– Es que no lo tenía planeado. Por lo visto, anoche, en la boda, le comunicaron algo que le hizo convocar con urgencia un Consejo para hoy. Será mejor que nos vayamos cuanto antes. No es propio de mi llegar tarde a los Consejos y Lena podría sospechar.
Alex asintió. Ella y Sam se besaron en los labios y emprendieron el camino de regreso. Sam salió de aquel recinto por el camino mientras que, para no ser vista por los soldados que custodiaban la entrada, Alex salió como había intentado entrar, agazapada entre la maleza, sin el peligro de que las lianas la atacasen, ya que Sam las controlaba.
Una vez fuera y lejos de la vista de los soldados, ambas mujeres regresaban al interior del castillo por uno de los caminos.
– Debe sentirse muy sola allí –dijo Alex tras un rato en silencio.
Sam asintió con cara de culpabilidad.
– Voy a verla siempre que puedo. Aunque, por desgracia, los asuntos de estado me tienen muy ocupada.
Alex frunció el ceño.
– Pero ¿Por qué seguís teniéndola escondida? Entiendo que lo hicierais antes, ya que las madres solteras no son bien vistas en palacio. Sin embargo, ahora Lena es la reina y, si no tuvo reparos en nombrarte Gran Consejera siendo plebeya, no le costaría nada dejarte reconocer a tu hija.
ESTÁS LEYENDO
RESURGENCE
FanfictionLa ciudad de Argo es lo único que queda de una poderosa y avanzada civilización que dominó el mundo hasta que un cataclismo destruyó la capital de su imperio, Krypton. Ahora, los kryptonianos se dedican a ayudar a los reinos humanos para ir por el b...