SUR DE RIVERDALE

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La mejor forma de entrar en el reino de Riverdale sin llamar la atención era por las montañas del Norte, un lugar peligroso lleno de terribles criaturas, como arañas y murciélagos gigantes o trolls de las cavernas, donde era muy fácil perderse y desaparecer para siempre. Afortunadamente, las habilidades de Alex como guerrera y su experiencia en la guerra hicieron que ella y Sam salieran sanas y salvas de aquel infierno y pudieran cruzar la frontera, poniendo rumbo a Thornhill, la capital del reino.

Sin embargo, las dos mujeres estaban lejos de estar seguras. Se encontraban en el sur de Riverdale, quizá el lugar más peligroso de aquel reino, puesto que era territorio de los dos grandes clanes sureños: los Serpientes y los Espectros.

Los territorios controlados por los Serpientes se presentaban menos peligrosos. Los Serpientes eran menos despiadados que los Espectros y, además, mantenían una frágil alianza con la Corona. Esta siempre se había mantenido neutral en los enfrentamientos entre ambos clanes por el dominio los territorios del sur. Pero, cuando los Espectros iniciaron una gran revuelta apoyados por la Casa Lodge, la reina Cheryl rompió esta neutralidad y selló la alianza con los Serpientes. 

Empezaba a hacerse de noche y quedarse a dormir en esos bosques tan peligrosos era prácticamente un suicidio, Afortunadamente, lograron llegar a una aldea protegida por un muro donde había una posada en la que podrían pasar la noche. Tras pedir una habitación, fueron a cenar algo. Mientras buscaban una mesa libre, no paraban de sentir las lascivas miradas de los hombres que había allí cenando y emborrachándose. Alex no dudó en empuñar con fuerza la empuñadura de su espada mientras los miraba de reojo. Afortunadamente, ninguno de ellos las importunó aquella noche.

Se sentaron en una de las pocas mesas que quedaron libres y el posadero fue a atenderlas.

– ¿Qué desean cenar, señoritas?

Alex sintió el olor a pollo asado, uno de sus platos favoritos.

– Me apetece pollo asado.

Sam soltó unas carcajadas.

– Mi compañera es muy bromista ¿Qué es lo más barato que tiene para dos viajeras de camino a Thornhill para intentar buscar una forma de ganarse la vida?

– Por dos monedas de plata pueden disfrutar de una jarra de cerveza y elegir entre un plato de judías o uno de revuelto de trigo –Alex ahogó una mueca de repugnancia.

Sam eligió el revuelto de trigo y Alex las judías. Cuando el posadero se fue tras tomar nota, Alex se acercó más a Sam para hablarle en confidencia.

– Me apetecía el pollo asado –dijo fastidiosa.

– El pollo asado es comida de nobles –replicó Sam –, inaccesible para los plebeyos. Lo se por experiencia. Se supone que vamos de incógnito. Si nos ven comiendo pollo asado deducirán que somos de alta cuna y sospecharán de nosotras.

Alex asintió resignada y Sam sonrió de forma enternecedora mientras posaba una de sus manos sobre una mano de ella.

– No te preocupes, Alex. Cuando regresemos a la Fortaleza Luthor, podrás comer todo el pollo asado que quieras.

Alex forzó una sonrisa para disimular lo nerviosa que estaba en aquellos momentos. Sentir la suave mano de Sam hizo que toda su piel se erizara y todo su cuerpo temblase.

El posadero sirvió la cena y las dos cenaron entre una agradable charla. Después suvieron a dormir para salir al día siguienta a primera hora. Habían pedido una habitación con dos camas, pero solo quedaba libre una que solo tenía una cama.

– Yo puedo dormir en el suelo –dijo Alex –. En la guerra lo hacía.

– De eso nada. La cama es lo suficiente grande para las dos.

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